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La descolonización del arte, un debate que afronta la cultura española

A las puertas de ARCO, con una mirada al Caribe y al arte latinoamericano, el debate de la descolonización sigue recorriendo los museos españoles e internacionales. Repasamos las propuestas de restitución y celebramos la vida en el teatro, con sus penas y alegrías. La Zaranda y Teatro Kamikaze nos invitan a soñar

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Esta próxima semana, del 6 al 10 de marzo, se celebra en Madrid ARCO, la Feria de Arte Contemporáneo más importante de España, que va a reunir a 205 galerías de 36 países de todo el mundo. Un encuentro que ha cambiado su tradicional cita de febrero a marzo y que por primera vez no contará con su fundadora, la galerista Juana de Aizpuru, que en diciembre anunció su retirada.

Si el año pasado el tema central fue el Mediterráneo, en este 2024 el protagonista es el Caribe. Bajo el título 'La orilla, la marea, la corriente: un caribe oceánico', las curadoras Sara Hermann y Carla Acevedo-Yates han seleccionado una veintena de galerías latinoamericanas. Dice la directora de ARCO, Maribel López, que son proyectos libres y nada predecibles, es decir, "no hay lugares comunes, no hay tópicos de cómo percibimos las cosas desde la distancia, es un Caribe que se abre, que entra y sale, un Caribe de personas e ideas, un Caribe en movimiento, flexible y abierto".

La presencia de galerías y arte latinoamericano vuelve a ser potente una edición más, con muchos de sus artistas denunciando la colonización o desmontando el relato colonizador. El año pasado contemplamos los trabajos de la peruana Daniela Ortiz o del argentino Marcelo Brodsky, por ejemplo, con una alegoría entre los procesos migratorios que han marcado América Latina y los que marcan al continente Africano. No es nuevo el debate de la descolonización, pero este año viene marcado por una declaración de intenciones del Ministerio de Cultura, que dice estar decidido a abrir el melón.

En una entrevista en La Hora Extra, Ernest Urtasun reconocía esa cultura colonial heredada y prometía revisarla y gestionarla. "Yo he vivido estos años en Bélgica, donde hay un museo sobre África que era terrorífico, racista, colonialista, espantoso. Y Bélgica ha cambiado radicalmente su museo. Hay toda una revisión de lo que fue la responsabilidad colonial belga en el Congo y de cómo eso se trató antes. Yo creo que es algo que nosotros, poco a poco, tenemos que empezar a hacer", afirmaba el ministro.

Unas declaraciones que incendiaron nuestras redes sociales y por las que le preguntaron a Ernest Urtasun en la última Comisión de Cultura del Congreso. El ministro insistió en abrir el debate porque hay compromisos internacionales, acuerdos firmados para llevarlo a cabo. "Cada país tiene que hacerlo a su manera y con su bagaje heredado, pero es algo que está haciendo todo el mundo", decía Urtasun.

Esas nuevas lecturas de la historia ya se están haciendo desde hace tiempo, es el propósito que se marcan desde hace años las diferentes instituciones museísticas: no reescribir la historia, sí recontextualizarla, visibilizar otros relatos, el de los vencidos. En ello hacía hincapié la artista audiovisual y fotógrafa Gloria Oyarzabal, que acaba de participar en Pública, un foro de encuentro y debate cultural en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, que este año ha estado centrado en la descolonización del discurso y cómo impacta en la creación cultural. "No se trata de destruir, se trata de seguir construyendo. No es que haya que eliminar esa historia, sino que hay que oír todas las voces, escuchar todas esas voces para poder dialogar, introducirlas en el relato", decía Oyarzábal. "A mí no me vale con una cartela supuestamente neutral, los museos no son neutrales, nunca lo han sido, hay unos seres humanos detrás, con unas ideologías, que escogen qué se enseña y qué se queda en el en el depósito", añadía. El 90% del arte africano no está en el continente africano, recordaba la fotógrafa, que se preguntaba si España y Europa están realmente preparadas para abrir este debate y llevar a cabo la descolonización, porque "para descolonizar los museos, hay que desmantelarlos primero".

Museo Reina Sofía, Madrid, España. / Museo Reina Sofía

Uno de los primeros museos en pronunciarse a favor de este debate ha sido el Reina Sofía. Contaba su director hace unos días, en la presentación de la programación para este año, que fue una de las primeras cosas que hizo nada más llegar al museo, preparar la apertura al público de varias salas de la colección con obras que cuestionan el control colonial y los efectos nocivos del imperialismo, y que permanecían cerradas por problemas técnicos. Lo planteó antes de que el ministro pusiera encima de la mesa el debate sobre la revisión decolonial de los museos españoles, que para Manuel Segade es algo intrínseco al arte contemporáneo.

Arte belga en el Museo Thyssen Málaga

Es un camino por el que continúan otros museos como el Thyssen-Bornemisza, que este lunes presenta la obra de la artista filipino-canadiense Stephanie Comilang. 'En busca de la vida' es su primera gran exposición individual en España, en la que reflexiona de manera profunda sobre la historia colonial española en Filipinas, la identidad y la conexión entre las distintas formas de vida en nuestro planeta.

Otro ejemplo es la Bienal de Venecia. Por primera vez en 60 años será una artista no nacida en España la encargada del proyecto que nos va a representar. Se trata de la peruana Sandra Gamarra y su obra 'Pinacoteca migrante', otra mirada a maestros como Murillo, Zurbarán y Velázquez, que cuestiona las narrativas coloniales y su representación histórica.

¿Qué están haciendo otros países al respecto?

Los principales museos de Estados Unidos han abordado la cuestión de la propiedad cultural, aplicando una lupa sobre los orígenes —y el medio por el que fueron adquiridas— de sus colecciones. Además de piezas de culturas expoliadas durante el colonialismo, las hay también de culturas nativas y otras procedente del saqueo nazi. Varios museos han cerrado sus salas dedicadas a los pueblos nativos mientras se aplica la nueva legislación del Gobierno, que requiere del consentimiento de las comunidades.

En Reino Unido, tanto el British Museum como el Victoria & Albert Museum prestarán durante tres años a Ghana decenas de objetos pertenecientes al pueblo asante. El Consejo de Cultura de Países Bajos, órgano asesor del Gobierno, contempló en 2020 la devolución del patrimonio cultural colonial arrebatado por los holandeses entre el siglo XVII y 1975. El informe emitido entonces reconocía la injustica cometida y abrió la puerta al retorno de unas 450.000 piezas. En 2022, el Ejecutivo pidió perdón por el pasado esclavista y colonial, y está también en marcha la revisión de las Colecciones Reales, propiedad de la casa reinante de Orange.

Bélgica lleva años embarcada en un ejercicio de descolonización y reflexión sobre cómo explicar su brutal pasado colonial en la hoy República Democrática del Congo, además de cómo devolver al menos una parte de las obras expoliadas y ahora reclamadas por sus países de origen. La devolución a Nigeria de los célebres bronces de Benín ha sido solo el comienzo de un cambio radical en Alemania sobre la restitución del arte expoliado. Y en Francia, Emmanuele Macron puso en marcha en 2017 un ambicioso plan para restituir el patrimonio de África que se encontraba en museos del país. Un proceso complejo y lento, pero ya ha habido devoluciones a Benín y Senegal.

Este debate de la descolonización ha llegado también a la Berlinale, que se celebraba hace una semana. El Oso de Oro ha sido para Dahomey, de la franco-senegalesa Mati Diop. Una película sobre la descolonización de los museos africanos, que recorre la restitución de 26 obras de arte desde París a Benín. El momento actual es áspero, advertía la cineasta al recoger el premio, o nos deshacemos del pasado o nos responsabilizamos de lo que sucedió como base para seguir avanzando. Tienes que elegir, dice Diop. "Como mujer franco senegalesa y como cineasta descendiente africana, yo he elegido. Estamos entre los que se niegan a olvidar, entre los que nos negamos a aceptar la amnesia como un método. Me solidarizo con mi gente en Senegal, luchando por la democracia, luchando por la justicia. Y también me solidarizo con Palestina", decía la cineasta recibiendo una ovación.

Pero este debate trasciende la mera restitución de piezas robadas. Debe abarcar también la propia descolonización del discurso, como se planteaban en el foro Pública 24 y en el que participó también Valika Smeulders, responsable del departamento de Historia del Rijksmuseum, comisaria de aquella famosa exposición sobre esclavitud del año 2021. En su discurso remarcaba una idea fundamental: la necesidad de entender que hay más de una historia y eso conlleva integrar todas las miradas. "Tenemos que escuchar todas las voces, del mundo académico, de los investigadores, del propio museo. Nosotros en el Rijksmuseum estamos haciendo un gran esfuerzo en ese sentido para no solamente investigar realmente lo que significan los objetos para distintas personas y distintas miradas, sino también para atraer a nuevos públicos que puedan aportar nuevas miradas", decía Smeulders.

Dutch merchant with two enslaved men in a hilly landscape, 1700-1725. Autor desconocido / Heritage Images

Tania Safura, comisaria, investigadora y fundadora de Radio África, advertía de que la colonialización va más allá de lo territorial, afecta a la economía, a la cultura, a las leyes o la religión. "El pasado colonial-esclavista no es solo un periodo determinado, sino una estructura de organización de las relaciones humanas que afecta a las relaciones sociales, al imaginario, a las conexiones con la tierra, el trabajo, el tiempo o la existencia", afirmaba Safura.

De la colonización del siglo XX a las protestas de los agricultores en 2024

España también vivió un proceso de colonización interno. Viajamos a los años 40, en plena posguerra. 60.000 mil familias de la España rural fueron trasladadas entre los años 40 y 60 a zonas despobladas para crear lo que llegarían a ser 300 pueblos de colonización.

El proyecto es anterior a la dictadura, aunque la República proponía una reforma agraria más verde y un reparto mucho más equitativo de las tierras de lo que acometieron el Instituto Nacional de Colonización, que formaba parte del Ministerio de Agricultura del Franquismo. El Museo ICO ha inaugurado la exposición 'Pueblos de colonización. Miradas a un paisaje inventado', comisariada por Andrés Patiño y Ana Amado, con el objetivo de conservar la memoria de estos pueblos y de quienes los habitan.

'Pueblos de colonización. Miradas a un paisaje inventado' en el Museo ICO

La exposición comienza con la organización territorial, fundamental para entender los paisajes y el paisaje de la colonización. "Cómo primero vienen las presas, después vienen las canalizaciones y las fuentes y después los pueblos. Había que traer el agua a lugares donde no la había", explica Patiño. "El programa de colonización fundamentalmente consiste en pintar casi una nueva España de verde -añade Amado- o sea, crear unas nuevas tierras fértiles de regadío para promover la agricultura". Para ello se expropiaron grandes tierras que beneficiaron a los grandes latifundistas. Se crearon grandes superficies de terreno cultivable, regadíos en zonas improductivas del territorio nacional.

Entre los pueblos, Gimenells, en Lleida; San Jorge, en Huesca; Vegaviana, en Cáceres; Entrerríos, en Badajoz; Setefilla y Esquivel, en Sevilla; La Barca de la Florida Y Torrecera en Jerez o El Torno y Villalba de Calatrava, en Ciudad Real. En la exposición 200 obras originales entre dibujos, fotografías y planos, algunos documentos nunca expuestos al público. Planos de distribución territorial, planos técnicos de construcción de embalses y fuentes. Y arte, mucho arte. Arte sacro, arte abstracto. La muestra también presenta imágenes de Joaquín del Palacio, Kindel, que produjo las fotografías más icónicas de estos pueblos.

También ofrece una mirada a este proceso de colonización Daniel de la Barra en La Casa Encendida de Madrid. Nació en Lima, Perú, en 1992, y ha investigado los procesos de colonización interna en el sur de Europa durante el periodo de construcción identitaria del fascismo y los ecos que estos producen en nuestros tiempos. En la Casa Encendida expone estos días Vista a vuelo de Águila. Está formada por una pintura; una escultura de aquel Ministerio de Agricultura, hecha con cajas de cartón y cemento; y una pieza audiovisual, con esa película propagandística del Franquismo, 'España se prepara', dirigida por Francisco González de la Riva y Vidiella.

Daniel narra con tintes satíricos la devastación del territorio, la apropiación intensiva de la tierra y los modelos extractivistas de explotación, los pesticidas, sus consecuencias sobre los ecosistemas, sobre el tejido poblacional y su calidad de vida, sobre trabajadores y trabajadoras rurales, campesinos y contingentes de clases populares.

Vista a vuelo de águila de Daniel de la Barra en La Casa Encendida / Daniel de la Fuente

La pintura tiene una estética bastante heredada de la tapicería el romanticismo, nos explica el artista, que fue de lo que se nutrió el fascismo, tanto del romanticismo como del realismo social paisajístico. Es un tríptico que "nos va narrando cómo resuenan los fantasmas del pasado en el proyecto neoliberal del campo y la ausencia de Memoria Histórica rural". Vemos imágenes de un Francisco Franco fumigador, hasta el presidente de la Bayern robando el agua a un pueblo Almería o el de Mercadona, Juan Roig, de picnic con Jaume Alsina de BonÀrea mientras les caga un pájaro en la cabeza. El mural recoge también las protestas de los agricultores, tractoradas frente al Parlamento Europeo, la deforestación amazónica y los tumores que desarrollan los animales de granja.

Vista a vuelo de Águila se enmarca dentro del proyecto Generación 24, que recoge cómo es la nueva generación de artistas de nuestro país, españoles como Daniel, pero con raíces e historias vitales muy diversas. Todos nacidos en los 90, jóvenes que hablan sobre la diáspora, la memoria y lo colonial o la formación de la identidad. Además, La Casa Encendida de Madrid expone Loving the alien, en la que cuatro artistas muestran los límites entre uno mismo y los demás. Todo el recorrido está en SER Pódcast.

De la colonización agraria española a las protestas de los agricultores a través del arte

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Jordi Socías, el observador que lleva medio siglo fotografiando la vida

También hemos recorrido la Sala Canal de Madrid acompañados por Jordi Socías, el fotógrafo barcelonés de 79 años. Lucía Laín comisaría la exposición 'Al final de la escapada', que desgrana la trayectoria vital y profesional de Socías, desde mediados de los setenta hasta hoy. Medio siglo de trayectoria vital y profesional de quien ha marcado a la prensa.

Organizada en cuatro plantas, la muestra es un recorrido por los momentos decisivos que el fotógrafo barcelonés captó a lo largo de su trayectoria. Hay dos partes, nos explica Socías, "la calle como un gran escenario por el que pasa la vida y el retrato, tan fundamental en la fotografía, está en nuestro DNI". Hay retratos de figuras universales (escritores, artistas, actores, músicos) y de personas anónimas con escenas de grandes ciudades, como Tokio, París, Ámsterdam y Nueva York. La exposición se completa con una amplia selección hemerográfica de portadas e interiores de revistas y libros donde la impronta de Jordi Socías está presente como fotógrafo y editor. También cuenta con un catálogo de objetos y fetiches que se amplían en un audiovisual realizado por Emma Tusell en el que la música de Miles Davis marca el ritmo de cada secuencia.

Exposición 'Al final de la escapada', retrospectiva de Jordi Socías en la Sala Canal / Guillermo Gumiel

Hay fotografías del Franquismo y la Transición. Huelgas sindicales, las primeras elecciones democráticas en Barcelona, el 23F o la Matanza de los Abogados de Atocha. Y entre tanta tensión social, fotos también de los que celebraban la vida, subidos a una noria del Tibidabo, en una caseta "de señoritos" de la Feria de Jerez o personajes queer. Almodóvar, Susan Sontag, Manuel Vicent, Ai Weiwei, Coppola, Borges, Trueba, Gordillo, Arroyo, Mariné, Aitana Sánchez Gijón, Benicio del Toro, los artistas británicos Gilbert and George, Bardem, Penélope Cruz, Antonio Banderas, el bailarín Mijaíl Nikoláyevich Barýshnikov. De todos ellos hemos hablado con Jordi Socías. Tienen todo el recorrido que hemos hecho junto a él por esta exposición en SER Pódcast.

Jordi Socías, el observador que lleva medio siglo fotografiando la vida

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El teatro nos invita a celebrar la vida en un mundo hostil

Comenzamos el programa con un conjunto de declaraciones que hemos recogido esta semana sobre lo que es la vida y el teatro. Escuchamos a Pablo Remón, Javier Cámara, Juan Codina, Manuela Paso, Marta Nieto, Israel Elejalde y Marina Salas, que acaban de estrenar Vania x Vania en El Español. Pablo Remón propone dos versiones de Tío Vania, la obra de Antón Chéjov, en una reflexión sobre la crisis de la mediana edad y la desilusión por la vida, personal y política, en la Rusia del siglo XIX y en la España vaciada de hoy.

Vania x Vania no es una obra sobre el amor, aunque el amor es el que parece que lo mueve todo. Es una obra sobre el tedio, sobre la crisis de la mediana edad, una crisis de identidad. ¿Quién era y quién soy?, ¿quién quiero y quién puedo ser? Son preguntas que se hacen y que nos lanzan los personajes, que afrontan la desilusión en la vida, la personal y la política.

Con Payaso interpretado por Falete, uno de los temas que aparecen en este festival musical y teatral que es Vania x Vania, escuchamos también en la introducción a Eusebio Calonge, de La Zaranda. Después de dos años en barbecho, como acostumbran, "esperando a que la vida les hable, les duela, les alegre", la veterana compañía jerezana acaba de estrenar también en el Teatro Español Manual para armar un sueño. La obra es una oda a la esperanza en este mundo hostil, un viaje infinito a la historia de los clásicos y que transcurre en el corto espacio que recorre un actor envejecido, derrotado y desilusionado, de un camerino al escenario. Y ahí nos cruzamos con los sueños de los clásicos, nombres como Cervantes, Calderón o Dante.

Escena de 'Manual para armar un sueño', de La Zaranda / MARIA CORTES RICO

El último al que escuchamos en la introducción musical es a Juan Carlos Pérez de la Fuente, el nuevo director del Teatro Fernán Gómez de Madrid, que se ha emocionado junto a Ana Mayo presentando esta semana Mi abuela no se llama Carmen. Es una obra escrita, dirigida e interpretada por la actriz catalana, un homenaje a su abuela y a toda una generación de mujeres fuertes y entusiastas que sufrieron una guerra civil, un exilio y una posguerra sin perder la sonrisa y las ganas de vivir. Hablaremos de ella la próxima semana en un episodio especial de La Hora Extra por el Día Internacional de la Mujer.

Sabicas / Michael Ochs Archives

Nos vamos con otro de los propósitos del nuevo Ministerio de Cultura, el de promocionar el flamenco en España y en el mundo. Madrid se ha cargado su festival de flamenco después de siete ediciones, pero celebramos la 23ª edición del Festival de Flamenco de Nueva York, que acaba de comenzar con Tomatito inaugurándolo en el mítico Town Hall. En este espacio, en 1959, el maestro Sabicas presentó el primer recital de guitarra flamenca de la historia. Hasta Nueva York se ha ido nuestra compañera de Radio Sevilla, Lourdes Luque, que nos acerca lo más destacado de nuestro arte que va a pasar estos días por la Gran Manzana.

 
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