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Qué hay detrás de Las Meninas: El Prado desvela el reverso de la obra maestra de Velázquez

El Museo del Prado presenta la exposición Reversos, una invitación a contemplar la cara oculta de las obras de arte

Sala de exposición Reversos en el Prado / Otero Herranz, Alberto

¿Qué hay en el lado oculto de los cuadros?, ¿qué miramos cuando estamos delante de una obra de arte? Quizá lo mejor sea empezar por el principio: ¿qué es un cuadro? "Un cuadro es lienzo y madera de pino, son los materiales de los que están hechos prácticamente todos los bastidores. Una puerta dimensional que nos sirve para adentrarnos en la Historia del Arte", nos explica Miguel Ángel Blanco, artista y comisario de la muestra que ha necesitado siete años de investigación para realizar este proyecto, que abre sus puertas en el Museo del Prado hasta el próximo 3 de marzo. El principal objetivo de la exposición es "hacer pensar al espectador que los cuadros no son solo imágenes, sino objetos, que no se acaban en la superficie pintada. El pintor es plenamente consciente de esa materialidad, de hecho, sus primeros problemas son de índole técnico, es decir, cómo preparo ese objeto para que pueda pintar sobre él" explica el director del museo, Miguel Falomir.

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Reversos nos recibe con la representación que el artista Vik Muniz ha hecho de la trasera de Las meninas, con la que nos propone no sólo un giro físico sino conceptual de la obra, y que refleja el diálogo entre maestros como Velázquez, Rembrandt o Van Gogh y artistas contemporáneos que nunca antes habían sido expuestos en el museo como Muniz, Sophie Calle o el propio Miguel Ángel Blanco. Sin un recorrido establecido ni orden cronológico, la muestra nos da libertad para descubrir las diez secciones en las que está dividida la exposición, caras ocultas que nos revelan otras pinturas, algunas subidas de tono detrás de cuadros religiosos, marcas de fuego, inscripciones, declaraciones de amor, testamentos, incluso, milagros como el que muestra el reverso de La Virgen del Milagro de Cocentaina. "Hay ejemplos de cuadros pintados por las dos caras, hay imágenes fantasmales, en algunos podemos observar los ornamentos que se hacían detrás de las pinturas, imitando el mármol o con piel de buey", explica Blanco que destaca los reversos como la relación más íntima que puede darse entre el artista y su obra, "es la parte secreta del estudio del artista, es algo que solo podemos ver nosotros".

"La parte de atrás a veces es casi más interesante"

A través de esa puerta que nos señala Velázquez, la exposición nos muestra ejemplos del artista detrás del lienzo, de trampantojos y bastidores, pero el capítulo central es el de las Caras B, obras que pueden calificarse como bifaces, en las que el reverso tiene entidad propia y complementa la imagen principal. "La parte de atrás complementa y, muchas veces, es casi más interesante que la de delante. Es una cuestión que ha interesado siempre a los artistas, desde Velázquez y Rembrandt, hasta Pistoletto y Tàpies", recuerda Falomir. Hay que mirar por ambos lados para tener una idea de la totalidad de la obra de arte, reflexiona el director del Prado, que compara el verso y el reverso de los cuadros con los yacimientos arqueológicos, "me recuerda a la estratigrafía de un yacimiento arqueológico, donde puedes ir viendo las distintas capas, y cada una de esas capas va procurando información. Todo eso es lo que hace la obra de arte".

Verso (Las meninas) de Vik Muniz

Verso (Las meninas) de Vik Muniz

Ver los reversos también nos enseña la Historia, según Falomir "la pintura no acaba cuando el pintor levanta por última vez el pincel, sino que luego esa obra va a adquiriendo sedimentos y significados a lo largo del tiempo". La exposición se plantea como una reflexión que para los artistas es un tema motriz, que les hace pensar sobre la propia condición del arte y de la pintura, como explica el director de la pinacoteca, tanto a los artistas barrocos que quizá fueron los primeros en indagar en este tema como los ultra contemporáneos, el mejor ejemplo es de Vik Muniz y su representación de la trasera de Las meninas, "no sé si es un Mcguffin en términos hitchcoknianos, es como una invitación, como una excusa para que pienses. Es lo primero que atrae y lo primero que uno se pregunta, qué está pintando, y cuántos historiadores han querido imaginar lo que el artista estaba pintando para encontrar la explicación del cuadro. Probablemente, nada, sólo es un aviso de que hay que mirar por ambos lados para tener una idea de la totalidad de la obra de arte".

 
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