"Puedes ahorrar 30.000 euros en seis meses": la historia del temporero malagueño 'enamorado' de Noruega
En la isla de Husøy trabajan un grupo de españoles atraídos por las buenas condiciones laborales que les ofrece el país nórdico
Husøy (Noruega)
Jaime tiene 31 años y un acento del sur que le delata. Solo lleva dos temporadas trabajando en la fábrica Br. Karlsen, situada en la isla de Husøy, al noroeste de Noruega, pero se mueve, y nunca mejor dicho, como pez en el agua. Maneja con soltura el montacargas, con el que transporta las grandes cajas metálicas en las que se refrigera el skrei, pero no es su única función. "Suelo hacer de todo", sostiene antes de reconocer que la adaptación le "costó un poco". Acabó en ese remoto y minúsculo lugar del Ártico por amor. Él y María, su pareja, forman parte del grupo de españoles que un día decidió probar suerte a 5.000 kilómetros de casa. Decisión de la que no se arrepienten porque tienen claro qué les llevó hasta allí.
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"Después de pensármelo bastante porque en España obviamente la calidad de vida es diferente a la que tenemos aquí se juntaron varios factores. Uno el amor, otro el dinero y otro que es una experiencia positiva porque aprendes mucho, sales de tu zona de confort", reflexiona. María, original de Santander, tiene 28 años y ella fue una de las primeras españolas en aterrizar en Husøy, hace ahora seis años. De espíritu aventurero, fue durante un viaje a Noruega cuando conoció la demanda de empleo que había en este sector y se interesó por trabajar en él. Tiempo después, conoció a Jaime, comenzaron a salir y le animó a venirse con ella.
Ambos vienen solo medio año para trabajar durante la temporada del skrei, un tipo de bacalao muy selecto y codiciado, que únicamente se pesca de enero a abril. De este producto se capturan grandes cantidades en muy poco tiempo, por lo que se tiene que incrementar la plantilla para abarcar toda la tarea que hay pendiente. "Cuando es temporada fuerte hay tres meses en los que estamos un 24/7 prácticamente trabajando. Nosotros entramos a las 07.30h y el día que más temprano podemos salir es, a lo mejor, a las 21h de la noche, pero hay días que salimos a las 23h e incluso algunos días a las 2.30h y a las 7.30h estamos aquí otra vez", relata Jaime.
Las semanas con más carga de trabajo no descansan prácticamente ningún día, ni siquiera los fines de semana. Solo tienen una tregua cuando hace mal tiempo y los barcos no pueden salir a faenar. Pero tanto sacrificio les compensa. "Cuando es temporada fuerte se hace bastante dinero. Venimos a trabajar, a sacar dinero en un corto periodo de tiempo. Se avanza mucho económicamente", apostilla. Los sábados y domingos se paga doble, al igual que las horas extras, por eso les compensa estar más horas de las estipuladas. En un mes normal pueden ingresar 3.000 euros, en uno bueno, superan los 5.000. "En una temporada buena te puedes llevar 30.000 euros", confiesa.
"Echo de menos a mi madre"
Esos seis meses de trabajo sus principales gastos son el alquiler, alrededor de unos 300 euros, y la alimentación porque apenas tienen vida social. Esto posibilita que el nivel de ahorro sea muy elevado. Viven en la isla de Husøy, localidad en la que está ubicada la fábrica y en la que residen unos 300 habitantes, de los que la mayoría son o pescadores o empleados de la factoría, en las que operan alrededor 240 personas. No tienen ninguna posibilidad de ocio cerca, tales como teatro, cines, restaurantes o tiendas. La ciudad más cercana en la que hay todas estas opciones queda a algo más de una hora en coche y las carreteras no son muy buenas, por lo que cuando hay nieve, que es prácticamente durante todo el invierno, es recomendable no moverse del municipio.
Las intensas semanas de faena, confiesa Jaime, son más llevaderas porque tiene a María. Ambos viven en una casita muy cerca de su puesto de trabajo y en ella es donde pasan el poco tiempo libre que tienen. Organizan cenas con el resto de españoles y, siempre que pueden, intentan distraerse, por ejemplo, viendo partidos de fútbol, lo que les acerca un poco más a su hogar. Además de a su pareja, este malagueño también se ha traído este año a Noruega a un buen amigo para trabajar en la empresa y eso le hace la estancia mucho más llevadera. "Aunque echo muchísimo de menos a mi madre, a mi hermano y mis amigos", añade.
Cuando termina la temporada, alrededor de mayo, regresan a casa con una buena cantidad de dinero ahorrado para prosperar en España, país en el que los sueldos no son tan elevados. María, por ejemplo, se ha podido comprar una casa en Santander y a Jaime le permite soñar con sus planes de futuro. Él se dedica al ámbito de la salud y el deporte. Tiene la carrera de Nutrición y dispone de un gimnasio propio en Murcia. "Tengo la suerte de que puedo tener eso medio controlado allí y poder salir fuera", explica.
Su estancia en Noruega es para ellos una fuente de ingresos y también de vivencias. Se entremezclan con otras culturas de las que aprenden valores y formas de vida. Aprenden idiomas y también una nueva profesión. Se llevan en la retina paisajes gélidos y espectaculares y en sus espaldas muchas horas al pie del cañón. Pero tienen claro que es algo temporal. "Para vivir aquí toda la vida o más de un año lo veo un poco complicado. Al final soy de España y de la zona del sur. Me gusta mucho la comida buena, el solecito, la playa, la montaña y aquí es un poquito más difícil, sobre todo, en la época que venimos porque en invierno hay mucha nieve, mucho frío, mucho viento...", confiesa antes volver raudo a su faena, donde ya le espera María.
De Noruega a tu plato: el gran viaje del bacalao skrei
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Minerva Marcos López
Periodista en la sección digital de la SER. Antes en Radio Madrid, el programa 'Hoy por Hoy' y en la...