Judith Butler: "El futuro de la democracia depende de la materialización de los derechos de las personas que no los tienen"

Trece doctorados Honoris Causa, una vida ligada a la investigación académica y al compromiso político y social y decenas de libros, ensayos y artículos publicados. La filósofa norteamericana es una de las pensadoras más radicales e importantes de las últimas décadas en el ámbito no solo de la filosofía, también de la política, de la sociología y de la lingüística. Es una de las pocas intelectuales que tiene fans de todas las edades, que se han agolpado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid desde bien pronto para coger sitio y escuchar su discurso de agradecimiento al recoger la Medalla de Oro de la Institución.

"Premiamos un pensamiento valiente, que es rompedor y novedoso. Dar esta medalla es tomar partido, posicionarnos a favor de la ampliación de derechos y del derecho a la diferencia. De un pensamiento que interpreta y cambia el mundo al mismo tiempo". Con estas palabras presentaba el presidente de la institución a la autora de libros tan complejos como El género en disputa, Deshacer el género o Cuerpos que importan. En primera fila, la ministra de Igualdad, Irene Montero, impulsora de la Ley Trans, viendo a una de las referentes en cuestión de estudios sobre el género y el binarismo de los cuerpos.

Y así, con la sala repleta de gente de todas las edades, muchos tomando nota, otros aplaudiendo a la filósofa, Butler ha comenzado a analizar qué podemos hacer los individuos en un momento desolador como el que vivimos. Mencionaba el auge del fascismo, los feminicidios, los desaparecidos, a las víctimas del cambio climático, a las personas trans y al colectivo queer y, por supuesto, a las mujeres. "Las personas trans y queer que salen a las calles para exigir el derecho a aparecer sin discriminación y violencia", decía en la conferencia, donde incluía en esa lista de cuerpos disidentes a las personas racializadas, a las mujeres y a las víctimas de minorías religiosas. "El futuro de la democracia depende de la materialización de los derechos de las personas que no los tienen", insistía.

Partiendo del análisis de lingüistas como Jacques Derrida o Austin, que afirman que el lenguaje no solo dice cosas; sino que también refleja actos. Butler aplicó esa performatividad del lenguaje a la performatividad de los cuerpos, ahondando en la relación entre sexo y género y cómo el género es una identidad creada, a través de la performatividad, es decir, de una serie de actos que así lo configuran. Para ella, la performatividad tiene que ver con la repetición de normas de género, muchas veces, opresivas y dolorosas. Esa es una de las claves de su obra, que ha generado multitud de debates. Pero Butler es mucho más.

Si el miércoles hablaba de Nietzsche y Kafka en la Facultad de Filosofía de la UCM, donde aparecieron pintadas contra ella por defender a las personas trans y el binarismo de género, el jueves tocó repensar a una filósofa clave: Hannah Arendt. El título de la sesión ha sido Juicio, libertad, solidaridad: Pensar con Arendt, y en ella ha unido su teoría a la de la filósofa alemana Hannah Arednt. "Lo que he ofrecido aquí hoy es una descripción performativa de la política desde la perspectiva de Arendt, que creo que es relevante para nuestro tiempo. Pero sería negligente si no señalara que las fuerzas reaccionarias a menudo nos han convertido en desobediencia civil, violando la ley en nombre de sus propios propósitos”.

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La desobediencia civil, las relaciones humanos y el juicio moral han sido los temas que han atravesado esta conferencia. Unas ideas que ya han ido apareciendo en algunas de sus obras como Vidas precarias o el último ensayo publicado en España, La fuerza de la no violencia (2020). Para ella es clave tener una posición ética para abordar la lucha por la igualdad en las sociedades actuales, teniendo en cuenta que la crisis climática y los derechos de los animales. "El odio mismo se ha elevado a una posición política", insistía Butler.

Arendt huyó de la Alemania Nazi a Estados Unidos. En su obra Eichmann en Jerusalén, la filósofa hablaba de cómo la obediencia de los ciudadanos alemanas a las leyes del régimen de Hitler hizo posible el Holocausto. Butler ha usado ese ensayo para hablar de la necesidad de juzgar aquellas leyes que no se ajusten a la norma general y al interés de lo colectivo. En un alegato contra el indivisualismo, Butler apremiaba a los asistentes a dejar la preocupación moral de uno mismo, colectivamente abandonando el individualismo, para responder conjuntamente a desafíos como el cambio climático, el auge del fascismo o la violencia policial.

“Hemos visto cómo los estudiantes se reúnen para oponerse al feminicidio, cómo grandes grupos de feministas han salido a la calle para oponerse a las violaciones y los asesinatos, cómo los indígenas han reclamado tierras que el gobierno ha robado, cómo los activistas climáticos han detenido maquinaria sin autorización previa. Los familiares y amigos de los desparecidos en México les buscan. Todos se han reunido sin pedir permiso, han hecho responsables a los gobiernos y la policía; son las personas que han ejercido el juicio colectivo de palabra y obra para lograr la justicia, una justicia que llegó, está llegando y seguramente llegará si seguimos brindando nuestro apoyo”.

En cuanto a la libertad, para Butler ésta solo se manifiesta en el espacio público, cuando las personas reclaman o hacen suyo ese espacio apareciendo en él. “Esto es lo que sucede cuando las personas queer y trans salen a las calles con sus aliados feministas y cis para exigir el derecho a aparecer sin discriminación y violencia, para exigir el acceso a la salud, para exigir cambios en la educación y políticas públicas que reconozcan y honren su lugar que le corresponde en una sociedad democrática”, incidía en la alianza feminista y queer, base de su pensamiento en todas estas décadas.