La Hora ExtraLa Hora Extra
Ocio y cultura

Hernán Díaz, el escritor americano que ha novelado el origen del capitalismo en 'Fortuna'

El autor de origen argentino publica 'Fortuna' una novela sobre el dinero que habla de lo oscuro que hay detrás de las grandes fortunas y que será una serie de HBO Max

El escritor Hernán Díaz en Madrid / Joan Monejon

Barack Obama dijo de Fortuna que era de lo mejor que había leído. No fue la única crítica positivo que tuvo esta novela del escritor americano de origen argentino. También The New York Times fue elogioso con ella, y dijo que estábamos ante uno de los grandes libros de 2022. Tanto es así que HBO Max ya ha comprado los derechos y prepara una serie que protagonizará actriz Kate Winslet. El autor, Hernán Díaz, está de visita a España. Viene a presentar la traducción de esta novela al español y a hablar en pleno huracán financiero en Estados Unidos y, por extensión, en el mundo, de los orígenes del capital, del dinero. Ese es el tema de esta novela monumental contada con varias voces, donde se recrean los inicios del capitalismo en América. Igual que hizo la directora Kelly Reichardt en First Cow, un wéstern que ahondaba en la importancia del dinero y cómo cambió la vida de los colonos americanos, Díaz hace lo mismo siguiendo el origen de una fortuna.

El autor argentino criado en Suecia, formado en Londres y que reside en Brooklyn desde hace años, reconoce que presenta un libro inusual sobre la peripecia vital de Benjamin Rask, que llegará a ser uno de los hombres más ricos del mundo, en el Nueva York de principios del siglo pasado. Casado con la solitaria Helen Brevoort, el lector, a través de cuatro puntos de vista diferentes, irá descubriendo la verdad que hay detrás de esa fortuna, en una novela polifónica.

Su novela abarca los orígenes del capitalismo y se centra en el dinero, ¿Es impensable acabar con el capitalismo?

Creo que al menos desde la revolución industrial, donde nos habituamos a estar en el mundo de determinada determinada manera, consumiendo determinados bienes de un modo más o menos instantáneo, desde el momento en el que el trabajo mismo se ha estructurado de determinados modos dictados por el capitalismo, creo que sí, que en efecto, se nos ha hecho muy difícil imaginar otro orden de cosas. Aunque este orden de cosas implique terminar con el mundo físico y biológico tal como lo conocemos ahora. Si yo tuviera que pensar un orden alternativo, creo que es un orden que tal vez nos vaya a ser impuesto a nuestro pesar. Y es un orden que vendrá de la biología más que de la política.

La novela está compuesta por cuatro partes muy distintas que van llevando al espectador por distintas maneras de contar el relato en torno al dinero, ¿Cómo decides plantearlo en esos cuatro cuatro relatos?

Hay una doble respuesta a esa pregunta. La primera respuesta es que toda fortuna, todo gran capital, implica subsumir a una la multitud de gente que contribuyó a su creación. Esto del selfman, es un mito. Nadie se hace a sí mismo. La fortuna se hace a costa del trabajo de otros. Pensé que una novela sobre el capital debería, de algún modo, imitar y reflejar la estructura misma del capital, que es la de contener multitudes. De algún modo, esa sería la primera respuesta. La segunda respuesta es que cunado me puse a trabajar en esta novela, me di cuenta de que había voces que habían sido suprimidas de estas grandes epopeyas. De una vez más, el selfman, lo digo en inglés porque es una frase tan norteamericana, indica la marca de género de esa frase. Quería, de algún modo, representar las voces que habían sido silenciadas o incluso amordazadas en estas historias del capital. Por eso es que el libro se detiene tanto en estas voces y tiene esta estructura polifónica o coral y suena casi como un acorde musical. Donde hay diferentes, diferentes voces que que coexisten. Creía que los lectores, tal vez, experimentaran en carne propia qué es esto de estas voces tan fuertes y otras voces tan marginalizadas.

¿Y eso implicaba pensar o detenerte en un tipo de lenguaje, en una estructura, en un tipo de frases diferentes en cada una de las historias?

Sí, también. Cada una de estas voces tiene sus cualidades formales, retóricas, incluso institucionales diferentes. Una novela no circula del mismo modo que un documento histórico o del mismo modo que una memoria o que un diario íntimo que, en genera,l no circula en absoluto. Estas condiciones de circulación, junto con las condiciones de acción y enunciación de textos implica pensar quién está hablando, desde qué punto de vista, con qué autoridad contribuyen a crear ciertos efectos de verdad. Nosotros, como lectores, a veces aceptamos con un poco de celeridad, sin preguntarnos demasiado acerca de su legitimidad. Y por eso la invitación a los lectores. A través de estas cuatro novelas que componen la novela, quería lanzar una invitación a los lectores para preguntarse acerca de sus presupuestos, que aceptamos tácita y velozmente cada vez que leemos un texto.

Leí una cosa que dijiste que me pareció interesante, que hay muy pocos libros que hablan del dinero. Claro, es verdad que hay muchas novelas que hablan del sueño americano, del fracaso del sueño americano. Hay también muchos relatos cinematográficos o en la ficción televisiva que hablan de esa ruptura. Pero es verdad que sobre sobre el dinero en el centro no hay tantos.

Es curioso. Y eso fue algo que a mí me resultó muy productivo. Yo soy un tipo de escritor que escribe de cara a la literatura. Me interesa mucho interpelar, conversar y a veces discutir con autores que amo o que detesto. Hay odios que son muy productivos. A la hora de empezar este libro, me puse a leer lo que pensé que iba a ser un corpus gigantesco de novela sobre el dinero en un país como los Estados Unidos. Y me quedé pasmado al descubrir que realmente esto no era así, que se podían contar con los dedos de una mano las novelas que trataban realmente del proceso de acumulación de capital. Este vacío me produjo una libertad inmensa, porque no tuve que rendirle pleitesía a un canon preexistente, como que me pude inventar un poco las reglas de cómo escribir sobre este tema.

¿Y por qué crees que que no hay? Lo digo porque al final el dinero está en todo lo que hacemos, en todo lo que pensamos, desde lo más íntimo, desde cualquier decisión. Y, sin embargo, no hablamos de dinero y pensé que esto era una cosa más europea...

Bueno, los estadounidenses pensamos que es una cosa más estadounidense. Sí, bueno, tendría una vez más una respuesta doble a tu pregunta. La primera es que existe este pudor un tanto mojigato en torno al dinero. Creo que si yo te preguntara ahora cuál es tu sueldo, sería un momento tremendamente incómodo. Porque cuanto más dinero, más conciencia existe de que hay algo ahí de injusticia. No se habla del dinero y en la literatura específicamente tiene que ver con esto y con este pudor que todos compartimos. Es casi como estar desnudo o hacer algún tipo de pregunta íntima. La segunda respuesta es que, en general, los discursos sobre el dinero lo vemos en las páginas financieras de los periódicos. Es un discurso que es intencionalmente oscuro e inaccesible y que creo que, en general, los escritores piensan que tal vez no sea un material narrativo demasiado excitante. Pero es justamente esa oscuridad y supuesta inaccesibilidad del discurso económico que a mí me interesaba encarar. Es decir, por qué se nos presenta el dinero de este modo, dado que es, como bien habías dicho en tu pregunta, lo que nos afecta a todos.

Es una novela de época, pero leyéndola nos hace pensar en cosas del presente, como si lo de Credit Suisse o lo de Silicon Valley, cosas que acaban de pasar ahora, estuvieran relacionadas, ¿Ha cambiado poco el mundo desde los años 20 o por qué encontramos tantas similitudes en esas épocas?

Me urge recordar que no soy economista. Soy un mero novelista que, en este caso, leyó varios libros al respecto. Pero no es mi campo. Lo que he descubierto es que estas crisis son absolutamente cíclicas y son absolutamente estructurales. No hay nada coyuntural o accidental en estos cracks que se dan de un modo bastante regular y creo que obedecen simplemente a que hay una codicia que es inagotable y que matemáticamente es insostenible dentro de cualquier sistema. Y entonces llega un punto de quiebre, inevitablemente, cada tanto.

Hay una cosa muy literaria en que una obra que habla del de principios del siglo XX tenga un interés ahora, esa cosa de que las grandes obras literarias siguen siendo actuales a pesar de los años

Uno escribe con la ilusión de que las cosas resuenen entre sus pares. Cuando eso sucede es una gran alegría. Pero sí, lamentablemente también cabría decir que este libro explora también ciertas características de las políticas monetarias fiscales bursátiles conservadoras en los Estados Unidos, que por extensión, también se aplica a gran parte del mundo. Y estas políticas conservadoras, porque son conservadoras, el nombre lo dice todo, se han mantenido en pie desde principios de los años veinte, que es realmente cuando empezó esta gran desregulación de los mercados y esta sospecha frente a cualquier intervención estatal en los quehaceres bursátiles es algo que se ha agudizado. Hubo tal vez un intento de corrección después del 29 en Estados Unidos con el New Deal, con Roosevelt, para salir de la Gran Depresión. Pero después el gran punto álgido fueron los 80, con Ronald Reagan, la escuela de Chicago, Milton Friedman y esta especie de devoción fanática y lunática por la infalibilidad del mercado y la idea de que la prosperidad de unos pocos se va a traducir en el bienestar de los muchos, que es una mentira cruel.

¿Qué puede hacer la literatura, el entretenimiento, las narrativas. ¿Cómo se puede cambiar el relato desde, en tu caso, desde desde la literatura?

No creo que la literatura sea un entretenimiento, al menos para mí. Es algo más serio. Algo que, de algún modo, moldea el modo en el que vemos la realidad. Aunque no todo el mundo sea lector, aunque no todos lean de un modo compulsivo, creo que la literatura es el modo más acabado y más perfecto que tenemos de usar el lenguaje, de presentar narrativas, de construir ficciones. Es evidente que las narrativas y las ficciones también son fuerzas que moldean la realidad, que determinan la realidad, que ayudan a crear nuestra percepción de la realidad. Es más que un entretenimiento. Es el modelo según el cual tal vez podemos entender mejor las narraciones que condicionan a nuestras circunstancias y a nosotros mismos.

Va a haber adaptación televisiva...

Va a haber adaptación televisiva, hay adaptación televisiva. Esta está en pleno proceso de guion y va a ser una serie limitada de seis episodios que va a salir por HBO Max.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00