El milagro de Nueva Zelanda

Madrid

La noticia ha ocurrido en la otra punta del mundo, pero creo que merece la pena comentarla. El primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, ha anunciado que dimite…¡para poder dedicar más tiempo a la familia! No ha sido por ningún escándalo de corrupción, ni por líos en su partido – que, por cierto, también preside-, ni por haber perdido unas elecciones...no, no, qué va; dice en un comunicado que su esposa y sus hijos ya han hecho demasiados sacrificios, han sufrido demasiadas intrusiones en sus vidas y que ahora le toca a él; por eso el próximo lunes dejará el cargo.

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Vamos a ver, sin entrar en otros detalles como que este hombre es millonario, la verdad es que se trata de una historia muy poco frecuente, sobre todo a ese nivel tan alto; y sirve al menos para tres cosas: para subrayar la importancia de una buena conciliación entre trabajo y familia, para proclamar que una de las grandes revoluciones de este siglo tienen que ser el cambio de rol de los hombres, y para recordar que en España el promedio de tiempo que un padre –o una madre- pasa con sus hijos es de apenas dos horas al día. Y eso es una miseria, cuando debiera ser una prioridad.

O sea que si alguien da ejemplo de todo eso, en este caso desde la política y aunque esté en las antípodas, y aunque esté forrado a mí me parece una muy buena noticia; casi, casi un milagro.