El presidente nos debe una

Barcelona

El presidente del Gobierno nos debe una. Hace quince días, desde la reunión del G-20 en Bali, adquirió un compromiso sobre el futuro de la polémica ley del “solo sí es sí”, cuya intención era proteger mejor la libertad sexual de las mujeres. Dijo, el día 16, que antes de extraer conclusiones del debate, correspondía a los tribunales y a la fiscalía “unificar doctrina”. Y la vicepresidenta Yolanda Díaz se apuntó a esa idea.

En los últimos días, tanto la fiscalía como el Tribunal Supremo han tomado ya posiciones. Y por desgracia, divergentes. El fiscal general dio instrucciones a los fiscales de base de reivindicar ante los tribunales que no se rebaje ninguna pena por el solo hecho de que se haya estrenado una nueva ley, que consagra algunas sanciones eventualmente más reducidas. El Tribunal Supremo ha agravado una sentencia de inferior rango, agravando la pena, pero ha impuesto en un asunto nueve años de cárcel, uno menos que lo contemplado en la anterior ley. Y ha subrayado que cada caso es cada caso y que esta sentencia suya no vale para todos los casos.

A cada cual le puede gustar más lo de los fiscales, o lo de los jueces del alto tribunal. Pero los decisores en última instancia son los magistrados. Y han consagrado que las sentencias pueden ser (no que siempre “deban” ser) inferiores a las de la ley anterior, que en principio aparentemente era más blanda para con los violadores.

Así que no hay doctrina unificada. O seguimos con la dispersión, y el alboroto consiguiente a cada decisión judicial. O se reforma la ley. El turno es de Pedro Sánchez. Tendrá que mojarse.

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