Diez años sin Paco de Lucía: retrato sonoro de un genio que nunca se conformaba

Madrid

Este domingo, el calendario ofrece dos efemérides que son historia del flamenco y de la música en nuestro país. La primera la celebramos, por su carácter visionario y porque permitió conocer a un hombre sencillo cuando alcanzaba el cénit de su carrera. El 25 de febrero de 1976, Jesús Quintero entrevista a Paco de Lucía. Estamos en el programa La Hora De, En Televisión Española. Entonces el maestro ya era reconocido internacionalmente. Aunque seguía despertando la crítica de los más puristas, que recelaban de un personaje que tocaba con la pierna cruzada y la camisa abierta.

Ese personaje, sobre el que Quintero se pregunta si es un mito o una mentira perfecta, sigue siendo el joven exigente que no terminaba de acostumbrarse al éxito y al público. El que sudaba cuando en las fiestas le pedían que tocara la guitarra. Esa noche Paco aún no ha cumplido 30 años. Está sentado junto a una mesa de cristal y una licorera con Wiskhy. Quintero le pregunta: “¿Qué mano es más importante para tocar la guitarra? ¿La derecha o la izquierda?”. Paco responde: “La izquierda es la que hace música, es creativa. Es inteligente. Pero la derecha es la que ejecuta”, responde.

Semanas más tarde, un grupo de hombres le da una paliza en plena Gran Vía. ¿No dices que la derecha ejecuta? Le preguntan, como explica el periodista César Suárez al comienzo de El enigma de Paco de Lucía, una obra brillante y dinámica que ahonda en la personalidad del maestro y que acaba de publicar en la editorial Lumen. Suárez repasa la biografía y la psique de Francisco Sánchez Gómez, hijo de Lucía la Portuguesa, nacido en 1947 en el barrio algecireño de la Bajadilla, que murió convertido en icono de la música al nivel de los Beatles o Jimmy Hendrix el 25 de febrero de 2014, la otra efeméride que hoy nos concierne.

De Algeciras a Estados Unidos pasando por Madrid

Para entender su obra y al personaje, tenemos que empezar recorriendo el paisaje de Algeciras, esa localidad entre dos aguas que marcaría su carácter y su legado. Pero tenemos que entrar en su casa, donde su padre, que cantaba en las tabernas para llevar dinero a casa, enseñó el cante y el compás a sus cinco hijos. Cuando sabían contar y escribir les decía se los llevaba con él. Y sin saberlo, estaba educando a un genio irrepetible. “Paco tenía un don prodigioso para captar el flamenco. Cuando tenía seis o siete años, viendo a su padre cómo intentaba enseñar la guitarra a su hermano Antonio, instintivamente empezó a tocar. Su padre comprobó cómo de forma natural Paco sacaba el sonido que le pedía al otro hermano”, explica César desde Nueva York, donde esta semana ha presentado su libro en el Instituo Cervantes.

"Desde ese momento, Paco comienza a dedicar entre seis y ocho horas de estudio a aprender a tocar la guitarra”. Paco sigue tocando cada día. Hasta que un concurso cambia la vida de la familia. Paco a la guitarra y Pepe al cante se presentan a un certamen en Jerez, y ganan un premio. Con ese dinero se mudan a Madrid y comienzan a dar conciertos bajo el nombre Los chiquitos de Algeciras”. En esos años, el bailaor y empresario José Greco, que organizaba giras por Sudamérica, se fijó en el cante de Pepe. Y lo fichó. Pero este le pidió contratar también a su hermano pequeño. Y así fue. Ambos se fueron a recorrer parte del continente americano hasta llegar a Estados Unidos. Allí el guitarrista Sabicas conoció a Paco, y ya comprobó que era un genio incipiente.

Paco y el síndrome del impostor

A su vuelta a Madrid, comenzó a grabar discos con sus propias composiciones y empieza a tocar con Camarón, a quien conoció una mañana en Jerez. “Ambos se adoraban y se querían muchísimo. Había entre ellos una reciprocidad de cariño y de admiración extraordinaria”, cuenta al teléfono José María Velázquez-Gaztelu (Cádiz, 1942), presentador del histórico programa Rito y Geografía del Cante que Televisión Española emitió en los años setenta. Él entrevistó a Paco en su casa. El algecireño estaba rodeado de amigos, entre ellos Camarón, con quien ya había grabado nueve discos. En esa grabación, Paco toca por primera vez una rumba que luego se convertiría en himno y que será protagonista de un disco clave que saldría a la luz apenas unos meses después: Entre dos aguas, del álbum Fuente y Caudal. La composición comenzó a sonar en radios de todo el mundo, y Paco se convirtió en una estrella: había llevado la guitarra y el flamenco a un público que no estaba familiarizado con el compás. Publicó 38 discos y fue el primer artista flamenco en actuar en el Teatro Real. Se convirtió en un icono y en una estrella. Aunque nunca llevó

bien los halagos, y nunca se conformaba con su trabajo. “Era muy exigente y un trabajador incansable. No dejaba nunca nada sin estudiar. Era partidario del estudio continuo, nunca se conformaba. Cuando era imposible tocar mejor, seguía ensayando”, cuenta la bailaora Sara Baras. “Él pensaba que no era tan bueno como decían”, señala César Suárez, “le daba trascendencia a su música, pero no se daba importancia a sí mismo. Ni siquiera el éxito le envenenó el ego”.

Paco de Lucía murió de un infarto de miocardio el 25 de febrero de 2014 en Playa del Carmen, México. Tenía 66 años. Semanas antes decía en una entrevista en el diario el Mundo: “En playa del Carmen es donde de verdad disfruto, con su mar tranquilito. Me dedico a la pesca, luego me cocino lo que he pescado y ya esté. No quiero más que eso. Ahora pienso mucho en el tiempo, que ya no tengo tanto. Por primera vez creo que tengo que darme prisa y quedarme más tiempo en casa y dedicarme a componer, que es en definitiva lo que va a quedar. Los conciertos se los lleva el aire".

El 29 de abril se publica póstumamente Canción andaluza, un disco que había grabado como homenaje a las coplas que le cantaba su hermana cuando era pequeño. A los pocos días fue número uno en ventas.