La hora de la verdad

Madrid

Lo mejor de los pactos postelectorales–con toda la emoción y la incertidumbre que llevan aparejadas- es que se está acabando el tiempo; ya no queda mucho ni para faroles ni para postureos, ahora toca retratarse. Por eso resulta tan interesante seguir los movimientos tanto de los nuevos como de los viejos partidos. El último y más relevante ha sido hoy mismo la dimisión de dos consejeros madrileños, Lucía Figar y Salvador Victoria, en un claro intento de desbrozar el camino para un posible acuerdo del Partido Popular con Ciudadanos que le permita al PP salvar la presidencia de la comunidad. Así que el foco –que ya lo estaba antes- se sitúa ahora, de forma inequívoca, en el partido de Albert Rivera. Y a partir de aquí yo les digo como lo veo, que es una interpretación personal e intransferible:

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Primero: durante toda la campaña se ha dado por hecho –pese a los guantazos que se atizaban- que Ciutadans y el PP son aliados naturales. Yo no lo tengo claro; como tampoco lo son el PSOE y Podemos. Es más, compiten en el mismo terreno.

Y segundo: creo que toda la inmundicia que está aflorando y que ha rodeado a los gobiernos del PP en Madrid supone una pésima tarjeta de presentación, a pesar de las últimas dimisiones. Y si un partido nuevo, con sus votos, bloquea un relevo... ¡higiénico a todas luces! ,-no tiene que ver con las siglas, tiene que ver con lo que ha ocurrido en Madrid- si impide ese cambio creo sinceramente que hace un mal negocio.

Pero ese es sólo mi modesto análisis de la situación....en Madrid, que tiene como saben un gran peso simbólico. En cualquier caso, hagan lo que hagan, pacten lo que pacten –todos en el lugar que sea- después tendrán que explicarlo. Y –casualidades de la vida- dentro de pocos meses cada uno de nosotros podrá decir con su voto si les creyó o no.