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Miguel Ángel Oeste: "Todo está en la infancia y la infancia nos condiciona de una forma sobrecogedora"

Después de 'Vengo de ese miedo', el desgarrador relato del infierno que sufrió de niño por culpa de un padre maltratador, el escritor malagueño Miguel Ángel Oeste presenta 'Perro negro' (Tusquets Editores) sobre el cantante de folk Nick Drake, artista maldito que forma parte del famoso Club de los 27. Un relato que ahonda en personajes atormentados, atravesados por la muerte prematura del protagonista, y que indaga en el tabú de la enfermedad mental

ENTREVISTA | Miguel Ángel Oeste: "Todo está en la infancia y la infancia nos condiciona de una forma sobrecogedora"

ENTREVISTA | Miguel Ángel Oeste: "Todo está en la infancia y la infancia nos condiciona de una forma sobrecogedora"

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Apenas tres discos grabados y unos centenares vendidos en vida, artista desconocido en su momento pero al que el tiempo ha otorgado otra dimensión y trascendencia. Hablamos del cantante de folk Nick Drake, fallecido con apenas 26 años cuando atravesaba una depresión. Su música llegó a Miguel Ángel Oeste (Málaga, 1973) hace más de 20 años y se convirtió en casi una obsesión. Durante varios años se documentó para una novela que ahora ve la luz. Conversamos con el autor de un artista único y de una época inolvidable.

'Perro negro' cuenta la historia del cantante de folk Nick Drake, un artista desconocido en su época. ¿Cuándo le descubres?

Lo descubrí a finales de los años 90, gracias a un amigo que me pone por primera vez 'River Man', y es como un flechazo, como un encuentro íntimo. A raíz de esa canción quiero descubrir mucho más. Escuché su primer disco, que lo sacó en el año 69, en ese Londres de ebullición, de experimentación, pero no solo artística, también personal, en ese momento en el que los Beatles eran lo máximo. Para mí es una revelación. Y creo que su música es una música atemporal e imperecedera.

¿Qué hace que conectes con él de esa forma?

Es un misterio porque de hecho su música sigue siendo un misterio. Realmente no lo sé. Sé que conmigo conecta y creo que es una música totalmente moderna que habla con una belleza y una sensibilidad y una aparente simpleza de las cosas importantes de la vida, de la profundidad, de la condición humana...

Se cumplen 50 años de la muerte de Drake. Utilizas varias voces narrativas para ir componiendo el relato de su vida. Son personas que le conocieron en distintos momentos y según se avanza en la lectura, se revela una identidad desconocida del artista. ¿Quién fue realmente Nick Drake?

Es eso a lo que intento darle respuesta. Es decir, uno cuando escribe escribe posibilidades y la escritura nos permite descubrir cosas, de nosotros, de los otros. Evidentemente el Nick del que yo hablo no es irreal, es un Nick Drake posible. Se conoce muy poco de él, realmente su faceta pública está llena de lagunas y su propia vida. Él dejó tres discos, 30 canciones que no llegan a dos horas de grabación. Hay algunas fotos de él pero no hay vídeos. Tenía todos los ingredientes para poder triunfar porque la familia lo apoyaba, tuvo un productor que confiaba en él, en cambio, apenas vendió algunos centenares de discos, en un momento fundamental en el que la música era algo. Intento darle respuesta a todo eso a través de dos personajes, Janet y Richard, dos personajes muy opuestos. Janet es una persona que le conoció aparentemente en el pasado y tiene una relación con él un tanto difusa. Y Richard que lo descubre por azar, es un actor que quiere hacer una película sobre él.

Richard es un personaje muy interesante, también inspirado en un actor fallecido. ¿Al final has terminado convirtiendo la novela en una novela de fantasmas?

Me encanta que lo digas porque es algo que también digo yo. Es una novela de fantasmas sin fantasmas, es una novela de vampiros sin vampiros. Por ejemplo, el personaje de Nick Drake nunca está, es como el personaje de Drácula en la novela de Stoker, para mí es una novela fundamental que releí a conciencia para construir la estructura de 'Perro negro'. Y como decías el personaje de Richard está inspirado en Heath Ledger, un actor que tuvo éxito en su vida, que hizo un videoclip con la canción 'Perro de ojos negros', una de las últimas canciones póstumas de Nick Drake. Él dijo en alguna entrevista que quería hacer algo más, como una especie de documental sobre el personaje. Eso me hizo clic para ponerlo como personaje.

La historia de Nick Drake es la historia de tantos otros seres atormentados como Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain, Amy Winehouse, artistas como Basquiat que murieron a la misma edad. Es la historia de un músico olvidado en vida e incomprendido por sus contemporáneos. Pero tú en la novela escribes que no es un muerto como los demás. ¿Por qué?

Yo creo que ha trascendido generaciones, ha trascendido a todos los niveles. Tiene mucho que ver con ese personaje de Drácula que te fascina, que tiene esa parte oscura y fantasmal, pero también luminosa y de esperanza. Es una cosa extraña, que tiene muy poca gente y por eso pienso que va a perdurar toda la vida. Es decir, dentro de 100 años seguiremos hablando de Nick Drake y aún más incluso.

'Perro negro', de Miguel Ángel Oeste.

'Perro Negro' es una novela de seres solitarios, incomprendidos, atravesados por muertes prematuras y de padres que joden la vida de sus hijos. ¿Por qué es imposible que escapemos de ellos?

Todo está en la infancia y la infancia nos condiciona de una forma sobrecogedora y mucho más de lo que creemos. La infancia, la juventud y la familia. En la familia está todo, es nuestro primer reflejo con el mundo. En el libro hablo de varias familias, la familia de Janet es una familia muy católica, muy estricta en un momento en el que la sociedad era muy libre, y por otro lado, está la familia de Nick, que es aparentemente más normal y que lo apoya. Pero hay que pensar que él tenía problemas de depresión, lo que pasa que en esa época no eran diagnosticados y eso lo imposibilitó de la vida, en su vida cotidiana y en su vida artística. Pero más allá de eso él creó algo mágico, creó algo increíble a través de esos acordes, de esas afinaciones tan extrañas y eso es porque tenía una sensibilidad bastante única. Para mí es muy único. No hay nadie que se le parezca. Ha inspirado a muchos músicos y eso no es fácil de hacer.

Es una novela en la que te sumerges hace más de 20 años. ¿Cómo ha sido el proceso de reescritura?

He cambiado muchas cosas. Para mí es como un libro nuevo, porque de hecho en esta nueva versión, hay mucho menos de Nick Drake y más de los otros personajes. En esta versión Nick Drake está como velado, es como una especie de MacGuffin y el eje que vertebra las otras historias, para contar también distintos momentos de estos personajes y de momentos históricos muy concretos, hace ese juego de espejos, de uno y otro.

Entre las cosas que has cambiado está el título 'Perro negro', que nos remite a la invisibilidad de la enfermedad mental. ¿Por qué es tan importante darle un lugar?

No soy ningún ningún especialista, no soy ningún teórico pero creo que es algo perceptible. Vivimos en una sociedad bastante enferma, vamos corriendo a todos lados de una forma vertiginosa para no ir a ningún sitio. Si tú le preguntas a alguien, siempre te va a decir que está bien, aunque realmente no lo esté. Todos tenemos nuestros problemas emocionales y yo creo que tendríamos que ser más conscientes de eso, parar mucho más, porque nos hemos metido en una vorágine sin fin...

Hablarlo sin miedo y sin sentirnos juzgados...

La Organización Mundial de la Salud advierte de que la depresión, la ansiedad, es la segunda causa de incapacidad en el ser humano. Y imagínate todas las personas que no están diagnosticadas porque no se diagnostica, es decir, si tú te rompes una pierna o te rompes el tobillo, es algo como físico, lo ves pero no pasa lo mismo con las cosas mentales. En esta reescritura lo tuve muy presente, de ahí el título 'Perro negro' que alude en el mundo anglosajón y en otras culturas al tema de la depresión, al fantasma de la melancolía.

¿Volver a Nick Drake después de tanto tiempo cómo te ha hecho descubrir que ya no eres el mismo?

Cambiamos constantemente. Y menos mal que no somos los mismos. Para bien y para mal. Han sido dos momentos vitales muy distintos. Siempre digo que mis hijas me han hecho mejor persona de lo que era y me han centrado más. De hecho me han hecho escritor. Me han publicado gracias a que me han dado esa fuerza, esa suerte. Creo que he cambiado y veo la vida de una forma distinta e intento comportarme como me gustaría que se comportasen conmigo. No digo que siempre sea estupendo, porque todos tenemos nuestros momentos malos, momentos de debilidad, pero intento no hablar mal de nadie y ayudar a la gente. Incluso si alguien me dice algo. Te voy a poner un ejemplo muy tonto. Hace poco alguien me dijo oye, por qué ayudas a éste si te estaba puteando y yo le dije bueno, si lo puedo ayudar porqué no lo voy a hacer. Hay que intentar ir en esa línea porque si no el mundo va a ser un mundo muy feo y ya vivimos en un mundo feo.

Hacerlo un poco mejor, ¿no?

Sí, yo creo que los cambios son micro cambios o van desde la parte íntima, la parte personal, de tu círculo más cercano.

La novela también es relato de una época mítica. Hablamos de finales de los 60, principios de los 70, cuando la música tenía un mayor valor, poder transformador, es un momento que enlaza muy bien con lo que es Nick Drake. ¿Crees que en 2024 habría sido posible?

No lo sé. El mundo ha cambiado tanto y él, que además era bastante tímido, en los conciertos lo pasaba muy mal. Vivimos en un mundo tan expuesto. Yo muchas veces me siento incómodo exponiéndome tanto, saliendo tanto. Yo creo que no se sentiría cómodo en esta sociedad, sinceramente.

¿Has vuelto encontrar con los años un músico con el que hayas conectado de esa manera, como conectaste con Drake hace 20 años?

Conecto más con los antiguos. Pero no, últimamente no, yo sigo escuchando música y escucho música actual, gracias a mis hijas escucho cosas que no tienen nada que ver conmigo, pero sí que yo creo que tengo otros gustos musicales. Y soy bastante ecléctico, puedo escuchar a Wilco y a Shakira. Pero no, no he vuelto a conectar de una forma así, tan íntima y tan cercana. Es cómo te habla, es como si te hablase de una forma más profunda. Como si se metiese en tu conciencia y te revelase algo, como un secreto, algo muy personal. Y eso lo consigue muy poca gente.

¿En qué estás metido ahora? Imagino que ya te estarán rondando la cabeza algunas ideas...

Tengo varias historias. Lo que pasa que no te creas que tengo tanto tiempo porque tengo bastante trabajo y escribo poco. Me gustaría escribir mucho más. Ahora, por ejemplo, en febrero sale una novelita infantil nueva en Anaya, y estoy muy contento. También estoy con dos novelas, lo que pasa es que una es muy ambiciosa y la voy a aparcar porque me quiero documentar bien. También estoy trabajando en una historia pequeñita de un matrimonio, que no sé si puedo revelar mucho porque mi editor me dice que no cuente nada, que tiene un conflicto por una cuestión relacionada con un hijo. Pero no te quiero contar mucho más...

Y otra vez vuelves a la familia...

Sí, yo creo que siempre. Yo creo que siempre hablo de lo mismo, de familias desestructuradas, de personajes que van en búsqueda de algo que nunca terminan de encontrar. Yo creo que la escritura me permite estar en la vida y eso creo que es algo bonito y algo que de una forma u otra me repara. También me siento muy identificado con una cosa que dice Rodrigo Fresán, me considero más un lector que escribe, porque primero está la lectura, y entre leer y escribir siempre prefiero leer.

 
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