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Daniel Dunglas Home, el médium levitador

Para los espíritas fue un auténtico médium, en cambio para los escépticos fue un mago que realizaba hábiles trucos

Daniel Dunglas Home faisant léviter une table devant les soeurs Leah, Margaret et Kate Fox lors d'une séance de spiritisme. (Photo by API/Gamma-Rapho via Getty Images) / API

Daniel Dunglas Home faisant léviter une table devant les soeurs Leah, Margaret et Kate Fox lors d'une séance de spiritisme. (Photo by API/Gamma-Rapho via Getty Images)

A Daniel sus poderes le venían de herencia. Su madre y su tío eran videntes y, cuando a la edad de cuatro años presintió la muerte de una prima, su madre decidió entregar al niño a una tía que se marchaba a vivir a los Estados Unidos. En 1852, levitó por primera vez y a partir de este momento el fenómeno era habitual en sus sesiones a lo largo de 30 años.

Los efectos más sorprendentes en los espectáculos de Home fueron las levitaciones, que fueron un capítulo aparte en su capacidad mediúmnica y sanadora. Ante los ojos asombrados del público, se elevaba en el aire y cruzaba la habitación por encima de las cabezas de los presentes. Según Conan Doyle: "Los hombres de ciencia se dividieron en partidos; a un lado los que no habían investigado cosa alguna sobre aquella materia (lo cual no obstaba para que sustentasen en contra las más virulentas opiniones); y a otro, los que reconocían que todo aquello era verdad, pero sin atreverse a proclamarlo; y finalmente, al otro, la valiente minoría de los Lodges, los Crookes, los Barretts y los Lombrosos, que admitían la verdad y se atrevían a proclamarla".

En su autobiografía titulada Incidentes en mi vida, Home aclara que lo suyo no era algo raro o impracticable, y que solo se debía aprender a manipular las energías que orbitan sobre el cuerpo para obligarlas a levantar al sujeto en el aire. Sus “dones” estuvieron atestiguados por muchos investigadores famosos y ratificados por múltiples testimonios en cartas, documentos y declaraciones públicas, hablando sobre en el origen paranormal o espiritual de los mismos. Se fijó en él el científico Williams Crookes y efectuó numerosos experimentos en su laboratorio privado. El químico inglés incluso escribió un artículo en 1874 aseverando haberlo visto levitar.

Se relacionó y asombró a figuras como Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo, lo que promovió su introducción en diversas casas reales europeas. Viajó por varios países y en Londres, en la mansión de Lord Lindsay, junto con otros tres investigadores: Lord Adare, el capitán Charles Wynne y el capitán Gerald Smith, fueron testigos de varios fenómenos físicos.

Sin embargo, cuando murió el 21 de junio de 1886 en París muchos periódicos lo trataron de impostor y charlatán. Aunque Allan Kardec y Home nunca se conocieron, su nombre aparece en el "Libro de los Médiums" y en la "Revista Espírita". Kardec le describe diciendo: “Nunca hizo alarde de su maravillosa facultad, nunca habló de sí mismo y si, en una expansión de la intimidad, contó historias personales, lo hizo con sencillez y nunca con el énfasis típico de las criaturas con las que la malevolencia pretende compararlo”.

 
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