Ansiedad y miedo a la muerte, las patologías que atendieron los psicólogos de Bizkaia durante el confinamiento
Un total de 504 personas solicitaron la ayuda que se ofrecía a través de Psikobizi, un servicio gratuito creado por Colegio de Psicólogos para atender las necesidades de la población ante la alarma sanitaria y confinamiento
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Un total de 504 personas solicitaron ayuda en el servicio puesto en marcha por el Colegio de Psicólogos de Bizkaia durante el confinamiento / EFE
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Bilbao
La ansiedad, seguida del miedo a la enfermedad o la muerte, fue el principal motivo de petición de ayuda al Colegio Oficial de Psicología de Bizkaia durante el período más duro del confinamiento por el coronavirus.
Un total de 504 personas solicitaron esa ayuda, que se ofrecía a través de Psikobizi, un servicio gratuito creado por el citado Colegio para atender las necesidades psicológicas de la población ante la alarma sanitaria y confinamiento, y atendido por el Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (Gipec).
La vicedecana del Colegio, Nerea Pérez Uría, ha destacado este jueves en una conferencia de prensa telemática que el objetivo del servicio, que estuvo activo de 20 de marzo al 15 de mayo, era ofrecer orientaciones "ante una situación de incertidumbre y confusión" e intentar que las personas "recuperaran el equilibrio y la capacidad de adaptarse a lo que tenían por delante".
Según los datos expuestos, el 74 % de los solicitantes fueron mujeres, que pedían ayuda para sí mismas o para sus familiares, y el 42 % vivían el confinamiento en familia, pero "aún así, no se sentían bien". Un 17 % vivía en soledad, un 12 % en pareja y un 29 % en otras situaciones.
El servicio atendió a personas de todas las edades, desde niños a "muy, muy mayores", pero el grueso tenía entre 35 y 59 años (46 %). De ese porcentaje, la mayoría tenía entre 40 y 49 años.
En la franja de 60 a 69 años bajó mucho la demanda y se incrementó de nuevo a partir de los 70 años.
Los motivos de petición de ayuda fueron variados, pero el primer lugar lo ocupa la ansiedad, una reacción que, según la vicedecana, es "natural ante la incertidumbre y la tensión", y viene acompañada de sobrecarga emocional y estrés.
Después se sitúa el miedo tanto a la enfermedad como a la muerte, propia o de familiares, y el duelo por no haber podido acompañar y despedir a los seres queridos que han fallecido.
El confinamiento también agudizó patologías previas, en pacientes oncológicos o procesos de divorcio, por ejemplo, y la soledad en personas mayores ya vivían solas.
También prestaron ayuda a menores en situación de vulnerabilidad con tratamientos suspendidos por la pandemia y personas con adicciones a las drogas.
Para Pérez Uría, la lección que se ha extraído de este servicio es que la psicología representa un "recurso más para afrontar problemas a los que no estamos acostumbrados, así como para saber cuidarnos, cuidar y cuidarse".
Según ha dicho, el servicio se reactivará si es necesario en las próximas semanas o meses, porque ha advertido de que "el estado de alarma se va, pero sigue el estado de alerta social, con incertidumbres y el sistema emocional alterado" y ha añadido que aún se puede agravar más por un posible empeoramiento de la situación laboral o económica".