‘Por los pelos’, la nueva comedia sobre los trasplantes capilares en Turquía: “Veía más real contar con actores que tuvieran pelo”

Madrid

La región de Capadocia, la mezquita Azul, la Santa Sofía o el Gran Bazar. Son algunos de los reclamos turísticos de Turquía, sus símbolos internacionales. Pero, en los últimos años, ha aumentado el número de hombres que acuden a las clínicas turcas para someterse a trasplantes capilares. Y no es solo un nuevo atractivo turístico, también es el germen de ‘Por los pelos’, la nueva comedia de Nacho García Velilla.

Con un elenco compuesto por Antonio Pagudo, Eva Ugarte o Leo Harlem, el director maño reflexiona, en clave de humor, sobre el amor propio y la aceptación física. Tres hombres, Juanjo, Sebas y Rayco, cruzan el Mediterráneo para someterse a injertos capilares. Durante el viaje descubrirán que el problema no está fuera de sus cabezas si no dentro.

“Estuve en cuatro clínicas, hablando con los médicos y enfermeros. Tienen de las mejores clínicas del mundo, la atención era buena y la gente salía feliz”, explica Velilla sobre el proceso de documentación previo al rodaje. En Turquía, donde la mano de obra es más barata, los costes de las operaciones son menores, aunque apunta el director que usan tecnología punta.

Sobre el origen de la trama, Velilla señala que surgió tras una conversación con Mikel Lejarza. “La idea viene de un calvo”, comenta entre risas. Tras comprobar que la calvicie era un denominador común en su círculo cercano, decidió investigar sobre las clínicas turcas, una solución para muchos hombres desesperados. “Empecé a mirar datos que decían que en Turquía se operaban 500 mil personas”, señala.

Por su parte, Pagudo interpreta a Juanjo. Un cuarentón al que su mujer, Imma, ha llenado de inseguridades y complejos. Ella, encarnada por Eva Ugarte, es aficionada a los retoques estéticos y piensa que un marido calvo la condena a una vejez prematura. “No sería amiga de la mujer que interpreto, es buscar la perfección fuera cuando siempre está dentro”, explica Ugarte.

Falsos calvos

“Me hacía mucha ilusión ser calvo, tengo mucho pelazo, tengo suerte”, añade Pagudo entre risas. Y no es para menos porque, paradójicamente, Velilla no quería contar con actores calvos: “Veía más real contar con actores que tuvieran pelo”, explica entre risas. Ya, en tono más serio, matiza que para representar las distintas fases del proceso clínico, esta opción era más realista.

“Era un proceso complicado pero a mí me apetecía, nos hicieron unas calvas guapísimas”, comenta Agudo. Cuestionada por la reivindicación social del guion, Ugarte señala que “hay ganas de reírse para normalizarlo, es una historia de autoestima, donde se mete la filosofía”, culmina.