El editorial de Pepa Bueno: "De la fe del converso al dogma de fe"

La Ley Gallardón del aborto empieza a atragantársele al Partido Popular, pero sobre todo al ministro que le da nombre y al presidente que la impulsó, consintió y defendió de nuevo ayer mismo: al presidente Rajoy. Hubiera sido realmente llamativo que un partido con once millones de votantes compartiera en su totalidad la sensibilidad del ultra francés Le Pen en un asunto que afecta a las libertades individuales y que ha provocado la alarma europea por la deriva radical del gobierno español. Los barones abrieron fuego en el comité ejecutivo, la diputada Celia Villalobos pidió y no obtuvo respuesta, pero reclamó libertad de voto cuando toque votarla en el Congreso y finalmente Rajoy volvió a decir que la ley era equilibrada pero pidió al ministro que escuche a los barones. Eso sí, les conminó a hacerlo en privado, en secreto, sin debatir en público, sin discutirlo con la sociedad a la que afecta la ley.

Así que, si Gallardón decía hace sólo una semana que no habría modificaciones en su ley, ayer en plena bronca interna, la palabra era enriquecer, abrir un debate para enriquecer el texto, "un proyecto que concite el máximo consenso como lo hizo la ley del año 1985", decía María Dolores de Cospedal.

¿De qué consenso habla Cospedal? La Ley del 85, que ahora tanto defienden, salió adelante con la férrea oposición de la entonces Alianza Popular que la recurrió también al Tribunal Constitucional.

Ocurrió con la Ley del divorcio, en los primeros 80, ocurrió con la ley del aborto del 85, ocurrió con el diseño de la España autonómica... la derecha política española, la derecha política que no la social, parecer ir siempre a remolque de la realidad. Y cuando finalmente se aviene a aceptar lo inevitable, entonces pretende convertir su fe del converso en dogma de fe.