El ajedrez y otros juegos de mesa llenos de simbolismo
El juego, desde su origen, es un instrumento de búsqueda interior y de evolución humana porque, incluso cuando son de puro regocijo, tienen claves simbólicas y destellos de victoria y superación.
El simbolismo del ajedrez y otros juegos de mesa
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En los juegos de mesa hay azar, combate, estrategias, astucia, castigos, obstáculos, triunfos, humillaciones... en definitiva, el tablero es por sí mismo un micro universo donde el jugador debe conocer las reglas y encontrar su lugar en el “campo de batalla”. Al igual que los cuentos y las leyendas, los juegos nos trasmiten una cierta sabiduría tradicional sin que, en ocasiones, el ser humano lo sepa a nivel consciente.
Porque muchos juegos de mesa y de "recreo" esconden un mensaje secreto. Algunos son mucho más que juegos meramente lúdicos. Me refiero al ajedrez (un auténtico campo de batalla incruento) de origen milenario y toda una lección de vida. Este fantástico juego de estrategia fue creado para el rey de Persia. Como base se tomó el hindú chaturanga indio, cuyo significado es “cuatro miembros”, una referencia directa a los cuatro jugadores que alineaban sus fichas en cada una de las cuatro esquinas del tablero. Las piezas están dispuestas en dos bandos, blancas y negras, entroncando con la teoría de los opuestos, la luz y las tinieblas, el cielo y la tierra, el bien y el mal.
Otros juegos como el “tres en raya” (cuyos signos fueron usados por los canteros medievales), la rayuela (también llamada sambori o coscojuela), el juego de la oca (con sus 63 casillas dispuestas en espiral) o los naipes (en concreto el Tarot, en cuyos 22 arcanos mayores se esconde toda una sabiduría milenaria) también ofrecen claves simbólicas.
El parchís tiene su origen en la India donde se le denominaba Parchisi. El extravagante emperador Akbar I el Grande, gran jefe mogol del siglo XVI, jugaba usando como fichas a 16 concubinas de su harén. El parchís tiene un recorrido cargado de dificultades e incidencias: barreras que impiden avanzar, te matan y tienes que regresar a casa, o por el contrario puedes tener ayudas o impulsos positivos.
En cuanto a los dados, por ejemplo, son la llave para empezar, continuar y terminar muchos juegos. Los dados representan la "piedra angular" o "piedra cúbica" de las construcciones sagradas y el aparente azar del destino humano. Las doctrinas esotéricas han querido ver en los seis planos del cubo y los seis puntos, símbolos del mundo manifestado en sus seis aspectos: mineral, vegetal, animal, humano, psíquico y divino. Y se podrían escribir tratados completos sobre el juego de la oca, asociado a las etapas del Camino de Santiago y a los caballeros templarios, donde se apreciaría toda esta complejidad, simbólica y apasionante a la vez. Y no es casual que cuando el dado saca tres veces 6 (el número de la bestia) regreses a casa.
Estos juegos, con la visión adecuada, serían una especie de guía de campo, de sistema de indicios, de señales mnemotécnicas para transmitir una profunda enseñanza de nivel superior.
