Sulejmanovic: "En esta vida no hay nada imposible"
Bilbao Basket viaja a Barcelona este domingo en busca de un billete para la Copa que no depende de si mismo
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Sulejmanovic quiere pulir defectos para que Bilbao Basket siga creciendo
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Para alguien que ha sufrido en sus carnes una guerra, el miedo en un partido de baloncesto debe ser cuestión menor. Eso no significa que el rendimiento profesional se vea afectado. Sulejmanovic, pasó en su día por la cantera del Barça, pero no es el único de los 'hombres de negro' que se formó en la cuna blaugrana. El último en llegar ha sido Agustín Ubal, el base uruguayo está actualmente cedido del conjunto culé, Hakanson salió de allí por que no iba a tener sitio en una plantilla de Euroliga, y Rabaseda llegó a jugar cuatro temporadas con aquella camiseta.
“Cuando me llegó la oferta, fue difícil de rechazarla. El deseo de la mayoría es estar en ese vestuario, compartirlo con esos jugadores tres años fue increíble... como vivir tus sueños. Todos tienen una imagen de que no son buenos tipos, que no quieren ayudarte, pero es todo lo contrario. Cuando yo estuve allí, desde el primer jugador hasta el último siempre estaban dispuestos a echarme una mano sobre cómo tenía que hacer las cosas dentro y fuera de la pista, así que estoy agradecido de tener esa oportunidad en mi carrera y conocer personas como esas en mi vida. Aprendí mucho de esa experiencia”.
Esta es su segunda etapa en Bilbao. No está siendo como él esperaba. No llegó en buen estado del Europeo. El pívot bosnio estuvo convocado, pero no dispuso de muchos minutos. Llego a Bilbao con la liga a punto de arrancar y sin ritmo. “Me siento mucho mejor ahora. Me torcí el tobillo ante el Bahçesehir. No quería parar y me ha llevado más tiempo de recuperación del deseado. Me entrenaba poco, un día o dos antes de los partidos, no podía venir antes de la sesión y quedarme al finalizar como me gusta, así es imposible coger ritmo de competición”, apunta Sulejmanovic.
Y eso no lo lleva bien. Quiere siempre estar un poco mejor en cada partido y esa irregularidad le corroe. "Esté bien o mal, intento que nunca falte la energía. Trabajo todos los días para estar mejor y que la imagen de mi equipo sea buena”, puntualiza.
Un milagro
Surne dejó en Girona la mayor parte de sus posibilidades, por no decir todas, de meterse entre los ocho primeros y disputar la Copa. Resta tan solo una jornada y no depende de sí mismo. La combinación más factible es ganar en el Palau y que el Valencia pierda en casa contra el Zaragoza, porque en caso de empate a victorias con el Valencia superarle el basketaverage parece imposible. Los de Mumbrú le sacan 32 puntos de diferencia. Incluso la primera premisa, ganar en Barcelona, parece incluso más posible que la segunda, que el Zaragoza gane en Valencia.
El jugador bosnio jugó aquel partido en el que Bilbao Basket logró el billete para la última Copa que disputó. Fue en 2020. El 11 de enero de aquel año Surne asaltó el Palau blau grana. En un final de infarto se adueñó del marcador por 92-94, con 20 puntos de Boutelle y 18 del pívot Ben Lammers. "Fue una lástima no haber aprovechado esa oportunidad que pasaba por ganar en Girona. En esta vida nada es imposible, si crees, confías y trabajas con energía, las cosas te llegan. La victoria de hace tres años fue un regalo para nuestro trabajo. Si ganamos en el Palau, vamos a estar más acerca de nuestro objetivo real -la permanencia- y, si además nos lleva a la Copa del Rey, maravilloso. Para ello debemos corregir errores y mejorar, y si al final no entramos en la Copa no se puede decir que es una catástrofe”, finaliza Sulejmanovic.