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La Malinche, clave en la conquista del Imperio Azteca

Según el cronista Bernal Diaz del Castillo, sus padres eran señores y caciques de un pueblo llamado Copainalá. Después de la muerte de su padre, su madre se casó de nuevo y tuvo otro hijo

L'entrevue entre le conquistador Hernan Cortes, la Malinche, et l'empereur aztèque Moctezuma, illustration du codex de Tlaxcala. (Photo by API/Gamma-Rapho via Getty Images) / API

Malinalli, ese era su nombre original, se convirtió en una hijastra incomoda del nuevo marido y acabó siendo vendida a un grupo de traficantes de esclavos y más tarde cedida como tributo a Tabscoob, un cacique maya de Tabasco. Pronto habló con fluidez la lengua maya-yucateca de sus nuevos amos, además de su idioma materno, el náhuatl.

Con el tiempo, fue entregada al ejército de Hernán Cortés tras la batalla de Centla (en marzo de 1519), junto con otras 19 mujeres. Fue bautizada con el nombre de Marina y Cortés repartió a las 20 mujeres entre sus capitanes, entregando a la Malinche a Alonso Hernández de Puertocarrero. Mas adelante, la convirtió en su traductora, junto con Jerónimo de Aguilar, y ambos fueron un instrumento indispensable para la conquista del imperio azteca.

El papel de intérprete no fue lo único que hizo, porque sabemos que ella hizo funciones diplomáticas y de asesoramiento en muchos asuntos étnicos y también quien avisó a Cortés de la peligrosa emboscada que los cholultecas preparaban contra las tropas españolas, cuando estas iban rumbo a Tenochtitlan. Este aviso provocó una matanza en la batalla de Cholula.

Doña Marina y Hernán Cortés tuvieron un hijo en 1523 al que llamaron Martín, el cual fue declarado como hijo legitimo por la Bula papal de Clemente VII en 1528. Es uno de los primeros niños mestizos nacidos en Nueva España, pero no el primero, mérito que se atribuye a Gonzalo Guerrero. Se sabe poco de la vida de Martín, pues fue entregado a Juan de Altamirano y poco después viajó a España con su padre, lugar en el que tomo el hábito de la orden de Santiago.

Cortés entregó a la Malinche al hidalgo y primo lejano suyo, Juan Jaramillo, con quien tuvo otra hija, María. Doña Marina siguió sirviendo como intérprete hasta 1524, año en que se trasladó con Cortés a Honduras donde los historiadores estiman que murió cinco años más tarde a causa de una epidemia de viruela. Tampoco hay certidumbre del lugar en que fue enterrada. Se cree que sus restos se encuentran en Jilotepec, Estado de México, bajo una cruz en el templo de San Pedro y San Pablo.

En México, la figura de "La Malinche" ha sido relacionada por muchos con el papel de traidora de su pueblo y su nombre se empleó para formar la palabra malinchismo con el significado de 'actitud de quien muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio'.  Si bien este concepto, con los años, ha cambiado bastante y su figura histórica ha sido rehabilitada y valorada.

 
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