La 'morritocracia'

Madrid

Como no quiero especializarme en abrir ‘La Ventana’ contando chistes, voy a obviar la parte cómica del anuncio de que Froilán de Marichalar trabajará en los preparativos de la próxima Cumbre de Cambio Climático. Esa cumbre se va a celebrar a finales de año en Dubai, donde Froilán reside desde hace meses, después de salir de España de forma un tanto precipitada. Igual que su abuelo, Juan Carlos, con el que vive actualmente. Uno salió por una cosa y el otro por otra. Nótese, por cierto, que he utilizado el verbo "trabajar" sin ningún retintín, porque este me parece un asunto bastante serio.

Sobre todo, si lo conectamos con el discurso, muy en boga, que insiste en presentar la meritocracia como solución a todos los problemas sociales, incluida -supongo- la desigualdad. José María Aznar ha sido uno de los últimos en invocarla, frente a lo que él define como "derechos colectivos" y "grupos singulares excluyentes". La meritocracia, para quien no lo sepa, es ese principio según el cual una persona, con talento y esfuerzo, puede llegar a donde se proponga, que suena muy bien… la lástima es que es mentira.

Es mentira porque no todos estamos en el mismo punto de partida y los mecanismos de equilibrio social, como becas, ayudas… o lo que sea… no compensan después esa desventaja. Entonces, claro, cuando ves según qué cosas, y lees hoy, por ejemplo: "Froilán no podrá tener vacaciones en verano", pues te tienes que morder la lengua. Pero al menos recordar, como así han confirmado estudios de todo tipo, que la meritocracia, la de verdad, la que funciona, la meritocracia son los padres. Y en algún caso, como puede comprobarse, los abuelos. Isaías Lafuente me permitirá que lo use adjudicándole el copyright. Esto no es meritocracia. Esto es 'morritocracia'.