Confusión interesada

Tiene que ser muy duro escuchar insultos y abucheos de un colectivo que siempre habías tenido a favor, que siempre te había estado agradecido. Por eso se entiende la desazón de los dirigentes del Partido Popular, alguno de los cuales incluso tuvo que salir ayer protegido de la manifestación convocada en Madrid por las víctimas de ETA.

No vamos a entrar ahora en si el PP utilizó alguna vez, por mero interés electoralista, por machacar al gobierno Zapatero, si utilizó el dolor de esas mismas víctimas. No vamos a entrar porque eso es historia y a estas alturas todo el mundo tendrá muy clara su opinión al respecto. Pero lo que resulta de todo punto incomprensible, inaceptable, insólito, son las palabras de María Dolores de Cospedal. Ya no sólo llamando "ignorantes" a quienes les critican. No, nos parece más grave lo siguiente: "Cuando entre en vigor la prisión permanente revisable que incluye el gobierno en su Código Penal -ha dicho la número dos del PP- ningún tribunal de fuera volverá a desvirtuar la ley española".

No ha entendido nada. O peor, lo ha entendido todo: que España había cometido un error y que lo han enmendado en Estrasburgo, pero que hay salvar los muebles.

Primero ante las víctimas, condicionadas por el dolor y por la humillación, pero también para no perder pie frente a la caterva de radicales que intentan marcar el paso de la derecha española. Lo malo es que ese ejercicio de funambulismo que intenta Cospedal confunde y pervierte, porque Estrasburgo no es ningún tribunal "de fuera", forma parte del entramado jurídico acordado por todos en la Unión Europea.

Y los escasos aplausos -o no escasos, da igual- que pueda cosechar aquí, son a cambio de emborronar, otra vez, esa famosa marca España, esa imagen como país con la que tanto se llenan la boca.

Únete al canal de WhatsApp de la SER