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"Se nota, se siente: el clítoris está presente": Hora 25 se cuela en un 'tuppersex' con 14 chicas

Nos colamos en una reunión de 14 chicas para explorar -y hablar de- el placer femenino a través de un buen puñado de juguetes sexuales. También recorremos una tienda erótica del centro de Madrid

Juguetes eróticos encima de una mesa en una reunión de 'tuppersex'.

Madrid

Patricia Silk, dueña de Desatame, nunca organiza tuppersex en su casa, un chalet enorme a las afueras de la capital. Ella normalmente se desplaza con su maleta cargada de juguetes eróticos -juguetes para ellas, sobre todo, pero también para ellos o para parejas- y recorre la Comunidad de Madrid para ir a donde la requieren. Pero esta es una ocasión especial porque las chicas son muchas (14) y porque "viene la radio". Así que, lo que en un primer momento iba a ser un 'tupper' en un salón de Móstoles, termina en el sótano de la casa de Patri, como quiere que la llamen.

"Se nota, se siente: el clítoris está presente": Hora 25 se cuela en un 'tuppersex' con 14 chicas

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Ella dice de su empresa que organiza "los mejores 'tuppersex' de Madrid" porque lleva un "sex shop a casa". Aunque claro, depende de donde esté tu casa: "A lo mejor hablo de sexo anal. No es lo mismo hacerlo en Parla que con mujeres de Pozuelo, que mucho más recatadas, con más prejuicios. Me he encontrado chicas que te dicen que nunca se han masturbado o que solo llegan al orgasmo con su pareja". Y para Patri, "necesitar a un hombre para llegar al orgasmo, es surrealista".

La mayoría de las chicas del 'tupper' tienen pareja, pero no demasiados prejuicios. Sí alguna duda: una pregunta qué es ser clitoriana. Porque le suena a "mandaloriano". Básicamente significa que, como la mayoría de las mujeres, no llegas al orgasmo solo con la penetración. Necesitas estimulación del clítoris. Para eso hay juguetes específicos: masajeadores, balas vibradoras, dispositivos incluso con mando para que lo active otra persona... De hecho, uno de los gritos que se escuchan durante la reunión es "se nota, se siente, el clítoris está presente".

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Para las que no están muy convencidas, Patri les aclara que a los juguetes hay que cogerles cariño. "No te van a abrazar ni decir te quiero", pero hay que coger confianza con ellos". Y sobre los chicos, apenas aparecen en una reunión centrada en el placer femenino. Aunque al final, Patri saca los huevos masturbadores: huevos de silicona para ponerlos en la punta del pene y masturbar a los chicos. Y eso que no le hace ninguna gracia: "puedo perder la voz, estar 3 horas explicando juguetes que son fantasía para nuestra vagina, pero cuando saco los huevos pajilleros, todas se lo llevan. Por qué tenemos que tener siempre la mentalidad de complacer a los hombres".

Muchas acabarán comprando los huevos, pero también juguetes para ellas. Bromean de hecho con todo el dinero que se van a gastar (hasta 150 euros termina pagando una). Tras más de dos horas y media de reunión y se van más contentas de lo que han venido. Con un contacto nuevo en la agenda: 'Patri Tupper Sex'.

Un recorrido por una tienda erótica

Después de colarnos en una reunión de 'tuppersex', otro equipo de Hora 25 decide recorrer algo "más convencional". Una tienda erótica del centro de Madrid. Óscar Ferrani es el coordinador general de producto de Amantis, una de las muchas tiendas eróticas de Madrid. Él es nuestro particular guía en este recorrido sonoro por este establecimiento de juguetes sexuales. La colocación de los objetos y la caracterización exterior de la tienda tiene un sentido: lubricar a los clientes para una exploración completa de la sexualidad. Ahora las tiendas eróticas -que no 'sexshop'- son lugares abiertos, diáfanos, no hay nada lúgubre en la investigación física del placer sexual. El sexo se puede practicar de mil maneras distintas, pero hoy nos hemos colado en el mundo de los accesorios, de la maquinaria, que mucha gente utiliza para vivir el placer de una forma distinta. "Todo nuestro cuerpo puede funcionar como un enorme genital", explica Ferrani al inicio del recorrido.

Al principio, cuando uno entra en la tienda, hay unos libros colocados muy minuciosamente con títulos llamativos: 'La pareja multiorgásmica', 'Hamor húmedo' o 'Dame más'. "Normalmente hacen una parada en la zona de libros, aunque no quieran comprar libros. Esta zona les sirve para valorar un poco el ambiente de la tienda, el aroma", dice nuestro guía. Lo cierto es que ahora tienen que hacer mucho "menos esfuerzo" de "lubricación mental" con los clientes, sin embargo, dice Óscar, "la vergüenza nunca debe perderse porque es inherente al acto sexual. Nuestros clientes nos cuentan cosas que no cuentan a sus parejas".

En la parte intermedia de la tienda están "los reyes", esto es, los dildos. Son los juguetes sexuales por excelencia, los más conocidos por el imaginario colectivo y probablemente los más variados. Con los dildos la cosa va por "familias". "Anillas vibradoras, vibradores más externos y floridos, un helado con lengüetas que vibran sobre sí mismas, dildos más grandes, más pequeñitos, con calentador, con estimulador de clítoris, de perineo. Un dildo rematado en una semiesfera con unas barbas como si fuera un calamar", explica con detalle Ferrani.

Tienda erótica Amantis-Retiro en el centro de Madrid.

En un estante, frente a los dildos, está la familia de succionadores sónicos, los míticos succionadores de clítoris que pusieron en el centro la masturbación y el placer femenino. El placer por y para ellas, no el placer de ellas para ellos. "Si el juguete se hace imprescindible, el jugador queda al margen. El juguete está al servicio de la comunicación de la pareja y con uno mismo. Sí que lo podría llegar a considerar imprescindible en dinámicas de autoexploración. Frente a la falsa creencia de que son una competencia desleal frente a los penes, yo les diría que todo lo contrario. Ellas, en la soledad de su alcoba, van a descubrir ritmos, angulaciones, palancas, zonas, que la van a empoderar en el conocimiento de su cuerpo", relata el coordinador de producto de Amantis.

¿Quién utiliza más frecuentemente los juguetes eróticos? "Entrando en la valoración hombre-mujeres estamos muy equilibrados, te diría 50-50, pero sí que es verdad que las mujeres son las clientes más habituales, más fieles y me atrevería a decir que más exigentes. Requieren más explicaciones, saben lo que quieren, requieren tocar y en ese sentido intentamos prestar más atención por justicia social, es un público que ha sido muy malentendido, la palabra "consolador", explica el divulgador. "Intentamos no llevarnos por prejuicios, sí que hay detalles por orientación sexual, yo que sé, un público chica-chica es probable que quiera más arneses, pero te puede sorprender una pareja hetero y él se lleva un dildo pequeñito y un arnés ella", añade.

Cada vez hay más público hetero rompiendo el tabú del sexo y la estimulación anal. Nuestro guía nos explica que se da en público joven y adulto: "Muchos señores vienen y nos dicen de broma, "ay, nunca pensé que me pudiera meter algo por el culo" y nosotros les decimos "mire usted qué finito y qué cómodo". La tienda está repleta de juguetería unisex y los productos más exitosos son las bolas tailandesas, mal llamadas bolas chinas. "Es un juguete antiquísimo y se van introduciendo en el ano uno a uno, se van agrandando según llega al tope y en el momento del orgasmo se extrae y generan un orgasmo muy expansivo en el ano porque está plagado de terminaciones nerviosas", explica pedagógico Óscar.

En el fondo del establecimiento hay dos cosas. 1. La esquina BDSM, la práctica de sadomasoquismo sexual. Es decir, sexo duro hasta llegar a la humillación. Y 2. Un pequeño taller con fotografías que suele tener un uso divulgativo (talleres de cuerdas, de felación, de comunicación en pareja) Más allá del objetivo concreto y último de venta, hay también un esfuerzo de divulgación. De vivir el sexo de una forma amplia, libre, con o sin accesorios, igualitaria y sin barreras. "Nosotros somos como curas, nosotros nunca decimos quién viene ni a lo que viene, ni preguntándolo un amigo que ha venido. Eso sí, podría decirte que nuestra clienta más habitual es una señora de 96 años y se lleva sus cositas, claro que sí", sentencia el trabajador de Amantis.

 
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