Billete de vuelta
(CADENA SER)
Si a esta hora nos asomamos a la actualidad, Ucrania tiene que ser, de nuevo, nuestro primer foco de atención, sin olvidarnos tampoco de Venezuela. Son dos casos, con elementos muy distintos, pero donde nos preocupa lo mismo: que la violencia acabe imponiéndose a cualquier otra alternativa. En Ucrania ya casi es así, en Venezuela llevan camino.
En un lugar y en otro hay muertos en la calle, pero los gobierno de turno -insisto, realidades muy distintas- parecen dispuestos a consentir el baño de sangre antes de permitir que alguien les discuta el poder. Así que estas son ahora mismo nuestras prioridades.
Pero queremos contarles algo más. Miren, en plena resaca por la tragedia de Ceuta, con pruebas cada vez más claras de que los inmigrantes no recibieron la ayuda mínima necesaria y de que hubo mentiras flagrantes en las primeras explicaciones del ministerio del Interior, hoy traemos a La Ventana la historia de un inmigrante que consiguió entrar en España y que ahora se prepara para regresar a su país.
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Es de Senegal y llegó a Canarias en aquella ola de cayucos que allá por 2006 hizo saltar todas las alarmas y acabó activando ese despliegue de vigilancia marítima europea que conocemos como FRONTEX. Su historia es interesante al menos por tres motivos: por cómo ha reunido dinero para poder volver, que ha sido básicamente escribiendo un libro donde cuenta su experiencia. Por las reflexiones que aporta alguien que se ha sentido durante mucho tiempo rechazado en España, sin papeles, sin trabajo, sin casa. Y por el compromiso que exhibe con su país de origen, al que se ahora se va a reincorporar con un pequeño negocio.
¿Recuerdan que hace unos días les proponíamos un ligero cambio de mirada? Preguntarse no tanto por qué quieren entrar aquí sino por qué salen de allí... Hoy casi que cerramos el círculo con esta evidencia, que es casi una verdad de perogrullo: en cuanto pueden, regresan a casa.
Porque los inmigrantes, esos inmigrantes no vienen aquí a quedarse para siempre, ni a robar, ni a molestar, ni a imponer nada. Sólo buscan una oportunidad. Y tienen todo el derecho del mundo.
