Un europeo avergonzado

Madrid

Algunos pensarán que se trata de una gran noticia y que introduce realismo en la actuación política; otros opinamos que es mala y que además da amparo a comportamientos vergonzosos.

Europa ya puede respirar tranquila –ese es el titular- porque una sentencia de la justicia comunitaria exime a los países miembros de la obligación de otorgar visados humanitarios a través de sus consulados. Hombre, tampoco dice que no deban darlos nunca -¡hasta ahí podríamos llegar!- pero otorga cobertura jurídica a lo que hizo, por ejemplo, el consulado belga en Líbano: negar ese visado a una familia cristiana de Alepo que alegaba el temor a sufrir persecución religiosa y aportaba como evidencia el secuestro y la agresión de uno de sus integrantes por quien tuvieron incluso que pagar un rescate.

Ese es el caso concreto que ha visto el tribunal de justicia de la Unión Europea y que va a servir para que cada gobierno actúe como considere oportuno; más o menos lo que estaban haciendo hasta ahora, pero con bendición legal.

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Tampoco hace falta ser como Hungría, cuyo parlamento ha aprobado hoy mismo la detención inmediata de todos los solicitantes de asilo, todos, y su internamiento inmediato en centros de reclusión mientras se tramite el expediente. No, no todos los países cometerán ese atropello, pero a partir de hoy los refugiados, los que huyen de una guerra como la de Siria ya no dispondrán de ese salvavidas automático. Y eso que el abogado general, el italiano Paolo Mengozzi, exigía a los estados una política de mano abierta; llegó a decir durante la vista que “en un momento donde se cierran fronteras y levantan muros, es crucial que los estados miembros no rehúyan sus responsabilidades”…pero el tribunal no le ha hecho caso; y hay que aceptar su decisión, así son las reglas.

Pero no sé ustedes…yo –personalmente- hoy me siento bastante menos orgulloso de ser europeo.

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