Josita Hernán, una intelectual que no tenía nada de "tonta del bote"

Madrid

Josita Hernán nace en una familia de modernos y crece en los ambientes más intelectuales de Madrid. Su padre, Antonio Hernández Ballester, era militar, periodista y crítico teatral de la Correspondencia; su madre, Remée Meléndez, poetisa y corresponsal en España del Diario la Comedia de París. Es su madre la que la introduce en los ambientes más relumbrantes de la capital de los años 20. El Liceum Club le permite, desde niña, codearse con una generación de mujeres destinadas a cambiar los modelos femeninos. Y a la vez tener los primeros contactos con el teatro. Allí se sube por primera vez en un escenario de la mano de Cripriano Rivas Cherif y de Federico García Lorca con la obra "Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín".

Los padres de Josita Hernán, que conocían muy bien los ambientes del teatro, intentaron evitar que su hija se dedicara a la farándula, pero ya era tarde y además tanto Cherif como Eduardo Maquina les convencieron de que había nacido para ello. Su gran debut fue con 16 años en el Teatro Español interpretando a Doña Urraca en "Las mocedades del Cid". Luego vendrían los rodajes con Carlos Gardel e Imperio Argentina en París, "La bien pagada" con Miguel de Molina o "Centinela, alerta" con Jean Gremillón y Luis Buñuel. La carrera parecía imparable, pero llegó la guerra. La guerra le lleva a un refugio de tres años en Tetuán, una vuelta a un Madrid donde todo había cambiado y en el que su padre es represaliado por militar republicano y su madre como periodista.

Es en el contexto de postguerra de 1939 cuando se le ofrece ser "La tonta del bote" de Gonzalo Delgrás, una versión cinematográfica de la obra teatral de Pilar Millán Astray. La película es un éxito de taquilla y convierte en estrellas a los dos protagonistas, Josita Hernán y Rafael Durán. Para Josita, que tiene a su padre y a su madre en casa, es la gran oportunidad de ganar dinero. Tiene que tirar para adelante a pesar de que no es la situación deseada ni los papeles que le ofrecen los más apetecibles. La encasillan en un tipo de mujer simple y lejos de su mente moderna. A la vez que va rodando, monta su propia compañía de teatro en la que el público también le piden personajes del perfil. Terminó quemada como todas las copias de la comedia que la hizo famosa. Un incendio acabó con su tonta del bote para siempre, hoy solo se puede ver la versión que hizo Lina Morgan en los años 70.

Josita Hernán abandona el teatro comercial en los años 50, crea una compañía que se dedica a representaciones experimentales en espacios clandestinos al margen de la censura. Una de esas salas era La Carbonera en el sótano del 34 de Príncipe de Vergara, una dirección hoy muy conocida en los informativos de televisión por ser el portal de Luis Bárcenas. España se le va quedando pequeña hasta que decide en 1953 marcharse a París. Allí termina siendo profesora de teatro en español en el Conservatorio. Le ofrecen ser lectora de español en la Biblioteca de España y promocionar la cultura española en Francia. Con esto se gana la vida con la ayuda de sus colaboraciones en medios de prensa francesa. Incluso colabora con una revista a la que envía dibujos picantes de mujer bajo el pseudónimo de Ana. Vive durante dos décadas en el Hotel Peyris. Francia la libera de los corsés de la España franquista, se relaciona con los exiliados y crea su gran proyecto, la compañía de teatro del conservatorio.

Con los estudiantes de teatro del conservatorio francés, Josita Hernán hace giras por España, especialmente por La Mancha. Hasta el punto de que el alcalde de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) le regala un molino de viento, El Doncel. La noticia aparece incluso en el NO-DO. Allí pasó hasta catorce veranos, haciendo vida en el molino y bajando al pueblo en un burro para asombro de los paisanos. Durante 20 años estuvo alejada de su trabajo como actriz. Solo lo recupera en 1974 para hacer su última película en la que hace el papel de celestina en "El Libro del Buen Amor" de Tomás Aznar y en la que comparte reparto con Susana Estrada y Patxi Andión entre otros.

Su última aparición que recordamos fue en "Cine de Barrio". Fue la primera invitada del programa que inició en televisión española José Manuel Parada. Ya estaba muy enferma y no le apetecía salir de casa, pero nos cuenta el presentador que le amenazó con dejar el proyecto si ella no iba a plató. Fue y le acompañó en aquella ocasión Mary Carrillo. Hubo una segunda vez en la que se juntaron las dos tontas del bote, Josita Hernán y Lina Morgan. Murió en diciembre de 1999, sin el reconocimiento público que merecía, pero rodeada de amigos y amigas. Nunca una tonta fue tan lista.