Tres escritoras que enseñan con sus historias a superar el miedo y luchar por la libertad

Madrid

El miedo a los que se salen de la norma y la ética dominante provoca rechazo y hostilidad, represión y violencia. Y generan monstruos en nuestras sociedades, como el que va a tomar posesión mañana. El miedo, más que el amor, es el sentimiento más universal, más unificador del ser humano. Todos sentimos miedo en algún momento de nuestras vidas, mientras que, a lo mejor, no todos nos vamos a enamorar en nuestra vida. Uno de los miedos más comunes es a la muerte. A todos nos aterra la enfermedad y la muerte de nuestros seres queridos, claro, pero también la nuestra, seamos honestos. Hay culturas que celebran la muerte, el arte, la filosofía o la poesía tratan de buscar belleza en la muerte. Pero la muerte es la oscuridad y la oscuridad es tan atrayente como aterradora.

Nuestras invitadas tienen miedo a la muerte, confiesan. Todas ellas, Rosa Montero, Virginia Feito, Lucía Miranda y Carolina Yuste. Algunas casi de una forma neurótica, como las escritoras, a las que les angustia el tic tac del reloj, como esperando a la muerte a la vuelta de la esquina. Rosa Montero nos ha presentado esta semana Animales díficiles, cuarto volumen de una saga a caballo entre el thriller, la ciencia ficción y la novela existencial, en la que alerta del peligro de la inteligencia artificial y los totalitarismos. En ella se desprende de Bruna Husky después de casi 20 años, un personaje que se ha convertido ya en ella misma, reconocía. Una despedida y un duelo que lleva con naturalidad, dice, sin forzar nada.

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Bruna es un clon humano manipulado por los ingenieros genéticos para que para que tenga unas dotaciones y unas posibilidades, explica la escritora para quien no conozca al personaje. Es criada en un tanque de acero, aceleradamente, en 14 meses y la activan cuando tiene 25 años biológicos. A los 10 años, estos tecnohumanos sufren un proceso múltiple de tumores y de degeneración orgánica que los mata en una semana. Es decir, Bruna sabe exactamente cuándo va a morir, no puede olvidarse de que es mortal, como tampoco puede olvidarse de su mortalidad la mayoría de seres humanos.

Con Bruna Husky, convertida al final de la serie en un débil androide de cálculo, hemos reflexionado sobre la muerte, el sentido de la vida, la relación con el poder o el amor. En Animales difíciles reflexiona sobre la identidad colectiva y la individual, un problema importantísimo de la modernidad, a juicio de la autora. Ser o no ser, pero ¿ser qué?, se pregunta. "¿Cómo construimos nuestra identidad en este mundo tan tremendamente cambiante, que está en caída libre, líquido, impreciso, amenazador, en descomposición?", ha planteado en una rueda de prensa. La falta de sosiego y de reconocimiento de lo que uno es supone el caldo de cultivo idóneo para el auge de todas las ideologías tiránicas y totalitarias, como la extrema derecha, que lo primero que ofrecen es un sentimiento de pertenencia por oposición a un contrario, a un enemigo, explica.

"El miedo y el vacío sostienen los extremismos", ha subrayado. Montero ha recordado que el homo sapiens lleva 300.000 años sobre la Tierra y que, en los últimos 70 años, su "mal hacer" lo ha puesto en riesgo de extinción en tres ocasiones: por la energía nuclear, el calentamiento global y la IA. "Parece que estamos en una carrera a ver si logramos extinguirnos, esa es la oscuridad que recojo en la novela".

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Sobre la Oscuridad, con una o mayúscula, reflexiona también otra escritora, Virginia Feito, la Patricia Highsmith española que arrasa en Hollywood. A Virginia Feito le da miedo la muerte, confiesa, y le fascinan los psicópatas. Se ha convertido ya en una maestra de este género, con solo dos novelas publicadas. Debutó con La señora March, que va a ser adaptada al cine por Elizabeth Moss (El cuento de la criada o Mad Men), que compró los derechos. Y ahora nos presenta Victorian Psycho, también con la editorial Lumen, en la que nos traslada a la época victoriana, que siempre le ha encantado, por ser de lo más romántica y acogedora, pero al mismo tiempo terrorífica, realmente terrible, como nos explica durante la entrevista. Una historia protagonizada por Winifred Notty, una chica que va a trabajar como institutriz en la mansión de una familia adinerada. Y a partir de ahí, un descenso a los infiernos, una historia de terror, de violencia, asesinatos, venganza y secretos.

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El miedo es el sentimiento más poderoso que hay, más que el amor, afirma Feito. El miedo nos define, cuando sentimos terror, sale nuestra verdadera personalidad. La escritora le ha querido dar una vuelta a las típicas historias de psicópatas y asesinos en serie, tradicionalmente hombres. "Las mujeres también podemos matar de esa forma violenta y sanguinolenta, con hachazos y esas cosas", defiende, "no somos tan delicadas, no siempre tenemos por qué usar cojines, venenos o matar a seres más débiles, físicamente, que nosotras".

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"El miedo cría miedo", dice Miss Lunatic en Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite. ¿No sería miedo a la Libertad?, continúa Miss Lunatic. Lucía Miranda ha adaptado y dirige Caperucita en Manhattan, próximo estreno en el Teatro de La Abadía. Es una reinterpretación del cuento de Perrault, que nos cuenta el recorrido que hace Sara Allen desde Brooklyn, donde vive, para visitar a su abuela en Manhattan, un viaje por Diners, rodajes de cine y Central Park. Un canto a la libertad, a la dificultad de ejercerla, un manifiesto a ser uno mismo, que Martín Gaite escribió después de la muerte de su hija Marta a los 28 años.

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Miriam Montilla, Mamen García, Carmen Navarro y Carolina Yuste, además del contrabajista Marcel Mihok, forman el elenco de esta obra tierna y divertida, para un público familiar, a partir de los 12 años, aunque la dramaturga considera bajarlo a la edad de ocho. Cuatro actrices interpretando más de veinte personajes, con Yuste haciendo de la niña Sara Allen. Una reivindicación de espacios para la infancia, de esa infancia en la que nos permitíamos soñar, jugar, disfrutar de la vida en libertad. "A medida que uno crece, el sistema nos va capando nuestros sueños, nuestros juegos, nuestra libertad. Nos educa para trabajar y sostener al sistema", se lamenta la actriz.

Caperucita en Manhattan se estrena este próximo 23 de enero en La Abadía, en ese teatro terminamos porque ya hemos podido disfrutar de Travy, un homenaje precioso y muy divertido de Oriol Pla a su familia Pla-Solina, de nombre artístico la Familia Travy, formada por Oriol, su hermana Diana Pla y sus padres, Quimet Pla (fundador de Les Comediants) y Núria Solina (Picatrons y Circ Circ). Travy es un encuentro entre dos corrientes teatrales, dos generaciones y momentos teatrales: el clown, el teatro folclórico y popular, por un lado; y las formas post-dramáticas y metateatrales, por otro.

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