Duelo de tronos
Entre esas obligaciones se incluye no dar espectáculos como ese ni generar debates nacionales sobre la relación entre suegras y nueras o cómo tratar a una abuela
undefinedRoberto Cuadrado
Madrid
Me imagino que todos conocemos la frase proverbial de que en ocasiones los árboles nos impiden ver el bosque. Hoy creo que toca aplicarla a un asunto del que todos –o casi todos– hemos hablado en las últimas 48 horas, pero que entre la cuchufleta que genera, los chascarrillos, el ruido por el máster a medida de Cifuentes e incluso por la chilena de Cristiano, pues igual ha quedado un pelín desenfocado, o disimulado; no en su presencia, porque se ha colado en todas las conversaciones, sino en la valoración de su importancia o de su gravedad.
Me refiero al famoso rifirrafe de las reinas, Letizia y Sofía, Sofía y Letizia, con las niñas –hijas o nietas– de por medio. Han pasado 48 horas y nadie ha dado una explicación oficial de lo sucedido, cosa que debe ser bastante complicada –ya lo entiendo– pero para una institución cuya modernidad, cuya vigencia, cuya razón de ser digamos que cuando menos es discutible, pues ese silencio yo creo que le provoca un desgaste notable. Entre otras cosas porque nos invita a preguntarnos: si la familia real, por ser quien es, tiene una serie de privilegios, ¿tendrá también sus obligaciones, no? ¿Sus servidumbres? Y entre esas obligaciones se incluye no dar espectáculos como ese ni generar debates nacionales sobre la relación entre suegras y nueras o cómo tratar a una abuela.
![](https://cadenaser.com/resizer/v2/WFMAOOTT6ZOE7OBDI35FLYV7YY.jpg?auth=e4dc11c375a5a8ad68a1cfe10144e39eb2a0ca23021f83947bcfa734fbc58ff5&quality=70&width=650&height=780&smart=true)
Cadena Ser
![](https://cadenaser.com/resizer/v2/WFMAOOTT6ZOE7OBDI35FLYV7YY.jpg?auth=e4dc11c375a5a8ad68a1cfe10144e39eb2a0ca23021f83947bcfa734fbc58ff5)
Cadena Ser
La familia real es también una familia irreal, precisamente por esas obligaciones; pero son las reglas del juego. Ya sé que a nivel práctico mucha gente pensará: ¿bueno, y a mi qué me importa que las reinas se lleven bien, mal o regular? ¿En qué afecta a mi vida? Pues posiblemente en nada o en mucho. Porque si esa familia que arropa al Jefe del Estado en un modelo eminentemente simbólico como es la monarquía, si no es capaz de soportar –y gestionar– ese peso como símbolo, pues igual la siguiente pregunta es: ¿y entonces de qué nos sirven?
El rey emérito metió la pata hasta el fondo con la famosa cacería de elefantes en Botswana y pidió perdón. Hoy las circunstancias son otras, no hay elefantes de por medio, pero… ¿no debería alguien decir algo? Se admiten apuestas.