Eugenio Merino cambia a Franco por Picasso en la obra más provocadora de ARCO 2023
Un Miró de dos millones de euros en Mayoral marca la pieza más cara de una feria dedicada al Mediterráneo, con una fuerte denuncia de los refugiados y la inmigración y con presencia ucraniana
Madrid
El arte ha sido un refugio contra la guerra y un modo de denunciar las atrocidades cometidas en campo de batalla. El emblema más representativo de todo ello ha sido el Gernika de Picasso, una obra que está presente en esta edición de ARCO.
En la Galería Max Estella, Eugenio Ampudia ha forrado uno de los refugios que se construyen para las familias en los campos de refugiados, de cuatro metros, con el cuadro en el que el pintor malagueño volcó el horror de la Guerra Civil para la Exposición Universal de París. "Normalmente en los campos de refugiados hay un espacio íntimo para las familias como éste. Es curioso que deconstruyendo el Gernika dé lugar a un espacio que el siglo XXI es una representación totalmente contraria a lo que Picasso intentó hacer cuando lo pintó", cuenta Ampudia.
"Lo de poder habitar el arte es interesante en estos momentos y que sea un refugio a la vez da idea de nuestra fragilidad actual, incluso siendo occidentales. Es un símbolo muy claro de arte y cultura y lo relacionamos con nuestra propia vida", dice el artista sobre esta obra que vale 50.000 euros, y que está en la galería Max Estrella. "Estamos viviendo un contexto de guerra y precisamente este Guernica es el cuadro antiguerra total", añadía el artista.
Del cadáver de Franco al de Picasso
La escultura está situada justo enfrente del estad de la galería ADN, en la que expone Eugenio Merino, uno de los artistas más irreverentes y políticos del panorama nacional que ha tenido en ARCO momentos estelares como la escultura de Franco metido en una nevera. Este año cambia el cadáver del dictador por el de Pablo Picasso, que yace ataviado con espardeñas, camiseta de rayas blancas y azules y con una lápida que anuncia su muerte. "Aprovechando la efeméride de la muerte de Picasso, es una manera de recordar cómo esta figura no deja de funcionar como reclamo turístico, trayendo la gentrificación a la ciudad", dice el galerista Miguel Ángel Sánchez sobre este simulacro hiperrealista que ya presentó en Málaga en 2017.
Se trata de una edición de tres piezas, a 45.000 euros cada una, que la galería del artista ha querido traer a la feria al hilo del aniversario de la muerte del pintor, que se celebra este año, y que justo critica la instrumentalización de su figura con fines comerciales. También en ADN se puede ver y comprar una máscara mortuoria de Lorca, por un precio de 8.000 euros.
El arte como arma política está más presente que nunca en esta edición, donde muchas artistas apuestan por señalar el machismo estructural en la industria. "Establece un hilo conductor entre las sufragistas y los movimientos feministas contemporáneos. Me baso en los banderines que utilizaron en las marchas para conseguir el voto femenino y donde las prácticas textiles fueron una reivindicación política y social", nos explica la artista María Carbonell que expone un banderín titulado My body belongs to me. Juana de Aizpuru, la galerista más veterana de la feria, llega con un stand marcado por las mujeres, con una muestra de esculturas pequeñas realizadas Alicia Framis, tituladas Érase una vez una mujer (Indonesia). Se puede ver también un mural con los derechos de las mujeres rodeados de rojo, que firma Elo Vega.
Contra la colonización
La presencia de galerías latinoamericanas es potente este año y muchos de sus artistas apuestan por una denuncia contra la colonización, como el trabajo de la peruana Daniela Ortiz, o el del argentino Marcelo Brodsky, con una alegoría entre los procesos migratorios que han marcado América Latina y los que marcan al continente Africano. Una obra que se basa en la fotografía y que cuestiona el trato que Europa da a los migrantes. Una denuncia muy presente este año en la feria, ya que el tema al que está dedicada es el Mediterráneo.
Quizá lo más emocionante y políticamente más actual es la guerra de Ucrania. El año pasado la Feria comenzó con la invasión de Rusia ya en marcha y la contienda ha marcado esta temporada artística en lo económico y en lo político. En ARCO la guerra está presente en la galería de Kiev Voloshyn Gallery. En su stand se incluye obra reivindicativa donde pueden verse carteles de 'Stop Putin', 'Gas embargo on Russia' o 'Decolonize Russia'. Hay también una maqueta de los edificios gubernamentales completamente quemados, metáfora de la situación que ha vivido y vive el país desde hace casi una década. Además de fotografías que ilustran la devastación en aquel país un año después.
Este miércoles, los profesionales podrán recorrer las galerías en busca de obras que acumular a sus colecciones y ya el fin de semana será el público el que acceda a esta feria que tiene como obra más cara un Miró valorado en dos millones de euros. La femme et l'oisau se exhibe en la Galería Mayoral. Es una de las 211 galerías que acuden a la cita, de las que un 60 por ciento son internacionales. Antoni Tapies, Antonio Saura, José Guerrero, Fernándo Zobel, Rafa Macarrón, Juan Muñoz o Eduardo Chillida son algunos de los nombres que más se repiten por la feria, y que conviven con artistas callejeros, como Boa Mistura, que presenta su primer NFT en ARCO. Destaca también la llegada a ARCO de la neoyorquina David Zwirner, que en 2020 adquirió el legado del español de Juan Muñoz y que ha traído dos esculturas del español a 800.000 y 850.000 euros cada una.
Las galerías más potentes, como la Malborough trae una de las imponentes pieza de la serie Alfaguara de Martin Chirino, por 575.000 euros, inspirada en el agua y que preside su espacio en ARCO, en un stand que dialoga con Soledad Sevilla, la mexicana Laura Anderson Barbata, Juan Genovés o Lucio Muñoz. También hay arte de vanguardia en la feria, Guillermo de Osma trae una de las pocas piezas cubistas de esta edición, un María Blanchard, por 220.000 euros. Por el contrario, una de las obras más baratas que hemos encontrado está en Helga de Alvear, obra gráfica de hasta 300 euros.
Por último, hay eslóganes protesta, los que ha realizado con neón el artista Marco Godoy, uno de los más jóvenes de la edición. Ha cogido una serie de pancartas con lemas usados en el 15M y les ha puesto una luz de neón. "Por ti también lucho" es uno de ellos, pero también el famoso meme "Emosido engañado", muy significativo en este entorno, donde el arte siempre reta al visitante ávido de nuevos impactos.
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Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...