El cine en la SEREl cine en la SER
Cine y TV

'Me he hecho viral', la cómica pesadilla de Blanca Suárez

La actriz interpreta a una chica que se hace famosa en redes de la noche a la mañana por liarla en un avión, y que lucha por pasar desapercibida en un mundo repleto de cámaras

Internet está obsesionado con regalarnos famosos. Las redes sociales alzan cada día a un personaje nuevo, una nueva figura pública que acapara portadas, timelines, miniaturas, feeds... y todo tipo de memes. Suben como la espuma, pero cuanto más alto es el ascenso más dura es la caída. Con cada nuevo personaje cae otro en el olvido, porque la fama puede ser dulce, pero rara vez es duradera. Que se olvidaran de ella es lo que le gustaría a Mabel, el personaje que interpreta Blanca Suarez, protagonista de 'Me he hecho viral'. Tras descubrir que su marido le engaña en mitad de un vuelo (hacia su luna de miel, nada menos), y habiéndose tomado unas copas de más, pone el avión patas arriba sin hacer demasiado caso a las cámaras que la graban. Cuando tocan tierra, Mabel parece estar viviendo una pesadilla. Todo el mundo en el aeropuerto la conoce porque se ha hecho viral de la noche a la mañana en redes bajo la etiqueta #LaLocadelAvión. "Creo que no se es, o si se es consciente me da todavía más miedo, pero quiero pensar que no se es muy consciente de a la hora de poner una etiqueta como 'La loca del avión', o a la hora de poner un titular, lo que puede marcar o significar para la persona que lo recibe", opina Blanca Suárez. "Para uno mismo, es difícil quitársela, pero los de fuera es súper fácil que te quiten y te pongan otra. Pero porque hay algo de poner etiquetas desde fuera. Me fascina la facilidad con la que se ponen titulares o etiquetas que estando del otro lado no entiendes muy bien porque dices, ostras, estas personas no me conocen de absolutamente nada, ni han estado en ese lugar donde se supone que ellos narran que ha pasado, pero tienen una capacidad de poner unas etiquetas sobrenatural, ¿no?".

La situación, por surrealista que parezca, está basada en el caso real de una mujer que usó en pleno vuelo el dedo de su marido dormido para desbloquear su teléfono y descubrir una infidelidad. Las nuevas tecnologías han configurado muy rápidamente el mundo en el que vivimos y nos cuesta adaptarnos, y el director Jorge Coira quería hacer una historia sobre las situaciones ridículas que esto genera. "Claro, el mundo de las de las redes sociales es algo relativamente nuevo, ya lleva ya lleva unos años, pero es algo que cambió mucho las relaciones sociales. Entró una nueva dimensión que antes no existía y eso cambia las cosas. Entonces, poder explorar algo de cómo eso cambió, dónde estamos ahora mismo y qué tipo de locuras ocurren alrededor de ese mundo, porque ocurren muchas locuras alrededor de ese mundo. Explorar algo de qué es lo que genera y qué es lo que nos ocurre a nosotros, a cada uno de nosotros, con esas locuras de las de las redes, y de cómo nos afecta, que es lo más interesante". A pesar de todo, según Coira, es la ironía de esta locura lo que propulsa el humor de la película. "Toda comedia lleva dentro una tragedia necesariamente, es decir, cuanto más sufre el personaje, más divertido es. Hay algo de divertido en vernos sufrir. Es decir, a mi la comedia realmente me parece un misterio, me flipa, me alucina, me fascina la comedia, pero es extremadamente misteriosa y aunque haya leído libros sobre la comedia, es imposible entenderla, es imposible hablar en serio sobre la comedia. Pero toda comedia es al final una mirada peculiar sobre tragedias reales, sobre todo sobre situaciones incómodas. Entonces, en esta película intentamos llevarlo muy al extremo, ir a situaciones muy extremas, muy divertidas, por eso de que cuanto más sufrimiento hay, más no nos vamos a reír, pero sin perder tierra, sin que nos disipemos y sin que utilicemos los personajes para reírnos de ellos, sino vivamos con ellos".

Mabel, la protagonista de 'Me he hecho viral', se ve asediada por la actividad en redes. Quizás lo más frustrante es la incapacidad para defenderse, para explicar de forma clara la realidad de los hechos. Es muy difícil controlar que imagen se tiene de nosotros online. Enric Auquer, que interpreta al interés romántico de Mabel en la película, diferencia entre las dos caras que se muestran de nosotros. "Creo que son dos debates. Uno es el individual de como cada uno lo vive y el otro es colectivamente, como sociedad, lo que hacen las redes sociales en la sociedad, que eso es nocivo 100%. O sea, crea una sociedad individualizada, poco conectada, con pantallas donde el debate ya no se aterriza, sino se deja en el aire, donde el anonimato del que insultaba le da un crédito absoluto de decir las barbaridades que quiera. Se crea un caldo de cultivo que es polarizado. Ahora, individualmente, cada uno lo lleva como lo lleva, que son dos cosas distintas". Y para Nicolás Furtado, el marido infiel de la historia, la presión que se genera en las redes es una forma de acoso que pasa desapercibida. "Cada uno muestra lo que quiere mostrar en sus redes, que tampoco quiere decir que sea la verdad absoluta. Y después está lo que las redes por sí solas hablan de una persona en cuestión, como le pasa al personaje de Blanca, Mabel, que las redes la juzgan sin conocerla y es una forma de hacer bullying también, que ahora es como la forma moderna de hacer bullying, pero no deja de serlo porque la convierten en meme y la convierten en esto o aquello o lo otro, que para gente es divertido. Pero claro, al final la persona que lo sufre no lo vive de esa forma".

"Lo que encuentro yo absurdo es tener una red social sin sacarle un rédito a nivel laboral o económico o lo que sea. Simplemente tenerla para tenerla la encuentro como... que perdida de tiempo", apunta Auquer. El actor, que recibió el Goya a mejor actor revelación en 2019, no tiene presencia en redes. Ni Instagram, ni Twitter, ni Facebook, nada. Algo que no es muy común entre los actores de primer nivel pero con lo que, según nos explica, "se vive más sano". "Yo he tenido redes durante creo que unos nueve meses, una cosa así, y fue horroroso. Porque es que, no voy a juzgar todo, pero yo encontré muy difícil controlar eso de una manera sana, porque hay alarmas, notificaciones, personas que te hablan, personas que no conoces, se crean debates, se crean cosas que no son verdad todo el rato, y luego tú cuelgas, piensas que tienes que colgar, que no, estás gastando nada de tiempo infinito, infernal, que te desconecta de otra cosa. A ver, que también, yo nunca lo usé como una herramienta de trabajo porque nunca he visto mi trabajo... No sé, es una percepción. También he renunciado, a lo mejor, a ganar dinero, a hacerme más famoso, a no sé qué. No sé, seguramente. Pero yo lo compararía a dejar de fumar o a algo así".

Vivimos en una época cargada de estímulos, donde parece que todo vale por la fama. La gente se expone ridículamente ante las cámaras sin saber a que se están enfrentado. "Con la fama ocurre esa cosa muy rara de que, a ver, obviamente tiene como una parte positiva en cuanto que halaga el ego, que el reconocimiento de los demás es claramente algo muy agradable, pero es extremadamente peligrosa y yo creo que no hay nadie que la viva de forma intensa y que no la que no la sufra al mismo tiempo. Puedes tener la parte buena, pero hay un elemento de sufrimiento necesariamente y descontrola mucho las relaciones, porque hay algo de los seres humanos. Nos relacionamos de tú a tú y de repente esto rompe completamente esas normas", reflexiona Jorge Coira. Y así surgen todos estos personajes virales, los retos, los tweets y retweets, las exigencias que las redes imponen. La pregunta es clara: ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Somos más idiotas que nunca, o simplemente la sociedad de la hipervigilancia hace que nada pase desapercibido? "Yo creo que somos igual de idiotas. La idiotez está, por suerte muy repartida, muy bien repartida. Todos somos idiotas en cierta medida en todas partes. Creo que a nivel geográfico, a nivel social, creo que todas las capas de la sociedad y en todos los niveles económicos hay idiotez, e históricamente no creo que seamos ni más listos ni más tontos ahora que en los años 80 o en los años 50. Lo que sí cambió radicalmente es cómo de expuestos podemos estar y como de momentos puntuales de estupidez extrema pueden aparecer. Y de repente, eso, lo de una persona que la que le graben un momento lamentable puede convertirse en su imagen pública y todo el mundo la ve desde ese lado. Es, es. Y fue un momento, fue nada. Pero ahí quedó".

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00