Coger el toro por los cuernos

Madrid

No tengo ninguna intención de reabrir hoy el debate “toros sí, toros no”, debate perfectamente legítimo por otra parte, pero sí agarrarme a la última sentencia del Tribunal Constitucional para preguntarme: ¿hasta dónde llegará el desencuentro entre las instituciones catalanas y las del estado español? Pero sobre todo ¿hasta cuándo aceptaremos como algo normal el fracaso de la política en este asunto?

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Les pongo en antecedentes sólo para refrescar la memoria: hace más de cinco años que no se celebran corridas de toros en Catalunya porque el Parlament las prohibió. Y ahora el Constitucional las repone porque cree que se invadieron competencias estatales, ya que la fiesta taurina está declarada desde hace tres años patrimonio cultural. Vale; pero no nos engañemos: todo eso es munición, más madera para el problema de fondo, que no es otro que la relación entre Catalunya y el resto de España, o el encaje de Catalunya en España, me da igual ¿o es que alguien cree que en el debate de los toros, tanto en Catalunya como en España, no están los patriotas de turno repartiendo carnets de pureza?

Yo, personalmente, estoy hasta el gorro de unos y de otros. Sobre todo porque mientras discutimos de toros, de banderas y de estatuas perdemos energías para luchar contra el paro, la precariedad, la corrupción, la desigualdad, el machismo o la incultura. Y además el debate sobre Catalunya y España continúa bloqueado. Sólo podrá resolverse algún día con respeto a la ley y haciendo política, las dos cosas. Pero claro, ese asunto, que es algo muy serio, exige políticos capaces de coger el toro por los cuernos. Y me da que algunos de los de ahora no llegan ni a maletillas.