La política que apesta

Madrid

Faltan apenas dos meses para las elecciones generales, para una de las citas....yo creo que más relevantes de nuestra historia reciente....y les confieso que tengo ganas, ¡muchas ganas!, de que se cumplan las previsiones de cambio, de fin de etapa; gane quien gane, gobierne quien gobierne después, pero por favor, que esto sea un fin de etapa, de cambio de ciclo. Porque el ambiente político ahora mismo está –al menos en algunos escenarios- tirando a nauseabundo. El cierre parlamentario de la legislatura, el último pleno del Congreso que incluía esta mañana preguntas al gobierno ha acabado en bronca, con descalificaciones, con algún insulto y con la constatación de que han sido cuatro años....no sólo difíciles y duros en términos sociales, sino de fracaso absoluto de la política, al menos si entendemos la política como instrumento de diálogo. En un lado Rajoy, encastillado en su discurso de que ha salvado a España poco menos que de la muerte; y en el otro, una oposición soliviantada por el uso que ha hecho el PP de la mayoría absoluta y que lanza por tierra, mar y aire la acusación de que el presidente es un embustero. Si esta es la conclusión, el mensaje, el legado de esta legislatura...tiene razón el portavoz del PNV, Aitor Esteban: "ya era hora de que terminara".

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Pero es que además, la misma mañana en que sus señorías se atizaban de lo lindo en Madrid,....en Barcelona el terremoto lo provocaba la detención del tesorero de Convergencia Democrática y de cuatro personas más, en relación con una supuesta trama de comisiones. El Huffington Post titulaba esta mañana –no sin mala leche- que esto es "el otro procés", en alusión al movimiento independentista del que forma parte Convergencia que, recordemos, todavía tiene sus sedes embargadas por orden judicial. Y desde luego está bien visto ese titular, porque mientras algunos se llenan la boca con patrias y banderas.....resulta que tienen una cantidad de porquería –por no decir otra cosa- debajo de la alfombra que a ver si la limpian de una vez. Eso sí, Artur Mas insiste en que todo es una persecución, dice que él y su partido son trofeos de "caza mayor" y que no encontrarán nada porque todo se hizo bien. Pues nada, fantástico, ojalá sea así....pero al menos que nos permita el derecho a la duda, a la duda razonable. Porque insisto, entre unas cosas y otras, esto huele que apesta.