Bankia: Los árboles y el bosque
"Los que tiraron de tarjeta opaca para darse la vida padre son unos impresentables pero los que diseñaron ese sistema y gestionaron de manera tan catastrófica primero Caja Madrid y después Bankia, esos tienen una responsabilidad mucho mayor"
El editorial de Carles Francino: 'Bankia: Los árboles y el bosque'
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Madrid
Hay situaciones en la vida en las que los árboles te impiden ver el bosque; y eso es un mal negocio porque te pierdes lo más importante. Hoy habrán escuchado hasta la saciedad –porque es un titular muy goloso- la imputación judicial de 78 directivos y consejeros de Bankia que durante años utilizaron las famosas tarjetas ‘black’. Cuidado….no es un tema menor, hablamos de 15 millones de euros despilfarrados durante años en viajes, restaurantes, ropa, joyas, locales de ocio nocturno, combustible, autopistas, incluso aparece una factura de congelados 'La Sirena'.
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No, no, el tema es gordo porque están en el aire dos posibles delitos: administración desleal y apropiación indebida y porque además ese escándalo ilustra de forma absolutamente descarnada cómo llegaron a funcionar algunas entidades financieras en época de vacas gordas, que en el caso de Bankia supusieron tener que inyectar 22.000 millones de dinero público. Y ahí está lo importante de verdad, ahí: en los 22.000 millones más que en los 15 porque entre otras cosas aún no conocemos todos los detalles que obligaron a meter ese dineral que además, seguramente, nunca se va a recuperar.
Los “tarjeteros”, para entendernos, los que tiraron de tarjeta opaca para darse la vida padre son unos impresentables….y posiblemente unos delincuentes. Pero los que diseñaron ese sistema y gestionaron de manera tan catastrófica primero Caja Madrid y después Bankia, esos tienen una responsabilidad mucho mayor. Ellos son el bosque, por mucho que los árboles puedan taparnos la visión.
