Corruptos por estrés

Madrid

Hoy tengo que confesarles que me siento asombrado, avergonzado también por no haberlo pensado antes…. y me imagino que a muchos de ustedes les ocurrirá algo parecido en cuanto se lo cuente. Se acaba de publicar la última encuesta del CIS y en la lista de preocupaciones ciudadanas la corrupción continúa en el podio, lógicamente, aparece en el segundo lugar sólo por detrás del paro. Ya es algo familiar, que nos suena a todos, ¿qué vamos a contarles? Muy bien, pues dicho esto ¿cómo es posible que después de tantos años, de tantas denuncias, de tanta corrupción que ya apesta….no hubiéramos sido capaces de descubrir lo siguiente? : rechazar un soborno genera más estrés que aceptarlo.

Sí, sí, como lo oyen, es una evidencia científica. Un grupo de investigadores de la Universidad Jaume I, de Castellón, han realizado un estudio sobre aspectos fisiológicos y conductuales de la corrupción y han constatado eso: que ante una propuesta de soborno provoca una excitación fisiológica mayor el rechazo. Es decir, que los que deciden ser corruptos viven más tranquilos. O sea que ya tenemos la explicación que nos faltaba; todos los implicados en fraudes, chanchullos, latrocinios, pelotazos y otras lindezas tenían una coartada: su salud mental. Afortunadamente ese mismo estudio también revela, en contra de lo que pudiera pensarse, que la tendencia mayoritaria es actuar de forma ética. O sea que los corruptos, los chorizos, los que roban, los que se venden y enmierdan todo a su paso….esos son una minoría. Pues nada, ahora que ya lo tenemos confirmado, incluso con argumentos científicos….¡¡¡¡a por ellos!!!

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