Pobres niños
Me vienen hoy a la cabeza dos imágenes, que están conectadas por la presencia de niños pero en escenarios inadecuados, o directamente hostiles
Madrid
Dicen que cada día tiene su afán; yo diría que también su momento, su imagen. Y la imagen de este lunes doce de septiembre está asociada, sin duda, a los niños. El inicio del curso escolar, el regreso a las aulas, los lloros, el debate sobre los horarios, los deberes, la prueba de reválida…..todo eso que forma parte de nuestro paisaje cotidiano. Pero a mí me vienen hoy a la cabeza otras dos imágenes, que están conectadas por la presencia de niños… pero en escenarios inadecuados, o directamente hostiles.
En una de ellas aparece un hombre –posiblemente sea el padre- llevando en brazos a un bebé que ha salido ileso de uno de los últimos bombardeos en Alepo, en siria. Este niño, si algún día puede contar su historia, dirá que se libró por poco; y que hubiera sido muy mala suerte morir cuando faltaban pocas horas para la tregua. Una tregua que entra en vigor esta tarde, a las seis hora peninsular, pero que yo tengo muchas dudas de que vaya a ser la definitiva. Aunque… ¡ojalá!...porque cinco años de guerra, de barbarie, de matanzas…creo que son más que suficientes. Y la otra imagen –esta es de estados unidos, no sé si la habrán visto pero si no búsquenla- es la de unos padres tirados en su coche de cualquier manera, afectados por una sobredosis de heroína mientras su niño, de sólo cuatro años, aparece sentado en su sillita con cara de no entender nada. Esa foto la ha publicado la policía de Ohio y ahí también tengo dudas de si es correcto o no, de si tenían derecho a hacerlo por mucho mensaje antidrogas que quisieran transmitir. Pero lo que sí tengo claro es que ese niño no debería estar ahí; ni tampoco el niño de siria. Ni otros muchos condenados a situaciones indeseables, incluso muy cerca de nosotros. Hoy, cuando pasen revista con sus críos al primer día de clase –si es que lo hacen- acuérdense de que ellos son nuestro gran patrimonio; y nuestro futuro. Y que si somos incapaces de cuidarles, nos merecemos un suspenso general