¿La mala suerte?

La idea del acto aleatorio la ha difundido la fiscalía y tiene mucho que ver con el crimen perfecto: nada que relacione al asesino con su víctima. En Extraños en un tren, Patricia Highsmith escribe casi un ensayo sobre ese tipo de crimen: dos hombres que odian cada a uno a una persona, deciden intercambiar los asesinatos: que cada uno mate al que le hace la vida imposible al otro. ¿Por qué? La idea es que no se conecte nunca al asesino con la víctima. Pero incluso en la literatura había una razón. Como dice Pablo Guimón en El País: Celia Barquín salió a jugar al golf y él salió a matar. Como dice el fiscal, su asesinato es producto de la mala suerte. La mala suerte de una chica que se encuentra con un asesino y depredador sexual que había anunciado sus intenciones: lo aleatorio a lo que se refiere el fiscal se refiere a la víctima, no al crimen. Si la justicia no puede corregir la ‘mala suerte’ de la asesinada, sí la buena suerte del asesino.