¿Es justa la reforma de la justicia universal?

El Congreso admitirá hoy la proposición de ley del PP que limitará la justicia universal en nuestro país hasta dejarla prácticamente en nada. El procedimiento exprés, que no requiere informes previos ni del Consejo de Estado ni del CGPJ, no está a la altura del recorte. Y cuando se apruebe finalmente, España no estará a la altura de la justicia universal, en la que ha sido referente.

Hace unos años se nos inoculó el mantra de la globalización. Era mentira. Salvo la alfombra roja a los capitales, países muy democráticos encogen los derechos ciudadanos, elevan las concertinas para los inmigrantes, reestablecen fronteras al trabajador extranjero y reducen los ámbitos de la justicia universal, ampliando los espacios de impunidad para los genocidas y restringiendo la tutela de las víctimas. La dejación local no se compadece con el intento de criminalizar, por ejemplo, formas de protesta ciudadana. Y la restricción de la persecución global de los crímenes de lesa humanidad es infame si se compara con la impunidad con la que grandes potencias se toman la justicia por su mano, incluso fuera de su territorio.