Oriol Pujol inventa otra modalidad de dimisión cuando algo huele a chamusquina en política

Mientras nos encontramos en un curso acelerado sobre Chipre, y nos tentamos la ropa para que eso de confiscar ahorros sea solo una idea pasajera y peregrina, mientras tenemos ese runrún tan molesto del corralito sobre nuestras cabezas, hoy hemos descubierto otra modalidad para evitar una dimisión en toda regla cuando algo huele a chamusquina en política. Hoy hemos descubierto la delegación. El inventor es Oriol Pujol Ferrusola, que ha delegado sus cargos como secretario general de Convergencia Democrática y como jefe del grupo parlamentario de CiU. Que nos ha dejado, vamos, aunque siga conservando su escaño de diputado tras ser imputado por un posible delito de tráfico de influencias.

La verdad es que el auto del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña es muy duro con Oriol Pujol. Considera que utilizó su peso político para obtener de forma fraudulenta la concesión de estaciones ITV, de inspección técnica de vehículos, y para lucrarse todos con esa operación. No es que su nombre aparezca así como de rebote o por casualidad, ni mucho menos. De hecho, la fiscalía anticorrupción recordemos que ya le situaba en el corazón mismo de la trama apuntando textualmente que coordinó, dirigió y amparó la actividad delictiva. Bueno, pues hoy además ha delegado.

Ni que decir tiene que la noticia ha provocado una auténtica tormenta con reacciones de todo tipo. Ya estamos otra vez que si la corrupción, que si la imagen de los políticos, que la credibilidad del sistema, etc, etc. En mitad de todo ello, nos ha venido a la cabeza que hoy es el Día del Padre, y esto que le ha ocurre a Oriol Pujol, termine como termine, seguro que es un disgusto para el suyo, para Jordi Pujol.