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Real Madrid-4 Celta-0

Cuatro bodas merengues y un funeral celeste

El Celta realiza un partido deficiente en el Bernabéu

MADRID, 10/03/2024.- El defensa alemán del Real Madrid Antonio Rüdiger (c) celebra su gol durante el partido de la jornada 28 de LaLiga que Real Madrid y Celta de Vigo disputan hoy domingo en el estadio Santiago Bernabéu. EFE/Chema Moya / Chema Moya (EFE)

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El partido es de cuatro celebraciones madridistas y un funeral celeste que, por lo comentado por jugadores y entrenador al acabar el partido, hay muchos que no se han dado cuenta de que estaban de funeral y no de boda. Hay derrotas que duelen mucho. Y esta es una de ellas. Si bien es cierto que fue merecida para el Real Madrid y que incluso pudo ser más abultada, el Celta de Benítez se olvidó de competir. No lo hizo ni en la primera parte y mucho menos en la segunda mitad. No es normal que el equipo se conformara con no atacar y con mantener el 1-0 que, visto lo visto, hasta era la mejor noticia del encuentro. Sin apenas posesión, sin apenas cruzar el centro del campo y sin apenas intimidar al Madrid, el Celta vivía de las paradas de Guaita y de los cortes y las anticipaciones de Starfelt. Y poco más. Pero lo más bochornoso es que, con el 1-0, Benítez no intenta cambiar cosas para intentar empatar y un Madrid cansado y cansino no sufría nada contra el Celta. Era un combate que el Celta era conocedor que tenía perdido a las cartulinas y parecía que firmaba llegar 1-0 al último asalto. En el minuto 79, el Celta vuelve a conceder el enésimo córner, y Rudiger remata solo de cabeza pero acaba siendo gol en propia meta de Guaita. Y ese gol en el 79 descompuso al Celta. Si ya no lo intentaba apenas con el 1-0, con el 2-0 era ya un imposible.

Pero el problema es que el equipo no supo leer la importancia de los goles porque se está jugando con el Cádiz el diferencial general al que llegaba con un +9 después del 2-0 de los gaditanos. Y ya con 2-0 era un partido para cerrar la persiana y que no pasase nada más. Pero este Celta bajó los brazos incomprensiblemente y dejó al Madrid a sus anchas. Y esto le costó caro. En el 88 llegaba un autogol de Carlos Domínguez y, cuando faltaba un suspiro para acabar el añadido, el Celta en una acción indecente por su indolencia permitió a Arda Guller marcar su golito en el Bernabéu. Si llega a durar unos minutos más hasta podría marcar Lunin si se animaba a subir en un córner.

El Celta palmó 4-0 y pudo ser peor. Y no vale apelar al factor suerte porque el Madrid te mató a balón parado: el gol en el córner de Vinicius al tercer remate, el autogol de Guaita en un córner, y la falta frontal que Guller transforma en el cuarto. El tercero fue de un centro lateral y autogol. Cuatro bodas y un funeral celeste, pero sin música de Wet, wet, wet. Tarde para olvidar aunque sea complicada por las sensaciones horribles que dio el equipo y por los mensajes de bajar los brazos al final.

 
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