Policías bajo sospecha

Madrid

Yo no sé si les pasa a ustedes, pero con determinadas profesiones, con determinados oficios, siempre he creído que incluyen un plus por parte de quienes lo ejercen.

Me pasa con los maestros, me pasa con las enfermeras, dos colectivos por cierto con unos niveles de estrés, y de presión, intolerables, y en esa lista de oficios sensibles o especiales, pues yo he incluido siempre a los policías; a los policías municipales, por ejemplo, que son un cuerpo de proximidad, muy pegado al ciudadano. Pero, claro, si un día te enteras de que algunos de esos policías, los mismos que patrullan la calle, que te ponen multas, que van armados. Si te enteras que ponen a parir a la alcaldesa de Madrid llamándola “vejestorio”, lamentan que no estuviera en el despacho de los abogados de Atocha cuando unos pistoleros fascistas les asesinaron, lanzan alabanzas a Hitler, se cagan en los inmigrantes y en los muertos de algún político como Pablo Iglesias o alguna periodista como Ana Pastor. Pues hombre, pues con todo esto te entran las dudas; y algo de miedo también. El caso lo ha destapado eldiario.es y la bola se ha hecho tan grande que un juez ha reclamado que sean identificados los autores de esas frases y que el ayuntamiento se esté planteando inhabilitarles.

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Porque es verdad que las conversaciones eran privadas, forman parte de un grupo de WhatsApp, pero a mí no me tranquiliza nada que tengamos en nómina a tipos de esta calaña. Si encima resulta que el agente que lo denunció ahora tiene que ir con escolta, pues apaga y vámonos.

Yo voy a seguir pensando que para hacerse policía –policía municipal en este caso– tiene que haber algo ahí muy íntimo, de vocación de servicio, de creerte de verdad lo que estás haciendo. Pero también pienso que en cualquier profesión si no te libras de las malas hierbas, de la gente tóxica, lo acaban contaminando todo.

Así que ya veremos cómo termina esta historia, este escándalo en la policía municipal de Madrid.

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