Tiago Splitter: "En el Baskonia me formé como jugador y como persona"

Vitoria-Gasteiz

Declaraciones a la entidad azulgrana de un jugador que marcó época y que consiguió nueve títulos para el club gasteiztarra. El sábado, sesión de fotos y firmas en la tienda de la calle General Álava (18:30 h) y el domingo rueda de prensa con los medios de comunicación de la capital alavesa.

- ¿Qué sensaciones tiene a unas horas de que el club retire su camiseta?

- Me siento muy orgulloso, lo veo como un premio muy especial. Estar en lo más alto del Buesa Arena es algo increíble. En Vitoria crecí como jugador y como persona, estoy muy orgulloso. Tengo un cariño muy especial a Vitoria y al club.

- Además en una edad muy particular en la que se formó como deportista y como persona.

- Son siete años en teoría pero, desde que firmé en las categorías inferiores y hasta que me marché fueron en realidad diez años. Llegué con quince y me marché con 25. Fueron 413 partidos que me permitieron aprender a jugar, a pasar a ser un profesional y adquirir la base para luego seguir en EEUU. Allí forjé mis primeras batallas y crecí como persona.

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- Además fue la época dorada del club y acumuló varios trofeos, ¿verdad?

- Sí, nueve, que son bastantes. No está mal. Fueron años peleando por todo, con un grupo increíble. Aprendí a entrenar, pelear y ganar. Cuando tienes un grupo de jugadores tan potentes, los títulos son una consecuencia lógica.

- ¿Cuál fue el más especial de todos?

- El último, la liga en casa. Jugué muy bien, fui MVP y guardo un gran recuerdo. Aún tengo imágenes de las celebraciones y de las fotos con los trofeos. Pero la Copa del Rey que ganamos en Madrid fue impresionante. Había muerto recientemente mi hermana, vinieron mis padres desde Brasil a acompañarme y recuerdo perfectamente el abrazo que me dio Pablo Prigioni. Esos dos son los que guardo en mi mente de manera especial.

- Compartirá techo del Buesa con Prigioni, Vidal, Rakocevic y Scola. Menudo equipo, ¿no?

- Eran todos enormes. Ahora ya tendremos el quinteto hecho. Todos ellos tienen mi cariño. Pablo era un base que me dio miles de asistencias, Sergi me ayudó mucho al llegar a Vitoria porque era joven y él también era de los menos experimentados de la plantilla. Rakocevic era un anotador nato que me enseñó mucho, abría espacios para mí y era un fenómeno. Con Scola me forjé como pívot. Me pegué con él desde el primer día y aprendí a jugar en la pintura. Me enseñó a ser un gran profesional en los entrenamientos, en el tema de comer, descansar y esas cosas. Cuando se marchó me quedé yo un poco con esa responsabilidad.

- ¿Momentos especiales y curiosos que queden ahora en su mente?

- Tengo muchos porque la base de mi carrera inicial fue allí. Recuerdo pretemporadas corriendo por los montes, viajes históricos con escalas, paradas, hoteles, comidas, cenas, compañerismo. Son las cosas que marcan y las que generan amistades para toda la vida.

- ¿Qué espera del acto del domingo?

- Cuando vea mi nombre y mi número -el 21- será especial. En los entrenamientos y tras algunos partidos, nos hacían subir las escaleras para estar en forma. Me conozco de sobra la parte alta del pabellón, mi camiseta quedará cerca para siempre. Recuerdo multitud de victorias, derrotas y muchas otras cosas.

- ¿Cómo cree que le recibirá la gente en las gradas?

- Guardo un cariño enorme por toda la afición del Baskonia, por las características de su gente. Tener una afición que va todos los días a apoyar a su equipo y que sabe tanto de basket, es tremendo. Años y años en la misma línea. Y seguro que va a ser por mucho tiempo porque el equipo es competitivo. Unos años más y otros menos aunque la gente siempre está ahí apoyando. De ahí el conocido dicho del "carácter Baskonia". Estoy muy emocionado por volver a ver a viejos conocidos, la verdad. Me siento muy agradecido.