La Hora Extra | La cultura se rebela y renace contra vetos y censuras

Se acabó la broma. Frase atribuida al agente de bolsa de Groucho Marx. Frase que explica lo que está pasando en el panorama cultural con los últimos casos de censuras, vetos y cancelaciones de obras y películas por su contenido feminista, LGTBIQ o sobre memoria histórica. El mundo de la cultura se ha unido dispuesto a no dejar que se cancele ninguna obra más. La recién creada Organización por la Libertad Artística se ha puesto en marcha para evitar que se repitan casos como la cancelación del Orlando de Virginia Woolf en Valdemorillo, Madrid, que representaba la compañía Teatro Defondo. O la suspensión de la proyección de Lightyear, la película de Píxar en un municipio cántabro. También el veto a las lenguas cooficiales y la censura a la obra El mar de Alberto Conejero sobre un maestro republicano o las críticas a La villana de Getafe, de Lope de Vega, por su contenido sexual.

"La libertad tenemos que sentirla nuestra, absolutamente nuestra, porque somos libres y no nos pueden quitar eso. No podemos volver atrás. No podemos permitir que algo tan inmenso como la libertad sea aplastada y será aplastada si dejamos que una serie de gentes y una serie de energúmenos, todos juntos, vuelvan a ocupar un sitio que nos costó tanto conseguir", aseguraba Marisa Paredes, una de las muchas artistas que ha defendido la libertad de creación.

En esta Hora Extra hablamos de renaceres, de tomas de conciencia y de empezar un tiempo nuevo. Es lo que decidió hacer hace tiempo el cantante Rayden, que anunció su retirada de la música para centrarse en otras cosas. El último concierto lo iba a dar el próximo verano en su ciudad, Alcalá de Henares. Ahora ha anunciado que lo cancela, no quiere tocar en un municipio donde gobiernan dos partidos que van en contra de causas que él defiende, como las personas trans o los migrantes. Sabe que los gestos de las personas tan conocidas como él tienen "cierta repercusión" y ha recordado que entre sus seguidores hay tres personas trans que encabezan su club de fans. Por eso, no se imagina dando "un concierto de despedida dando la mano a un gobierno ultraderechista". "Por sentido común, por coherencia, hay que hacer algo y esto es lo único que puedo hacer", resumía.

Dentro de esos casos de censura no se libran, como veíamos, los clásicos, ni Lope de Vega, ni Virginia Woolf. De momento, Cervantes sale indemne, y eso que defendió la libertad de expresión frente a la quema de libros y las censuras de su época en El Quijote. El escritor está de actualidad porque esta semana se representa por primera vez en la historia una de sus obras inéditas en el teatro español. Es La casa de los celos y selvas de Ardenia, una obra escrita hace 400 años que nadie había adaptado a pesar del jugoso contenido con historias cruzadas con 32 personajes sobre las tablas.

Las lenguas cooficiales son también el objetivo de los nuevos ayuntamientos gobernados por la derecha. Por eso, nos dice la artista Laia Torrents, es importante reivindicar a los autores que las defienden como Verdaguer, Brossa o Rodoreda. Ella lo hace en una trilogía sonora que se está representando en Barcelona en el Festival Grec. Laia Torrents y Roger Aixut son las dos almas de Cabosanroque. Y son dos almas porque, a pesar del trabajo conjunto que hace tiempo que ejecutan, pueden llegar a discrepar en muchos aspectos. Esta es la riqueza de la creatividad, claro, y ayer, en la presentación de su trilogía en el CCCB, no podían esconder también la satisfacción de la culminación de un trabajo que han acabado llamando Una trilogia de teatre expandit.

Seguimos con renaceres y hablamos del nuevo disco de Carlangas, músico que ha madurado, que ha crecido, se ha independizado de su banda, Novedades Carminha y tiene proyecto nuevo, que mira al momento actual. Carlangas es un disco ecléctico y de transición hecho con amigos y alguno de sus ídolos, entre ellos Manu Chao. "Es un disco de transición entre la disolución de Novedades Carmiña y lo que es el proyecto Carlangas. Yo no sabía cómo iba a sonar el proyecto Carlangas y este es el disco que me enseña un poco a como sonar y por dónde van a ir los tiros en el futuro. Y me dediqué a probar. Entonces, en el disco puedes encontrar un montón de un montón de estilos, un montón de propuestas, diferentes, cosas que son recuerdan más al sitio de donde vengo y cosas como más atrevidas, pero sí que es un disco de búsqueda. Un poco la foto del último año diciendo por aquí vamos a hacer disco funky, vamos a hacer un poco de hip hop y vamos a hacer un poco de rock. Y bueno, creo que lo tengo clarísimo. O sea, me sirvió para eso como como espacio de pruebas".

Carlangas ha cerrado una etapa vital y algo de cierre vital y de iniciático tiene el debut literario de la periodista y escritora catalana Anna Pazos. Matar el nervio, publicado por Random House. Es una descarnada revisión de la juventud, una disección de lo difícil que cuesta lograr eso del arraigo y sobre la insatisfacción de una generación, la suya. Pazos vivió en varias ciudades, en ellas estudió, trabajó, vio el mundo y también sucumbió al desánimo. "Hay una una parte de huida hacia adelante total y desarraigo. Es un concepto central en el libro, de esa sensación de sensación de no tener un hogar, una raíz muy sólida en un lugar. Y esa búsqueda tiene que ver también con la vida urbana".

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Francia anda revuelta. El motivo, los disturbios ocasionados por esa rabia juvenil, de unos jóvenes pertenecientes a una clase social que sufre las medidas neoliberales del gobierno Macron y que ha sufrido la violencia policial. Eso afecta también a los museos que adelantan hora de cierre debido al toque de queda en el país. Uno de los afectados ha sido el Pompidou, en pleno centro parisino. Allí se acaba de inaugurar una exposición de Norman Foster, el gran arquitecto. La mejor manera de exhibir los sesenta años de carrera del omnipresente arquitecto británico ha sido encargarle a él mismo la escenografía de su exposición. Es lo que ha hecho el comisario Frédéric Migayrou que ha desplegado en la sexta planta del museo, sobre 2.200 metros cuadrados la mayor retrospectiva que nunca se ha hecho a un arquitecto en vida.