La corrupción y la impunidad de la extrema derecha, contado a través del Estudiantes
El periodista y escritor Jacobo Rivero publica 'Dicen que ha muerto Garibaldi', novela histórica publicada por Lengua de Trapo que emula a los Episodios Nacionales de Galdós y que retrata la España de las últimas décadas
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Imagen del periodista Jacobo Rivero / Lengua de Trapo
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Galdós novelizó la historia de España en sus Episodios Nacionales, obras que a través de historias íntimas contaban los grandes acontecimientos de su tiempo. La editorial Lengua de Trapo quería realizar algo similar con el momento presente y, para ello, ha ido seleccionando a grupo de escritores, intelectuales y periodistas para configurar desde la ficción la historia reciente de nuestro país. El periodista Jacobo Rivero acaba de publicar Dicen que ha muerto Garibaldi, una novela de misterio con alma galdosiana sobre la evolución de Madrid desde el tardonfranquismo hasta la actualidad. "La idea era coger la lógica de los Episodios Nacionales y, de alguna forma, contar los últimos 40 años de España a través del Ramiro de Maeztu, que es uno de los institutos así como emblema de la ciudad de Madrid y en ese sentido también la historia es muy madrileña", nos cuenta el escritor.
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En ese colegio tan madrileño, en su polideportivo Magariños, donde Yolanda Díaz dio salida a su nuevo proyecto político, donde juega el equipo de baloncesto el Estudiantes, es donde comienza la acción. Allí aparece el cadáver de un tipo que tiene vínculos con la extrema derecha, con el baloncesto, con la corrupción urbanística. Una trama de misterio que le sirve el autor para profundizar en los grandes males actuales. "La idea era hacer una especie de retrato de la evolución del país a partir del Ramiro, desde el final del franquismo, los inicios de la transición".
La policía comienza su investigación en una trama que da saltos temporales desde principios de los 70, los 80, los 90 y los 2000. Rivero fue alumno del Ramiro y tuvo vinculación con El Estudiantes. "El estudiante tiene una épica como equipo de cantera, también una especie de mitología alrededor de su propia presencia en el baloncesto español", señala.
La curiosa historia en torno a ese centro educativo. Un colegio e instituto público, con raigambre en la ciudad, y ubicado en el Barrio de Salamanca, distrito donde las clases altas y el poder vivían y viven. El propio autor podría ser uno de los personajes de su propia novela. "Es una generación que no había luchado contra el franquismo ni que tampoco había participado de las glorias del franquismo. Sí éramos muchas familias numerosas las que por aquel entonces entrábamos en el instituto por puntos, y cómo hemos ido viendo crecer también esos personajes que venían de la extrema derecha y como la extrema derecha más violenta y más agresiva se iba disolviendo en negocios como más turbios que llegan casi hasta hoy en día".
Dice el periodista que empezó a investigar y a recopilar documentación que tenía guardada en casa. Mientras iba investigando, aparecían historias y casos reales que casi llamaban a la puerta del propio libro. "Tenía un montón de documentación, la verdad, y luego había cosas que me iba encontrando en paralelo a que iba escribiendo el libro. De repente, estaba mirando Estambul 92 con El Estudiantes y buscando noticias de Turquía y me encuentro con una noticia de El País sobre un juicio que me encajaba en la historia. Ha habido muchísima investigación, muchísima documentación, entrevistas reales y luego una serie de elementos, de fotografías, que construyen la historia o que construyen la atmósfera de la historia que me iban apareciendo o que yo iba buscando y encontraba".
Un cronista galdosiano de Madrid
Y así, aparece el incendio del Palacio de los Deportes de Madrid, donde años después se construiría el Wizink Center, lugar de grandes conciertos en el centro de la capital, en plena zona de Goya y Serrano. La corrupción emerge en cada una de las décadas, como si fuera el gran mal de una España que salió a trompicones de la dictadura. "La corrupción parece casi estructural. En España se normaliza que el presupuesto de una obra pueda multiplicarse por diez a pesar de que haya habido un concurso público que, a lo mejor, elegía la oferta más barata. Está como aceptado que una obra que se presupuestó en 24 millones de euros pueda terminar costando 124 millones de euros y no es ningún escándalo. Esa normalización de un grado de corrupción casi sistémica y cotidiana es una de las cosas que aparecen también en el libro".
La vivienda, la gentrificación, el Madrid "de toda la vida", las franquicias que asaltan los barrios, el lío en la calle Ponzano... Jacobo Rivero se ha convertido en un cronista galdosiano de un Madrid en decadencia, pero que siempre mantiene su encanto. Encima, no se olvida de la música, de homenajear grupos y estilos a lo largo de toda la novela. "No estoy muy de acuerdo con los relatos oficiales o contraoficiales de la transición, ni tampoco de La Movida, y quería contar en paralelo esas dos historias", incide el autor.
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En pleno momento electoral, a punto de empezar la campaña de los comicios locales y autonómicos, Dicen que ha muerto Garibaldi reflexiona también sobre uno de los grandes problemas de los españoles la vivienda. Un problema que, como tantos otros, viene de lejos. "Está esa famosa frase de Solchaga, de que era una España de propietarios, no de proletarios, ha ejercido una especie de perversión que llega hasta nuestros días con el tema de la vivienda, que ahora tanto se debate".
Influencia de la novela policíaca
De la novela histórica, del lenguaje cuidado de Galdós, el libro se mueve también por los tics de la mejor novela policíaca. "Una parte de influencia de la novela policíaca, que a mí me encanta, que tiene que ver con escritores como Petros Márkaris, Paco Ignacio Taibo II, de alguna forma, pero indiferente aunque no es novela policíaca en Almudena Grandes, Hay como cierto homenaje también a un estilo mediterráneo de novela negra y a algunos elementos del género".
También es interesante descubrir la evolución de la masculinidad, algo que ha tenido un devenir abrupto en las últimas décadas, sobre todo en los últimos años. La policía, Robles, es mujer, frente a un mundo de hombres que tejen las tramas criminales. "El Ramiro era un instituto y colegio público solo de chicos hasta 1987. Mis primeros siete años de colegio los hice rodeado de chicos. Eso significa un espacio lleno de testosterona. Entonces, el personaje de Robles, que está basado en un personaje real, sí que me apetecía que tuviera mucha fuerza. También he tenido un grupo de amigas a las que he consultado la novela y me advertían del peligro de que quedara una especie de masculinidad permanente que las alejara del interés por el libro".
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Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...