La Hora ExtraLa Hora Extra
Ocio y cultura

Alberto San Juan: "Vivimos en un sistema competitivo, desigual y de abuso de poder y eso se refleja en el comportamiento violento de los menores"

El actor y director ha escrito el texto de 'Asesinato y adolescencia', una obra que dirige Andrés Lima y que acaba de estrenar el Teatro Español. Una reflexión sobre la violencia, concretamente entre menores, y el asesinato

Alberto San Juan: "Vivimos en un sistema competitivo, desigual y de abuso de poder y eso se refleja en el comportamiento violento de los menores"

Alberto San Juan: "Vivimos en un sistema competitivo, desigual y de abuso de poder y eso se refleja en el comportamiento violento de los menores"

19:54

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1696062551560/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Fritz Lang, el director de cine austriaco, sostuvo hasta el final de sus días que 'M, el vampiro de Düsseldorf' había sido su mejor película. No tanto por su belleza formal, en un momento de transición entre el cine mudo y el sonoro que él supo conjugar, sino por su contexto. Inspirada en el caso real del asesino en serie Peter Kürten, Lang hizo un retrato de la sociedad alemana y del horror en que se estaba convirtiendo. Una sociedad golpeada por la crisis del capitalismo y en pleno auge del nazismo y del fascismo en Europa. Un hecho violento concreto y extremo, el de un asesino de niños y niñas, en un contexto de violencia general en la sociedad. 'M, el vampiro de Düsseldorf' es el punto de partida de 'Asesinato y adolescencia', la obra con la que el Teatro Español ha inaugurado su temporada en Naves del Español.

Andrés Lima (Madrid, 62 años) le encargó a Alberto San Juan (Madrid, 54 años) que escribiera un texto inspirado en esta cinta, pero ambientado en el Madrid de 2023 y con un asesino de chicas adolescentes. Dice el director que tenía una inquietud sobre la violencia, concretamente la violencia en, por y para los menores. Lucía Juárez es Alicia, una adolescente problemática. Jesús Barranco es Luis, el vigilante de seguridad de un centro de menores, un tipo que ha superado los 50, pero no la adolescencia. "El tránsito a la adolescencia es peligroso, sueles estar perdido y Lucía lo está. Muy relacionado con la violencia, tanto hacia ella misma como hacia los demás", explica Lima. "Dos personas muy solas, dos soledades que van vagando por las calles y que tropiezan. Necesitan establecer un vínculo amoroso, pero uno es potencialmente el asesino y la otra la víctima. No sabemos si uno va a matar a la otra o al revés, o si se van a reconocer como seres humanos con empatía", añade San Juan. Es un thriller.

Asesinato y adolescencia es el resultado de un proceso de investigación, en el que han participado varios adolescentes que podrían ser de cualquier barrio trabajador de cualquier ciudad de España. Sus voces, en forma de coro, se incorporan a la obra como un personaje más. En esos talleres han mostrado sus anhelos, sus miedos, sus dudas, su angustia ante un futuro más que incierto. Han participado también dos abogadas que defienden a criminales, porque buscaban dar respuesta a qué hacemos con nuestros asesinos. Para Lima este proceso ha servido para desmontar la alarmante violencia juvenil, no solo entre bandas latinas, sino en general. Un asunto muy jugoso para los medios, dice, que exageran estos casos, fomentando una sensación de inseguridad ciudadana al tiempo que anuncian alarmas antiokupas y sistemas de seguridad. La obra no tiene desperdicio. Cómo trata la sociedad a los jóvenes de hoy, a los menores, la falta de empatía, de conexión, de amor y comprensión, el señalamiento, la violencia estructural que sufren.

Escena de 'Asesinatos y adolescencia' / Esmeralda Martín

"Si no tienes depresión, tienes problemas con la alimentación. Si no tienes problemas con la alimentación, tienes complejos, si no es que no eres sociable, pero siempre tienes algún problema". Sé que esta es una situación extrema, pero cómo son los adolescentes de hoy, los que recogéis en esta en esta obra.

Bueno, ante todo es importante explicar que no se trata de un ensayo teatral sobre la adolescencia, no pretende aportar información nueva sobre la adolescencia. La adolescencia son dudas, muchas, y el mundo adulto también, con lo que hacerse adulto consiste en aceptar que no existen certidumbres absolutas apenas en la vida y que no pasa nada por ello. Que los misterios son insondables y que el peligro no son las dudas, sino los dogmas. Pero en la adolescencia hay una necesidad de absoluto, de todo o nada y una necesidad de poder afirmar sin duda. Y eso genera angustia.

Habéis hablado de cómo erais vosotros de adolescentes, que es una etapa de dudas lo comparten todas las generaciones, pero en este texto de 2023 se habla de cambio climático, de guerras y de que probablemente no vayas a vivir más de 40 años. Eso genera todavía más angustia.

Sí, por supuesto. Hoy por primera vez en la historia de la humanidad está en cuestión su continuidad en el planeta Tierra y por lo tanto su continuidad, porque la posibilidad de vivir en Marte, más allá de Elon Musk, poca gente se la plantea. Quizá un adolescente entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial o durante la Segunda Guerra Mundial, evidentemente sufrió más angustia que uno que viva hoy en Madrid. Pero es cierto que es inédita esta situación en la historia de la humanidad, el hecho de que el futuro no está garantizado. No ya un buen futuro, sino cualquier futuro, ningún futuro está garantizado.

En los talleres han participado unos 15 o 20 adolescentes, no es un estudio de campo, no había ninguna pretensión de abordaje sociológico de la cuestión, sino puramente teatral, creativo. En estos talleres es una cuestión que por supuesto tienen presente, que pese a lo que diga el panel internacional de científicos sobre el cambio climático, que ellos van a vivir, no está claro, no está claro el futuro de los que hoy tienen 14, 15 o 16 años y mucho menos el de los hijos que en su día tendrán. Yo creo que eso pesa como una sombra y necesitan defenderse. Y al mismo tiempo no dejan de llegarles mensajes que son de continuidad del sistema, sobre todo a través del consumismo: compra, compra, compra, compra, compra. Hay como una cantinela continua que dice tú no te preocupes, que la maquinaria sigue adelante como si nada. Pero ellos saben en el fondo que esa maquinaria está gripada y que no hay posibilidad de continuidad de la especie humana si no hay una transformación profunda de la forma de habitar el planeta.

Son adolescentes que por lo menos ahora han manifestado sus problemas o se han atrevido a hablar de sus problemas de salud mental, porque es otro de los temas que se aborda en la obra, desde autolesiones hasta un montón de medicación, jóvenes adictos no solo a las drogas , que también, sino a las pastillas.

Sí, probablemente la adolescencia, en la época que yo lo viví, que fue en los años 80, era mucho más silenciosa y reprimida a la hora de verbalizar su angustia. Ir a terapia era ser un loco, nadie se planteaba terapias y hoy en día la terapia es algo muy común, aunque no sea accesible para todo el mundo porque en la sanidad pública es muy limitada y la terapia privada es carísima. Los adolescentes que han participado el taller de teatro, tenían ganas de participar e iban con una predisposición a expresarse y a verbalizar. Y porque Andrés tiene mucha mano a la hora de generar un ambiente de confianza, de intimidad, de buen humor, donde es más fácil abrirse porque te sientes más seguro. Entonces sí, han hablado mucho de su potencia de vida, de su ilusión por vivir, de su alegría por vivir y de su miedo a no ser capaces de vivir.

Y has dicho en la rueda de prensa que son adolescentes con inquietudes culturales, pero que ya no leen tanto. Imaginó que el ir al teatro mucho menos. Todo lo ven en series, películas o música, adviertes. Qué responsabilidad o papel tiene ahí el teatro, que precisamente ayuda a fomentar la empatía, el ponerse en el lugar del otro, justo cuando aquí vemos a adultos que no entienden a los adolescentes, que han dejado de conectar con sus propios hijos.

Hubo la época de la cultura oral ,antes de la escritura y de la imprenta. Hubo la época de cultura escrita y cuando digo cultura escrita, me refiero a que la mayor parte de las historias se transmitían a través de la escritura, de la literatura. Y ahora estamos en otra etapa, que no sé cómo llamarla. Una era digital donde prima lo visual. Esto me genera dudas, porque creo que hay historias que son difíciles de contar, si no es a través de la literatura. En cualquier caso, el teatro está bastante a salvo de todo, porque es previo al lenguaje hablado. Desde los primeros sapiens y antes se representaban historias, aunque fuera para advertir de que no vayas por ahí, que hay un león, sin palabras. A día de hoy, el teatro es básicamente visual. Una parte importantísima del teatro es el texto escrito, pero cuando se escribe teatro, no se escribe con la finalidad de que alguien lo lea, sino de que alguien lo diga en un escenario, se lo cuente a otro. Creo que el teatro nunca moverá tanto dinero como el cine y sin embargo está mucho más garantizada su longevidad. Porque aunque se vaya a la mierda, mientras haya dos seres humanos, uno que cuente y otro que escuche, habrá teatro.

En 'Lectura fácil' nos situabas en un piso tutelado con jóvenes, aquí estamos en un centro de menores también con adolescentes. El sistema sigue fallando constantemente a los más necesitados.

Bueno, yo creo que el sistema en sí es un fallo, porque el sistema se basa en el poder de unos sobre otros, no en el poder de unos con otros, que sería lo realmente democrático. Creo que el sistema tiene algunos aspectos democráticos y otros que no lo son en absoluto, creo que vivimos en un sistema de poder jerárquico, donde el abuso de poder es la dinámica habitual. En un sistema que no está construido sobre la idea de los cuidados, de cuidarnos mutuamente, sino de competir unos contra otros y procurar tu propio bien por encima del bien común. Unos mandan y otros sirven, hay ricos y pobres, hay quienes toman las decisiones y quienes se ven sometidos a las decisiones ajenas. Eso es un sistema fallido en sí, es un sistema que está poniendo nuestra existencia como especie al borde del colapso por su forma de organizarse, es un desastre, es suicida. Lo llamamos democracia por sentirnos tranquilos y tiene algunos aspectos democráticos, pero otros en absoluto democráticos, sino más bien destructivos.

¿Sabes lo que es "Jovenlandia" o te suena?

No.

Cada vez que hay una agresión a chicas o cualquier acto de violencia, enseguida aparecen en las redes un montón de cuentas preguntando si el joven agresor come jamón y si es un joven de "Jovenlandia" (el continente africano), cuando no se aporta su nacionalidad. En esta obra también queda retratada la responsabilidad que tenemos los medios de comunicación cuando se producen agresiones o violencia entre jóvenes, alarmas antiocupación, inseguridad callejera... crece mucho el racismo, se culpabiliza mucho a los menores no acompañados y extranjeros. La responsabilidad de los medios y los discursos de odio es algo que querías intencionadamente reflejar.

Sí, por ejemplo, hay un momento en el que aparece publicidad y hay una publicidad de alarmas anti ocupación y no es casual ni gratuito, fue puesto ahí conscientemente. Creo que el periodismo es uno de los oficios más nobles y necesarios en una sociedad sana, democrática, emancipada e igualitaria. El problema es la estructura que engloba todo, que es la estructura capitalista mercantil. Los medios de comunicación son empresas privadas, propiedad de empresas que tienen medios de comunicación, compañías de móviles, constructoras, hospitales privados, etcétera. Entonces no defienden el interés colectivo, el derecho a la información, sino sus intereses privados y crean una realidad falsa o un relato falso sobre la realidad. Por ejemplo, decir que el problema del acceso a la vivienda son los okupas o que el problema de la violencia social son los menas. Se señala a sectores vulnerables, que no pueden defenderse, para que la sociedad culpe de sus males a esos sectores. El 15M señaló con claridad el origen de nuestros males y está en el negocio de la banca, en el negocio de las inmobiliarias, en la corrupción de los políticos, etcétera. Y por eso se destruyó el 15M. Bueno, yo no creo que se destruyera, creo que ese espíritu sigue, se mantiene y se ha logrado a pesar del intento de los grandes medios de comunicación de desviar el señalamiento del origen de nuestros males.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00