Un drama español... y catalán
El director de 'La Ventana' da su opinión sobre el referéndum celebrado ayer en Cataluña
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'Un drama español... y catalán'
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Madrid
Créanme que puedo estar tan harto como el que más con el tema de Catalunya. Así que ya lo siento –¡fíjense, hasta les pido disculpas!–, ya lo siento pero no puedo ni quiero mirar hacia otro lado; o sea que si prefieren cambiar de emisora este es el momento. Y si no, pues yo, modestamente, lo veo así:
ACTO PRIMERO: después de lo ocurrido ayer en Catalunya (no los votos ni los porcentajes, eso no estaba en juego), después de la cuarta gran concentración de masas en apenas dos años –y en la misma dirección– me parece claro que políticamente, que es de lo que se trata, la pelota está en Madrid, en el tejado de La Moncloa. Lo cual es una mala noticia porque da la impresión de que Rajoy, más allá de sus principios, va a jugar a fondo la carta de la bandera por pura estrategia. Entre la economía, que no chuta, y la corrupción –que le tiene absolutamente cercado– se está quedando sin discurso, o sea que va a refugiarse en la unidad de España.
ACTO SEGUNDO: Artur Mas. Artur Mas, el converso, el surfeador de la ola soberanista. Creo que hace un tiempo –no mucho– olía a cadáver político; hoy ya no lo tengo tan claro. Le ha salido bien la jugada del 9-N, no ha sido tan insensato como para plantear un desplante en toda regla al Estado español pero sí un desafío que le permite quitarse el sambenito de blando. ¿Cómo administrará este reforzamiento? Pues es una buena pregunta... que nos lleva al acto tercero. Ya se habrán dado cuenta de que esto va estructurado como una obra de teatro, porque la política tiene mucho de teatro y en todo este proceso está habiendo actuaciones (y sobreactuaciones) realmente memorables.
Bueno, el ACTO TERCERO lo protagonizan las personas. De entrada toda esa marea humana, transversal, de familias enteras, de señoras de 90 años, de chavales de 16, toda esa legión de catalanes y catalanas que dice “¡¡¡Eh, esto no nos gusta, queremos cambiarlo!!!” ¿Qué respuesta POLÍTICA han obtenido hasta el momento? Que la Constitución no se toca, que la ley está para cumplirla, que si van engañados, que si es inútil lo que hacen… Se entiende perfectamente que haya mucha gente cabreada o que simplemente desconecten. Pero luego hay más personas: los catalanes y catalanas que no están por la independencia o sencillamente que lo de ayer les pareció poco serio… ¿qué pasa con ellos? ¿Su único soporte político, por ejemplo, es el “pucherazo antidemocrático” del que habla Alicia Sánchez Camacho o el zigzagueo de los socialistas? No sé, tampoco tienen que estar muy satisfechos, la verdad. Y luego están el resto de españoles, cada uno de su padre y de su madre pero todos con una opinión. Y claro, resulta que con este armazón, o sea muchas personas y poca política, hay que escribir el final de la obra. Yo, sinceramente, no me atrevo pero como no cambien algunos actores –incluso algún director– esto puede acabar como un drama. Un drama español… y catalán.