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NoViolet Bulawayo: "La tiranía dura lo que permitan sus víctimas. El día que decidamos entre todos que nos hemos hartado, acabará nuestra miseria"

Entrevista a la escritora zimbabuense, finalista del Premio Booker por Gloria, una fábula inspirada en la caída de Robert Mugabe en Zimbabue

NoViolet Bulawayo: "La tiranía dura lo que permitan sus víctimas. El día que decidamos entre todos que nos hemos hartado, acabará nuestra miseria"

NoViolet Bulawayo: "La tiranía dura lo que permitan sus víctimas. El día que decidamos entre todos que nos hemos hartado, acabará nuestra miseria"

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"Cuando llega la muerte, el animal rico no tiene dinero y el animal pobre no tiene deudas, pero algunos animales tienen lo que tienen". Esto escribe NoViolet Bulawayo (Zimbabue, 1981), finalista al Premio Booker por su primera novela, 'Necesitamos nombres nuevos' y finalista de nuevo por la que acaba de presentar en España: 'Gloria', con Alianza de Novelas. Gloria nos lleva a Jidada, un país ficticio del sur de África, donde el Viejo Caballo, un tirano designado por el mismísimo Dios, ha caído. Un país habitado por animales de granja que buscan una nueva liberación. Otra fábula inspirada en la caída del dictador Robert Mugabe, que estuvo más de cuatro décadas en el poder.

Portada de 'Gloria', de NoViolet Bulawayo / Alianza De Novelas

Bienvenida a Madrid, a España. ¿Es su primera vez en esta tierra de granjeros blancos?

Jajaja. Es la primera vez que vengo a Madrid, pero ya había estado en España con anterioridad, en Barcelona, en una visita relámpago. Esta vez voy a pasar algo más de tiempo en España, quién sabe, igual me busco trabajo en una de las granjas de blancos, jajaja.

¿Cuándo escribió Gloria y durante cuánto tiempo? ¿El curso de la historia le hizo modificar su relato? La presenta en España ahora, justo después de unas elecciones en Zimbabwe que, como advierte en la novela, ya sabíamos quién iba a ganarlas. Estas y las siguientes.

Empecé a escribir Gloria en 2017, justo después de la caída de Robert Mugabe, que hasta entonces era el único presidente que yo había conocido. Llevaba casi cuatro décadas en el poder y tardé unos cuatro años en escribirlo, porque durante el proceso de escritura cambió de un libro sobre Robert Mugabe y el golpe de Estado a pretender ser un libro que fuera esencialmente una historia de la nación. Me di cuenta de que las voces más importantes eran las de la gente que normalmente se queda fuera de la historia general, que no forman parte del drama político o que no tienen nada que ver con él, pero cuyas vidas se ven muy afectadas por lo que sucede igual que las había afectado el largo reinado de Robert Mugabe. Acabo de venir de Zimbabue, donde he sigo testigo del proceso electoral y el resultado no sorprende a nadie, pero eso no significa que la gente esté contenta con ese resultado ni que apoyen al vencedor. Y a mí es algo que me infunde mucho ánimo, ese espíritu de resistencia que presencié en todo el país. Y que espero que al igual que pasa al final de la novela, ese espíritu un día nos lleve a la libertad.

Jidada es un país de animales de granja, que en su día expulsó a los granjeros blancos. Es inevitable compararlo con Rebelión en la granja, de George Orwell. ¿Por qué una fábula contemporánea y no una historia con humanos?

El uso de personajes animales me dio la libertad de apropiarme de la historia, de hacerla mía y también de darme la distancia entre el relato y el drama político. Pero creo que también es importante decir que los animales han formado parte del aparato en el que los humanos hablamos de nosotros mismos, se han utilizado para contar relatos humanos desde que los humanos contamos historias. No creo que sea una cosa muy descabellada ni especialmente original.

"Durante la colonización británica hubo pillajes, violaciones, secuestros, asesinatos y opresión", leo. Los animales expulsaron a esos granjeros blancos y hoy Jidada es un país -leo de nuevo- "con un mal gobierno, un gobierno cruel, corrupción, pobreza, tiranía, elecciones amañadas, masacres, racismo, esperanzas truncadas, sueños traicionados, la promesa rota de independencia". ¿Se vivía mejor con los granjeros blancos? Hay un capítulo donde se recoge la nostalgia de algunos por esos tiempos.

A ver, es cierto que hay personajes en el libro que ven esos tiempos pasados con cierta nostalgia y yo he conocido a gente trabajando sobre el terreno que te dicen que la vida bajo el colonialismo era mejor y te dan motivos, como que al menos teníamos infraestructuras que funcionaban o que la economía era muy estable. Pero el fracaso de los gobiernos de Zimbabue hoy en día y en muchos otros lugares del continente africano, no justifica ni hace que el colonialismo sea una alternativa preferible. La realidad es que el colonialismo fue algo que estaba mal, algo muy violento y deshumanizador para los africanos. Trajo muchísimos males de los que aún no nos hemos recuperado. Y parte del atolladero en el que nos encontramos hoy en día, viene de ese período tan violento, así que soy incapaz de comprender esta nostalgia. El colonialismo no se puede justificar ni se puede mostrar de ninguna forma positiva.

¿Qué responsabilidad tienen hoy Gran Bretaña, Estados Unidos, los países vecinos de Jidada, Naciones Unidas, la unión africana o la comunidad de desarrollo de África austral en lo que pasa en Jidada? Siguen siendo esclavos de las sanciones y ayudas ecónomicas.

No tienen ninguna responsabilidad, ningún papel en lo que sucede. Precisamente pasa lo que pasa porque estos países no han tenido un rol activo o significativo. Si nos fijamos en entidades como la Unión Africana, por ejemplo, lleva ahí toda la vida y en su mayor parte ha guardado silencio ante los abusos producidos no solo por el gobierno de Zimbabue, sino de otros países del continente. Somos conscientes de que no se puede tener esperanza en ninguna de estas instituciones, no van a cambiar nada, como hemos visto en las últimas elecciones, que han sido injustas y no libres.

Es una historia claramente marcada por el Black Lives Matter, esa repeticiòn del I can't breathe. También por el Me Too. Es un sistema patriarcal que afirma que "la verdadera hembra, la clase de hembra que todos amamos, honramos y celebramos, es la que se respeta así misma y respeta su cuerpo". Las que enseñan las tetas en forma de protesta, "son feas, desvergonzadas, utilizadas por Occidente, un estorbo". ¿Cuál es la situación de la mujer en Jidada y qué poder tienen los pechos, el enseñar las tetas?

La situación de las mujeres en Jidada es igual que en cualquier otro patriarcado violento, de subyugación. Y se podría argumentar que es un sistema violento para todo el mundo, pero lo es especialmente para las mujeres por su género. No hay un relato único. Si nos fijamos en la historia de Zimbabue, por ejemplo, la liberación suele verse bajo un prisma masculino. Mira a quién se considera el padre de la Nación y luego están las élites que tienden a ser hombres de edad avanzada. Y ese es el relato oficial a la hora de entender el poder a lo largo de la historia. Sin embargo, Gloria se interesa por las historias en los márgenes y para mí esos márgenes incluyen a las mujeres que forman parte de esa historia de liberación. Fueron a la guerra y lucharon junto a los hombres, así que son héroes de guerra, de la guerra de liberación, pero probablemente nunca se les dará el reconocimiento que merecen porque su género atenta contra el relato oficial. Y luego está el tema del cuerpo femenino. Por más que el patriarcado quiera hacernos creer que las mujeres somos débiles o que somos personajes sexualizados, somos humanas, con autonomía sobre nuestro cuerpo y capacidad para definir el propio cuerpo en nuestros propios términos. En Gloria, el cuerpo femenino se convierte en una fuente de poder, en una fuente de autoridad subversiva. Las mujeres en Gloria acaban maternando a este nuevo país que nace al final de la novela y para mí ese es un relato muy, muy importante. Porque creo que nuestra libertad está vinculada a este fragmento de la población marginalizada y que lo está porque el patriarcado teme su poder.

La historia del libro y la escritura está muy marcada por las redes sociales. Me ha fascinado que la cuenta del presidente de EEUU sea Gran Babuino Potus. ¿Tiene que ver con Trump?, ¿cómo se le ocurrió esto?

A ver, el humor tiene un papel muy importante en Gloria y es como me enfrento al poder problemático que Trump encarna, reduciéndolo a un chiste. Buscaba un animal que capturara la esencia del expresidente estadounidense que por aquel entonces, no me gusta llamarlo idiota, era violento y negativo. Desprendía tanto odio. Buscando lo opuesto a un presidente bueno y progresista, el babuino fue el entre comillas afortunado para representar a Trump, pero es todo ficción, evidentemente.

Por el humor le quería preguntar, porque es una historia cruel, salvaje, llena de barbarie, pero también de humor, de ternura. ¿Ha sido difícil buscar el equilibrio?, ¿era necesario el humor en esta historia sangrienta?

Hago un uso muy deliberado del humor, que creo que es uno de los elementos distintivos de mi trabajo. Lo uso para enfrentarme a temas difíciles y a veces violentos. El humor es mi forma de que el relato sea disfrutable para el lector, pero también me interesa el humor como resistencia, sobre todo ante la represión. Retratar a un personaje violento, a quien han puesto en un pedestal por motivos equivocados. Convertirlo en cómico, porque si la gente es capaz de reírse de los tiranos, por quienes son, creo que poco a poco empiezan a perderles el miedo. El humor entraña un cierto poder que espero que algunos de nosotros, que vivimos en regímenes opresivos, podamos abrazar y no soltarlo porque es muy importante.

Toda fábula termina con una moraleja, sintetizando: ¿cuál sería la de Gloria?

La moraleja es que la tiranía dura mientras sus víctimas le permitan durar, en otras palabras: el día que decidamos entre todos que nos hemos hartado, creo que acabará nuestra miseria.

 
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