Mark Twain, autor polifacético y profético
Escribió una de las primeras ucronías, Un yanqui en la corte del Rey Arturo, pero es conocido sobre todo por su novela Las aventuras de Tom Sawyer y su secuela Las aventuras de Huckleberry Finn
Cuando aún se le conocía por el nombre de Sam Clemens, trabajó como aprendiz de piloto en un barco a vapor que recorría el río Mississippi. Su hermano menor, Henry, trabajaba como administrativo en el mismo barco. Sam fue a visitar a su hermana en Saint Louis, y mientras estaba en dicha ciudad tuvo un sueño muy vívido. Vio un ataúd metálico apoyado en dos sillas, y dentro de él a su hermano, sobre cuyo pecho había un ramillete de flores blancas con una rosa roja en medio. Cuando Sam llegó a Greenville (Mississippi), supo de manera intuitiva que el navío había explotado frente a Memphis. muriendo 150 personas. Su hermano Henry, sin embargo, vivía aún, pero tenía quemaduras graves y Sam pasó seis días con sus noches junto a él, hasta que murió. Agotado, se quedó profundamente dormido. Cuando despertó, el cadáver de su hermano había sido retirado de la habitación y fue en su busca. Lo encontró tal como lo había visto en el sueño. Henry estaba en un ataúd de metal apoyado en dos sillas. Pero faltaba un detalle: las flores. Y mientras Sam miraba, una señora de edad entró en la habitación con un ramillete de flores blancas y una rosa roja en el centro, lo dejó sobre el cuerpo de Henry y se fue. La visión de Mark Twain se había cumplido en todos sus detalles.
Mark Twain fue inventor, amigo de Nikola Tesla y de Edison, y enemigo de muchos escritores coetáneos suyos a los que criticó de manera sarcástica. Además, fue un fumador empedernido que decía aquello de “dejar de fumar es fácil, yo mismo lo he hecho miles de veces” y en su autobiografía dice: “Fui la primera persona en el mundo en tener un teléfono en casa para fines prácticos. Ahora reclamaré que fui la primera persona en el mundo de utilizar una máquina de escribir para la literatura”. Aunque él no tecleó ni una tecla de la máquina; contrató a un ayudante que escribía lo que Twain iba dictando. El libro fue un éxito: vendió 24.000 copias en 1876, año de su publicación.
Toda su vida tuvo muy a gala haber nacido en 1835, uno de los años en que el cometa Halley hizo una de sus cíclicas apariciones, y siempre mantuvo la curiosa teoría de que, así como su llegada al mundo estuvo presidida por el cometa, también se marcharía con él. Y, efectivamente, murió en abril de 1910, justo cuando el cometa volvió a aparecer 74 años después en los cielos de Estados Unidos. Su vida fue un periplo exacto entre las dos llegadas del gran coloso errante del espacio.
Sin olvidar la faceta de bromista, con un sentido del humor satírico que refleja en su obra “Diarios de Adán y Eva” o en frases como “El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañía” o “Nunca discutas con gente estúpida, te arrastrarán a su nivel y entonces te ganarán con la experiencia”.