Cuestión de confianza

Madrid

Cualquiera de nosotros se pone a repasar su vida y a hacer lista de las personas que han sido importantes en algún momento, seguro, segurísimo que ahí aparecen –entre otras- las figuras del maestro y del pediatra. Dos oficios unidos por la atención, el cuidado y la formación de los niños; dos oficios enormemente valiosos que, sin embargo, no suelen obtener el retorno que se merecen. A nivel económico casi nunca, a nivel de reputación...hubo un tiempo en que eran más respetados, sin duda.

Hoy se cuestiona todo, y no está mal la capacidad crítica, ¡cómo va a estar mal!, pero otra cosa muy distinta es, por ejemplo, socavar la autoridad y el prestigio de los profesores ante los chavales; o darse un atracón de Internet y casi decirle al pediatra o a la pediatra de turno qué inyección, qué tratamiento o qué atención necesita su hijo. Y esas cosas, por desgracia, ocurren.

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Hoy se celebra el Día del Docente y el Día de la Pediatría y esta reflexión, que es sólo mía, ¿eh?, esta reflexión que acabo de plantearles, esa invasión de sus terrenos profesionales, me lleva a algo que considero crucial: la confianza. No puede existir ninguna relación sana sin confianza. Pero resulta que hoy sufrimos un déficit clamoroso en todos los terrenos. No hay confianza en los políticos, por descontado, ni en los banqueros; pero tampoco es que haya mucha ni en los periodistas, ni en los sindicatos, ni en los tribunales...bueno, la lista es larga y los motivos diversos, pero creo que ya es hora de frenar.

Yo propongo una campaña –una campaña cívica- para intentar que la confianza vuelva a instalarse en nuestras vidas y aprovecho para dar las gracias a pediatras y docentes. Les debemos demasiado como para no hacerlo. Y por algo se empieza.