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Los alcaldes y las hijas predilectas

"Almudena Grandes no sólo representa un tipo de Madrid sino que lo simboliza. Es un Madrid popular, histórico, un Madrid que siempre ha estado ahí, es el Madrid que va de Galdós al Penta pasando por el Puente de los Franceses, y por tanto una manera evidente de ser madrileña. Siendo del Partido Popular, resulta que el alcalde Almeida es menos popular que Almudena Grandes. Lo vemos en que Almeida tiene menos votantes que lectores tiene Almudena"

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Barcelona

La diferencia entre un alcalde y un hijo predilecto es que el hijo predilecto representa a una ciudad y un alcalde representa a un partido. Esto no es siempre así, pero casi. Por ejemplo, Almudena Grandes no sólo representa un tipo de Madrid sino que lo simboliza. Es un Madrid popular, histórico, un Madrid que siempre ha estado ahí, es el Madrid que va de Galdós al Penta pasando por el Puente de los Franceses, y por tanto una manera evidente de ser madrileña. Siendo del Partido Popular, resulta que el alcalde Almeida es menos popular que Almudena Grandes. Lo vemos en que Almeida tiene menos votantes que lectores tiene Almudena. Por otra parte, llamarse José Luis lo podría hacer un señor de Cuenca (estaba pensado en José Luis Coll), pero para llamarse Almudena se requiere vocación de ciudad. Quizá, en lo tocante a la obra, debamos admitir que Almeida ha producido más obras que Almudena, y eso que ella no se quedó corta. Sólo hay que ver cómo están las calles de Madrid. No siempre fue así. Ahí está la canción de Loquillo (bueno, la letra es de Sabino Méndez), que lleva por título precisamente En las calles de Madrid, donde aparecen Ceessepe y Pepe Risi, pero no se dice nada acerca de ningún tipo de valla. Se distinguen, grosso modo, dos tipos de alcalde, el que pone vallas y el que tiende puentes. Siempre que digo grosso modo, me acuerdo de Alfonso Grosso, el escritor sevillano, que también explicó una Sevilla. Y cada vez que pienso en Alfonso Grosso me viene a la cabeza la silla de su novela. Si los alcaldes llenaran las calles de sillas en vez de poner tantas vallas, la gente se podría sentar a leer, o a comer pipas, que es como leer la vida. Yo no soy madrileño, ni nada de eso; pero, grosso modo, uno no es de ninguna parte. A lo mejor, de un banco en un parque.

 
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