Una vida contra ETA

Madrid

Me van a permitir que hoy, así de entrada, refresquemos un poco la memoria. Hace nueve días la policía francesa cortó las últimas cabezas que dirigían ETA, lo que queda de ETA, que no es mucho. Y hace quince –lo contamos aquí en La Ventana- Francia concedió su máxima distinción, la Legión de Honor, a dos guardias civiles por su papel durante 25 años en la lucha antiterrorista. Estas dos noticias, que están conectadas como es obvio, han tenido difusión, sí, pero ya no provocan el terremoto informativo de otros tiempos; afortunadamente, desde luego….Pero creo que eso no debería estaría estar reñido, o no debería ser incompatible con la capacidad de recordar. Y la historia de ETA, por desgracia, da para mucho. Así que a la hora de hacer memoria, además de las víctimas –que son lo primero, sin duda-, además de los amenazados, de los que tuvieron que marcharse, de los que jalearon a ETA, de los familiares de los etarras que han tenido su particular drama, además de la fractura social, además de todo eso…. ¿Nos acordamos de los que se jugaron el pellejo, y a veces lo perdieron, en esa lucha contra el terrorismo que al final hemos acabado ganando?. Yo espero que no, pero por si acaso hoy vamos a asomarnos a esa página de nuestra historia con una mirada muy especial: la de uno de esos dos guardias civiles condecorados por Francia.

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Y la verdad es que tenemos muchísimas preguntas para plantearle; por ejemplo, si eso es vocacional, porque ¿cómo debe ser el día a día en un trabajo así? ¿De qué pasta hay que estar hecho? ¿La familia, lo entiende, lo acepta? ¿Cómo se mira a los ojos a alguien que sabes que se ha cargado a compañeros tuyos? ¿Cómo se le mira o cómo se le interroga?. ¿O cómo decides infiltrar a alguien aun sabiendo que le arriesgas tanto? ¿O cuando ponías la tele, o la radio, y escuchabas gritos en la calle de: “ETA, mátalos”? ¿Qué le pasa a uno por la cabeza? ¿Hay rencor, además de memoria? No sé, espero que el diálogo sea muy fructífero, pero lo mejor –lo mejor con diferencia- es que muy pronto ETA sólo estará en los libros de historia. Y eso, en buena parte, se lo debemos a ellos.