Gastro

"Solo hay un representante español en el club de los 50x50x50": por qué España aún no está en 'la Champions' del vino

Con más de 800 bodegas y 185.000 copas servidas, la tercera edición de la Barcelona Wine Week ha servido para mostrar la fortaleza y la diversidad de un sector que también arrastra miedos y carencias

El vino rosado se ha consolidado como una de las grandes tendencias del vino en la Barcelona Wine Week.

Madrid

La tercera edición de la Barcelona Wine Week reunió la semana pasada a más de 800 bodegas y 20.000 visitantes. La imagen, al entrar en el recinto de la Fira, en Plaza España, era espectacular: gente por todas partes, traqueteo de carritos cargados de vidrio, enormes carteles anunciando zonas vinícolas... Un éxito de público profesional que repercute directamente en la economía de la ciudad —con un impacto estimado de 12 millones de euros— y también una gran demostración de poderío por parte del sector. ¡En tres días se sirvieron 185.000 copas!

María Naranjo, la responsable de responable de Industria Alimentaria en el ICEX, celebra el éxito de la Barcelona Wine Week, pero asegura que el hecho de contar con una feria internacional capaz de competir con otras mucho más asentadas, como Vinitaly, es solo el principio.

"Francia e Italia llevan 30 o 40 años trabajando canales comerciales y comunicando sus vinos", explica. "El vino español empezó a internacionalizarse mucho después, pero tenemos un reto añadido porque no siempre defendemos los mismos colores. Hay pequeños consejos reguladores que creen que pueden triunfar en China hablando solo de ellos mismos. Es muy importante que defendamos la camiseta común de la diversidad. España, en lo que se refiere a vinos, es el país es el más diverso en vinos del mundo. ¡Comunicar eso es un reto!".

Un micrófono y 185.000 copas de vino

22:03

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"Traen la billetera cargada"

Justamente por eso, una de las claves del éxito de la Barcelona Wine Week ha sido la presencia de compradores internacionales. Expertos traídos por la organización que no compran vino por botellas o por cajas, sino que más bien lo hacen por palés o por contenedores de barco. "Han venido responsables de compras del sector retail (supermercados), pero sobre todo han venido Food & Beverage managers de las grandes cadenas hoteleras y de los grupos de restauración internacionales. Esos son los que traen la billetera cargada y van a dinamizar", señala Naranjo.

La zona Artisan ha sido una de las más concurridas de la Barcelona Wine Week.

La sumiller Pilar Cavero, que publica sus críticas en el diario ABC, asegura que le ha sorprendido el tamaño de la feria y que le ha gustado, sobre todo, la zona de Artisan, donde se han reunido pequeños proyectos de zonas diversas, pero "con valores similares y mucho afán de compartir". Curiosamente es en parte del recinto, la de los stands más humildes, donde más gente se ha concentrado durante la feria.

Pequeños proyectos con grandes vinos

Marta Clot, una joven divulgadora del vino que está arrasando en Instagram, también se muestra muy complacida con la oferta de Artisan. "Hay muchas bodegas de distintas zonas y con distintas filosofías, pero ha venido tanta gente interesante que no nos va a dar tiempo de probar todo lo que queríamos", explica. "Cuando llevas probados 50 vinos, además, la lengua está cansada".

Una aclaración: catar 50 vinos no significa haberse tomado 50 copas. En estas ferias, de hecho, hay recipientes por todas partes para que la gente puede escupir después de haberse llevado el vino a la boca. "La gente se escandaliza y me pregunta cómo puedo escupir un vino", señala la influencer catalana. "Pero sí, se tiene que hacer. Forma parte de nuestra profesión y de nuestra profesionalidad".

Uno de los descubirmientos de la Barcelona Wine Week que más le han gustado a Marta Clot, según cuenta, ha sido el Mazapé, un vino de Tenerife que elabora el exsumiller de elBulli David Seijas y que forma parte de su proyecto de no-bodega Gallina de Piel. "No tenemos viñedo, ni tampoco un espacio físico propio. Lo nuestro es más bien un coworking con amigos. Trabajamos con nuestras barricas en distintas partes de España y me enamoré de Tenerife por todo lo que pasa allí: los microclimas, las variedades, los suelos... Pero la producción es muy pequeña".

Rosados, espumosos y vinos naturales

Otro de los proyectos más interesantes de la zona Artisan es el de Primitivo Collantes, responsable de una bodega homónima situada en Chiclana de la Frontera y al que Santi Rivas, autor de Deja todo o deja el vino, señala como fundador de un movimiento denominado socairismo. "Es un término acuñado por Santi Rivas y que hace referencia a los vinos blancos no fortificados de la zona del sur, pero que tienen un toquecito a Jerez porque en la elaboración se ha empleado una bota en la que había habido oloroso o fino", explica el bodeguero.

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Más allá de la zona Artisan, de todas formas, en la Barcelona Wine Week ha habido hueco para sellos tan pequeñitos como el de la IGP Valle del Cinca, del que forma parte Bodegas Valonga. Una rareza que entusiasma a los que buscan algo diferente, pero que también requiere muchas explicaciones. "A principios del siglo XX ya teníamos 10 hectáreas de garnacha, pero hemos ido evolucionando", asegura Teresa Ferrer. "Este año hemos sacado un espumoso y ha tenido mucho éxito, así que vamos a aumentar la producción de 3.000 a 15.000 botellas".

La madre del tempranillo

Aunque siempre hay novedades, como la irrupción de los vinos en la lata, lo cierto es que la tendencia apunta hacia los espumosos, los rosados, los vinos naturales y los también que cuentan con una certificación vegana. Pero el experto José Ignacio Junguitu también pone en valor el esfuerzo de muchas bodegas que no dejan de investigar, como pasa con la Fórmula 1 en el sector del automóvil: "Cada vez hay más investigación detrás de los vinos comerciales y está muy bien que haya vinos para frikis de este mundo, pero es más importante aún que todas las bodegas apuesten por la sostenibilidad medioambiental y por pagar un precio justo a los viticultores".

Catando en la Barcelona Wine Week. / Xavier Solanas

Un buen ejemplo de ese afán por es el proyecto de recuperación de variedades que ha puesto en marcha Bodegas Luis Cañas. Su último gran hallazgo, de hecho, ha sido localizar a "la madre" de una variedad de uva sin la que sería imposible entender el vino español. "El tempranillo es una variedad que tiene entre 500 y 600 años", explica Mariannick Garel. "Originalmente procede de una variedad blanca, la albión mayor, y de una tinta, la benedicto, que acabamos de identificar en uno de nuestros viñedos".

Miedos y complejos del vino español

Más allá de los vinos que se han podido catar y de las catas temáticas que se han organizado —algunas tan sorprendentes como la de sushi con cava—, hay dos grandes temas que han sobrevolado la feria: la necesidad de convivir con la evidencia científica en lo que se refiere al binomio alcohol-salud, y la baja autoestima (precio) del vino español. El espumoso de Bodegas Valonga, por ejemplo, ronda los 10 euros; y la gama más alta de Primitivo Collantes no llega a los 40, un precio similar al del Mazapé de Gallina de Piel.

"El precio medio por el que vendemos cada litro no llega a los 4 euros. En Francia, sin embargo, se está vendiendo a 9 euros, así que tenemos margen para crecer", señala María Naranjo. Un objetivo que, a priori, puede incomodar a quienes aspiran a seguir comprando grandes vinos de menos de 5 euros en el supermercado, pero que también tiene efectos positivos a medio y largo plazo porque el apoyo al sector primario también puede ayudar a combatir la despoblación, mejorar la calidad del turismo y aumentar el valor de las exportaciones.

Santi Rivas explica por qué no deberíamos comprar vinos de menos de 5 euros

Pero, ¿por dónde hay que empezar? "Lo primero sería empezar a creernos que tenemos un vino excelente. Me salen ronchas cada vez que oigo que el vino español tiene una excelente relación calidad-precio. La calidad es excelente. ¡Punto!".

"El club de los 50x50x50"

La responsable de la industria alimentaria en el ICEX, de hecho, recuerda que hay un master of wine (el título más prestigioso del mundo del vino) que habla del "club de los 50x50x50". Un selecto grupo de países en los que hay al menos 50 bodegas capaces de producir 50.000 botellas a un precio mínimo de 50 euros. Pues bien, en esa liga, "la Champions del vino", de momento, "solo juegan tres países: Francia, Italia y EEUU".

Trajín de carritos llenos de copas limpias en la barcelona Wine Week.

De hecho, según María Naranjo, "solo hay un representante español en el club de los 50x50x50": Vega Sicilia. Pero, ¿significa eso que el vino español es inferior en calidad al francés o al italiano? Pilar Cavero asegura que no: "Simplemente se lo creen más. Se han vendido mejor. Aquí también hay mucha calidad y mucha tradición, pero en España nos hemos centrado más la cantidad. Tendríamos que habernos créido más en nuestra calidad y nuestra diversidad. Somos privilegiados, pero n nos lo creemos y nos estamos quedando atrás".

La gastronomía al rescate

Todos los expertos coinciden en que una de las palancas que pueden ayudar a desbloquear la situación es la gastronomía porque, a menudo, el vino no se vende solo, sino que se convierte en el acompañante de un buen menú. Un vía en la que franceses e italianos, de nuevo, también llevan años de ventaja. Por eso el ICEX ha puesto en marcha un proyecto de formación y un sello, Restaurants From Spain, que identifica a los restaurantes que ofrecen cocina española de calidad por todo el mundo, al estilo de Hospitalitá Italiana.

"Nosotros creamos el sello hace tres años, en plena pandemia, y tenemos 260 restaurantes acreditados, frente a los 11.000 que tiene Italia. Pero era importante hacerlo porque les damos publicidad y formamos a sus equipos", señala María Naranjo. "Si no lo hubiéramos creado, no tendríamos esta red de embajadores de la gastronomía española".

Otro de los ponentes de la Barcelona Wine Week ha sido el cocinero extremeño José Pizarro, alguien poco conocido en España, pero que en el Reino Unido es una auténtica celebrity: programas de televisión, colaboraciones en la prensa... Algo parecido lo que José Andrés representa en EEUU porque sus restaurantes se han convertido en grandes embajadas de la diversidad de la cocina española... ¡y del vino!

"Estamos apostando mucho por el godello y por los vinos de Jerez, que en su día fueron muy importantes en el Reino Unido y que la gente está volviendo a apreciar. De hecho, ya no te piden un Jerez a secas, sino que te piden un amontillado, un oloroso o un palo cortado", señala el chef. "La gente pide cositas nuevas y nosotros, a excepción de algún champagne francés, solo trabajamos con referencias de origen español".

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Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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