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LA OPINIÓN DE FRANCINO

La política gaseosa

A propósito de la quema de fotos del Rey y la detención de algunos miembros de la CUP: si alguien se decidiera algún día a racionalizar esfuerzos sería una gran revolución. Es más, sería el fin de la política gaseosa

La opinión de Francino (13/12/) - La política gaseosa

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Madrid

Dice el refrán que lo que mal empieza, mal acaba. Incluso suele acabar peor de lo que empezó…y yo no puedo quitarme hoy de la cabeza este dicho popular a propósito del follón que se ha montado por la quema de fotos del Rey y la detención de algunos miembros de la CUP; que por si alguien no lo sabe es socio estratégico del gobierno catalán, del Govern de la Generalitat.

La CUP es una formación independentista y antisistema, o alternativa al sistema; y por eso sus actuaciones suelen tener un aire de provocación, de desafío al orden establecido. A mí eso no me parece mal; forma parte del juego político y en política cada uno gesticula como cree conveniente. Pero el punto en el que nos encontramos, eso ya tiene algo de suma de despropósitos.

A mí, de entrada, -a mí, personalmente- que sea delito quemar o romper una foto del rey me chirría bastante porque al fin y al cabo se trata de un ejercicio de libertad de expresión. No me gusta esta persona, no me gusta esta institución, pues protesto. También podrían quemarse fotos de Rajoy, o de Puigdemont, o de Susana Díaz, me da igual. Eso para empezar…

Pero luego si la ley dice que no se puede hacer y un juez te cita para que te expliques y no vas, te arriesgas a que te lleven a la fuerza; que es lo que ordenó el Conseller de Interior de la Generalitat: envió a los Mossos a detener a esas personas. Y ahora resulta que el Conseller recibe hasta amenazas de muerte. Más despropósitos. Y para acabarlo de arreglar, hombre…que la Policía Nacional detenga a otros dos integrantes de la CUP cuando viajaban en autobús a Madrid en dirección a la Audiencia Nacional para apoyar a sus compañeros, pues suena un poco a sobreactuación…o a otras cosas que acaban en “on”.

Resumiendo: ¿qué tenemos ahora? Pues un pollo, un follón, más ruido, y más energía consumida cuando podría destinarse perfectamente a otros menesteres. Ayer hablábamos aquí en La Ventana de la racionalización de horarios; si alguien se decidiera algún día a racionalizar esfuerzos también sería una gran revolución. Es más, sería el fin de la política gaseosa. Pero me temo que ni ustedes ni yo lo vamos a ver, al menos de momento.

 
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