El espejo de la desigualdad

Madrid

Dice el refrán que “a perro flaco todo son pulgas”. Y Rajoy lleva meses con pinta de estar en los huesos; porque acumula una cantidad de desatinos notable en eso que él define como la comunicación con los ciudadanos. Hace apenas unos días, en plena campaña electoral, se preguntó en voz alta si queda alguien en España que hable del paro; y hace unos meses tuvo la desfachatez de decir que “hay unos tristes contando por ahí que las cosas van mal”. Bueno, pues incluya desde hoy el presidente en su lista de tristes al Instituto Nacional de Estadística porque según sus datos uno de cada cinco españoles vive en el umbral de la pobreza; y ojo, ese porcentaje –que subió en 2104- aplicado a menores de 16 años se eleva a uno de cada tres. El dato es realmente demoledor, porque estamos hablando de unos 10 millones de personas, ¡¡¡¡10 millones!!! ; y porque convierte casi en una afrenta el discurso oficial sobre la recuperación.

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Lo que hace este informe, en definitiva, es confirmar la magnitud de una de nuestras grandes amenazas: la desigualdad. Y hoy que ha hecho fortuna esa frase de mirarse al espejo, dirigida precisamente a Rajoy por uno de los suyos, para que se pregunte si de verdad tiene que ser candidato, hoy tal vez tocaría preguntarse – y que se preguntara él- qué imagen proyecta un país tan rematadamente injusto y desigual. A mí, desde luego, no me gusta absolutamente nada